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Ingenio

El Museo del Agua muestra el cultivo de la caña de azúcar y la molienda

La primera fase del proyecto recupera los dos inmuebles del Molino de los Díaz

El Museo del Agua muestra el cultivo de la caña de azúcar y la molienda

El anuncio de la inminente licitación de la primera fase del Museo del Agua y el Azúcar de Ingenio, realizado esta semana por el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento, supone la confirmación de un anhelo largamente esperado por el consistorio. Desde hace más de 10 años los sucesivos gobiernos municipales han acariciado la idea de crear un espacio expositivo que ponga en valor el rico patrimonio hidráulico del municipio y destaque su indispensable papel en la evolución histórica de Ingenio.

La primera fase, que podría estar terminada en el plazo de un año a partir de la adjudicación de los trabajos si se cumplen los plazos indicados en el proyecto civil de la obra, se centrará en acondicionar el Molino de los Díaz, un inmueble de planta única distribuido en dos unidades de 106 metros cuadrados edificadas sobre una parcela de 292 metros cuadrados. Este primer recinto -cuando todas las fases estén concluidas el museo tendrá en total dos molinos, una casa con granero y una vivienda de estilo tradicional- incluye toda la maquinaria habitual del molino, la casa del molinero y una huerta. De acuerdo con los responsables del proyecto, este espacio "servirá para mostrar a los visitantes aspectos relacionados con la molienda y el cultivo de cereales en Ingenio".

Molino, casa y huerta

En la actualidad el inmueble sigue conservando su estructura original. Desde la calle se accede a un patio abierto que conecta la casa del molinero con la sala donde se encuentra la maquinaria del molino. En la zona de vivienda hay una estancia principal a través de la cual se puede acceder a dos dependencias traseras que comunican con un patio interior al aire libre. El molino está compuesto por dos zonas a distinto nivel conectadas a través de unos escalones. Es debajo de la parte ubicada a mayor nivel, en la que se ubica la maquinaria del molino, donde se encuentra el rodezno que entra en contacto con el agua y hace girar el molino.

La idea, explican los promotores, es conseguir que los visitantes puedan ver y tocar los elementos originales del molino, pero también "oler el aroma del millo recién tostado o del gofio en la tolva, sentir el murmullo del agua en la cueva o ver como se cultiva el cereal en la huerta". Para ello, los diferentes ámbitos que conformarán las zonas expositivas del inmueble de los Díaz -el molino, la vivienda, sus respectivos patios y la huerta- estarán divididos en módulos temáticos que entrarán en detalle sobre cada aspecto de la vida molinera.

El patio del molino contará con un módulo dedicado al agua que mueve el molino, con una explicación sobre la física hidráulica acompañada por elementos como el bocín. Además, otro módulo mostrará las piedras originales.

A continuación, el molino en sí estará dividido en cuatro zonas expositivas. En una de ellas podrán verse sacas de millo, pesas, mesas de cuentas e incluso trampas para ratones, en una representación fiel del ambiente que tenía la instalación cuando se encontraba en funcionamiento. El siguiente módulo repasará el proceso de la molienda, detallando las partes de las que se componía el molino y los trabajos de mantenimiento que era necesario realizar en la piedra cada cierto tiempo. El área se completará con diversos instrumentos de pesaje y una zona multimedia en la que se podrá visualizar el molino en funcionamiento.

La zona de la casa contará con tres módulos. Aparte de mostrar cuáles eran las dependencias de la vivienda, este espacio resumirá la importancia histórica que tuvo la villa como granero de la Isla y recogerá la localización de todos los molinos que hubo en el municipio.

En el patio de la casa es donde se encuentran dos dependencias fundamentales de la vivienda, la cocina y el baño, aunque este ha desaparecido por completo. El proyecto del museo recuperará el lar con mobiliario original y los utensilios tradicionales con los que se preparaba la comida y, a través de un sistema de sensores de movimiento, transmitirá a los visitantes la importancia de los molinos como lugar de encuentro social. Por último, la huerta de la vivienda recreará el funcionamiento de las acequias que se usaban para regar las zonas de cultivo.

Hasta que llegue el día en que los primeros visitantes puedan recorrer este museo aún queda por realizar una obra que cuenta con un presupuesto de ejecución de 162.000 euros. Con este dinero, procedente de las arcas autonómicas, se repararán los enfoscados y los revestimientos, se eliminarán las barreras físicas y las cubiertas serán impermeabilizadas, entre otras actuaciones.

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