El Casino celebró su primer centenario a comienzos de esta década. ¿Cuál es el presente de la institución?
Actualmente muchos no entienden el servicio ciudadano que está haciendo el Casino. Yo les digo que aunque no es la necesidad que había antes, porque ahora tenemos montón de infraestructuras más, sigue cumpliendo una labor social. Hay muchas personas mayores que vienen a jugar a la baraja -y no vienen más porque no quieren-, se celebran actos solidarios de todo tipo de colectivos, tenemos grupos de música, se imparten clases de zumba, hay una murga que ensaya en el local, que se abre como espacio de bodas por una cantidad simbólica, y también tenemos la cafetería. El Casino de Agüimes está muy vivo.
El Ayuntamiento ha incluido el derribo del actual edificio en los proyectos que forman parte del Fdcan. ¿Cómo se recibió esta propuesta?
Me parece que incluir el derribo en los fondos del ITE como si ya estuviese materializada la inversión, cuando nosotros aún hemos firmado ningún documento, fue un poco precipitado. Es evidente que no nos oponemos a la idea: cuando estaba el anterior alcalde, Antonio Morales, ya le hicimos saber que no teníamos oposición si el Ayuntamiento nos hacía otro edificio donde poder desplazar las instalaciones del casino. Actualmente estamos negociando para que nos permuten la Casa de la Cultura haciéndole algunas reformas, pero decir que ya está metido dentro de unos fondos públicos sin haber firmado documentación alguna me parece un poco precipitado. Espero que no haya ningún contratiempo y que la asamblea general, cuando se plantee esto, no ponga objeciones.
¿Cuál es la actitud del Casino hacia esta iniciativa municipal?
Siempre la hemos visto bien, porque todas las directivas que hemos estado vemos que la alternativa que se nos ofrece no es mala. Yo la veo positiva -y mayoritariamente la gente se manifiesta así- porque si el Ayuntamiento nos facilita el otro local podremos tener una distribución del espacio mejor que el que tenemos ahora. No vamos a perder nada, porque está dos pasos más arriba, y vamos a salir ganando todos.
Pero aún queda mucho por concretar, ¿verdad?
Sí, evidentemente. No hemos firmado nada, pero estamos dialogando y hay buena sintonía. Va todo en camino, de hecho estos días el alcalde me ha solicitado volver a tener una entrevista para ir avanzando en este tema.
¿Qué tipo de contactos han mantenido con las autoridades?
Han sido siempre con los alcaldes. En pleno boom del ladrillo, la primera oferta que recibimos consistía en que podríamos elegir el arquitecto y el emplazamiento, pero todo el mundo sabe lo que pasó con la crisis. La oferta que tenemos ahora, que yo se la propuse en su día a Morales, es hacer un cambio por la Casa de la Cultura. A él no le parecía bien, porque creía que el municipio necesitaba esas instalaciones, pero el nuevo alcalde sí lo ve correcto y estamos trabajando en esa vía.
¿Qué ventajas tendría esta propuesta de permuta?
Creo que es la que más nos satisface, porque seguiríamos estando en la plaza. La gente no quiere perder este sitio. Además, se trata de un edificio en el que con unos retoques vamos a tener dependencias para todo: salas de juegos o de lectura, además de que el teatro se podría modificar y tendríamos un salón de actos fabuloso que se pueda utilizar para ensayos de murgas. Podríamos hacer un convenio entre la entidad y el Ayuntamiento para que sea utilizado siempre.
