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Arucas

Expediente lechuga

El Cabildo pasea a 4.000 niños al año por la Granja Experimental

La Granja Agrícola Experimental del Cabildo lleva años recibiendo a niños en sus instalaciones para explicarles que la lechuga nace, crece y se desarrolla, que las abejas polinizan las flores, que los atunes no brotan de los árboles y que las plataneras no provienen de Alemania, como sugería ayer un niño del colegio de Santidad, Arucas, sino del sudeste asiático.

Ayer era el turno del citado colegio de primaria, que llevó al tajo a 37 alumnos que se lo pasaron mandarina y que forman parte de los más de 4.000 alumnos anuales que pasan por allí gracias al programa insular Conoce La Granja.

El geógrafo y educador ambiental del Cabildo, Daniel Perera, es el que pone voz al "maravilloso mundo de las flores", como él mismo lo califica, guiando al personal por un universo paralelo de raíces, tallos y flores que logra encandilar a los enanos. Los de Santidad, al igual que los de todos aquellos centros más metidos en isla no tanto, pero para muchos de los que llegan de la capital, la entrada en la granja puede suponer toda una caterva de fuertes sensaciones. O muy fuertes cuando se dan de bruces con crueles arañas XL que mantienen inmovilizadas sus capturas en siniestros capullos de color negro, lombrices que asoman el hocico entre plantones, perenquenes que trepan paredes de manera incompresible y bichos en general que les causan repelús y ligeros episodios de pánico, en lo que vendría a ser un terrorífico expediente lechuga.

Por no hablar del fatídico encuentro en tercera fase con el cochino negro, cuya profunda fos, cuando llega de sopetón a narices inocentes, puede producir tonturas y colapso de napias entre los enanos más urbanitas.

Son niños que en ocasiones, como apunta Perera, ni conocen los ingredientes que se manejan en la cocina, que no ven pelar ni las papas ni las zanahorias, que en definitiva no tienen noción alguna de dónde viene y cómo se elabora la comida, que no conocen la forma de una cebolla.

Ah, pero no fue el caso ayer de los alumnos del colegio aruquense, es más, como el pequeño Arisay Flores de tercero de primaria sentenció, "el colegio de Santidad lo peta en la granja", con un alumnado muy entregado y pendiente de la asignatura de entrante, los plantones y su mecánica, impartida por el no menos entusiasta técnico del Cabildo de Gran Canaria Pepe Corcuera.

Sentados en torno a una media selva de flores y verbenas vegetales se les mostraba las partes de las plantas, y lo que se come: de unas las raíces; de otras los tallos; de algunas las hojas; y de muchas los frutos, para luego pasar a una clase magistral de plantación sobre el terreno.

De haber una hectárea la hubieran alfombrado, enlechugando los terrenos preparados de antemano y para pasar luego o a otra sesión teórica sobre la platanera para saber quién es esa señora con pendientes de hasta metro y medio de dorados plátanos enjoyados.

Ahí se armó una buena, cuando Perera les ilustró que de los tres plantones por mata el que estaba cortado era la abuela. La que tiene el fruto la madre, y que viene en chico al lado es la hija. El caso es que cada platanera da un racimo y muere, en otro casi macabro episodio de una naturaleza que siempre regala un drama.

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