El temblor de tierra que vivió la costa del sur de Gran Canaria en la madrugada del pasado lunes, y que alcanzó una magnitud de 3.6 en la escala Richter, resulta para los especialistas irrelevantes en términos de peligrosidad para la población, y positivos para aliviar las tensiones en las capas profundas.
Juan Carlos Carracedo, doctor en Ciencias Geológicas por la Universidad Complutense y miembro del Grupo de Investigación Geomorfología, Territorio y Paisaje en Regiones Volcánicas, Geovol, afirma que este episodio, que llamó la atención por la inusual ubicación, "es lo mismo de siempre", lo propio de "un archipiélago activo". Además añade que "afortunadamente", estos pequeños movimientos, "impiden que los haya más gordos".
En Canarias se producen al año 127 movimientos telúricos de media, según la estadística realizada sobre una década de trabajo entre el 1 de enero de 2001 y el 1 de julio de 2011. Esto representa menos de uno al día, salvo en casos puntuales como el del volcán de La Restinga, o mucho más cerca en el tiempo, el sucedido del pasado 2 octubre con el llamado enjambre sísmico, una sucesión de 92 eventos en apenas cinco horas, algo, "anómalo", según el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), "pero que no debe llevar a alarma social". De hecho, ninguno de ellos fue sentido por la población.
Esa cadencia, pues, es variable, según se refleja en la estadística de los últimos diez días del Instituto Geográfico Nacional, con ocho movimientos en el ámbito de Canarias, de los cuales tres superan los 3 grados: uno al oeste de Lanzarote de 3,5 grados el 13 de noviembre, jornada en la que se reportan dos más de menor intensidad en el norte de Tenerife y entre esta isla y Gran Canaria; otro el pasado martes cerca de Agaete, de 3,1 grados; y el citado episodio del sur grancanario, con 3,6. Este último aún queda algo por debajo del 3,9 grados cuyo epicentro se situaba en las aguas de Santa Cruz de Tenerife, muy pegado a costa, este mismo 30 de octubre pasado.
En cualquier caso, Carracedo entiende que "los únicos movimientos sísmicos que se deben mencionar como de riesgo son los que superan los 5 grados. Luego, por debajo son solo registros instrumentales que sirven para investigar". Además aclara que con esas magnitudes tampoco alcanzan entidad suficiente para recibir el nombre de terremotos, "sino de microsismos".
El doctor en Ciencias Geológicas advierte que hay que tener en cuenta que las escalas utilizadas para calificar estos movimientos son logarítmicas, de tal forma "que uno de 3 grados es diez veces más que 2. Y si hablamos de 5 es muchísimo más fuerte que de 3 grados".
Ahora bien, sí que habría que investigarlo en el caso "de que se repitieran muchos episodios en una zona muy concreta".
De la misma opinión es Luis Cabañas, del Instituto Geográfico Nacional. Cabañas explica que el canal entre Gran Canaria y Tenerife es la zona que más registros produce, y no tanto en el sur grancanario, de ahí la repercusión que ha tenido éste último, "al ser sentido en diferentes localidades".
Pero al respecto informa que la "sismicidad es dispersa en el archipiélago canario y no le damos demasiada importancia si no lleva aparejada una serie".
Y justifica el hecho de que se haya comunicado la existencia de este temblor por parte del propio Instituto, a que "todos aquellos movimientos por encima de la escala 1,5 grados son sistemáticamente incorporados a la web del Centro Nacional de Información Geológica, como encargados de la red sísmica" del país, para recalcar que este último movimiento ha sido "irrelevante".
Cabañas ilustra que la naturaleza geológica de las islas da pie a dos tipos de fenómenos sísmicos diferenciados, de naturaleza volcánica, y los tectónicos, que "probablemente se deba achacar el origen de éste último", en Gran Canaria.
