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Santa María de Guía Exposición

El abogado que retrata a sus vecinos con tinta china y plumilla

Eugenio Aguiar expone en el Gabinete Literario una treintena de dibujos de la vida cotidiana de Guía y de la capital grancanaria

Eugenio Aguiar, en una de las habitaciones de la vivienda familiar en las que trabaja su afición a la pintura, en San Roque de Guía. SABRINA CEBALLOS

Retratos de personajes populares, paisajes urbanos con una arquitectura singular como pueden ser las calles de Guía y del casco histórico de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, escenas del campo, el mar, y de la vida cotidiana. El doctor en Derecho por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y profundo aficionado desde pequeño a la pintura, Eugenio Aguiar (Guía, 1956) inaugurará el miércoles en el Gabinete Literario de la capital una exposición muy singular que recopila una treintena de láminas pintadas a plumilla y con la clásica tinta china "de bote".

Eugenio Aguiar es un amante de la mirada, de los rostros que tienen una gran fuerza y, sobre todo, de las imágenes que exteriorizan una especial personalidad. "La figura en movimiento se ha convertido en un reto para quien que trabaja en imágenes estáticas desde que en el siglo XIX se inventó la fotografía", asegura este Doctor en leyes con sobresaliente cum laude por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y que, además, nunca dejó de lado su formación pictórica en Madrid y en la Isla, porque ha sido su gran pasión personal.

El retratista guiense admite que siente una especial fijación por el dibujo, siguiendo especialmente la estética que le aportaban los artistas surrealistas, si bien luego derivó "en lo que en aquel momento me pareció una pretendida antítesis Van Gogh-Gaugin". La evolución artística le condujo hacia la Escuela Indigenista Canaria, con la referencia de Jorge Oramas. Y más tarde, asegura que el estudio del aguafuerte y la punta seca de los grabados le puso a los pies de Goya, el surrealismo, el expresionismo alemán y las composiciones impregnadas de un posible dibujo y estructura académicas.

La exposición en el Gabinete Literario reúne un buen número de retratos en los que se identifica la singular sicología de los personajes. En unos casos, a través de personajes conocidos en su entorno cotidiano y, en otros, de individuos anónimos a los que inmortaliza con su fortaleza exterior e interior. "Es cierto que el rostro humano es un motivo de gran fascinación para los artistas de todos los tiempos y tendencias". Pero, matiza que "el rostro artístico no se sitúa dentro del ámbito fotográfico", y guarda "una gran complejidad y, aparentemente, parece imponerse a la posible creatividad del autor". Pese a todo, aclara, "el ser humano necesita de una forma de permanencia y atemporalidad de su identidad; por ello nace el retrato".

Eugenio Aguiar estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, para profundizar posteriormente esta técnica con el grabador Dimitri Papageorgius. Y más tarde se adentró en la pintura al óleo con Pancho Ortuño, discípulo de Fernando Zóbel, el creador del Museo de Arte Contemporáneo de Cuenca y ejerció de dibujante de campo en excavaciones arqueológicas de la Universidad Complutense de Madrid. A esta actividad se suma el diseño publicitario.

El dibujante ha realizado exposiciones en el Casino de San Juan de Luz, en Francia; y en la Sala Yurfa, de Las Palmas de Gran Canaria, entre otros lugares.

"Los artistas han usado diferentes recursos para conseguir la figura en movimiento. Por ejemplo, Marcel Duchamp repetía al secuencia de una imagen en 'Desnudo bajando una escalera'. Pero lo que transmite sensación de movimiento en una figura es que su estructura interna sea dinámica, con una mayor angulación entre el eje principal de las figuras y las articulaciones. No hay reglas fijas en las variaciones que se pueden conseguir a partir de la estructura básica. Esta dificultad intenté superarla en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde un grupo de alumnos dibujábamos desnudos al natural".

La exposición se inaugura el miércoles en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, y permanecerá hasta el 1 de febrero. En ella se observan muchas semejanzas con la técnica de uno de los grandes pintores de la historia, Vincent Van Gogh. La muestra titulada 'Dibujos al natural' reúne una treintena de dibujos a tinta china pintados a plumilla, como escribían los escribanos de antaño. "Los dibujos plasman la visión de la cotidianidad, mediante escenas y temáticas habituales de cualquier área urbana. Con espacio arquitectónicos como el Puente de Piedra de nuestra niñez, las azoteas y patios. No faltan las visiones del mundo agrícola y costero, como pueden ser la obras 'Las campesinas' y 'Las mariscadoras', ni de anónimos personajes en movimiento como 'Hombre con pipa' y 'Hombre sentado'. Y desde una óptica más intimista, también surge el motivo de la maternidad".

En este sentido, explica que "el autorretrato como el retrato individual o colectivo, persigue plasmar la personalidad identitaria del sujeto retratado". Además, añade, "es una obsesión artística desde Rembrandt, con sus múltiples retratos, hasta Andy Warhol".

Dos de las obras por la que siente especial fijación son las obras 'Inocencio X', de Velázquez, y el 'Autorretrato de la oreja cortada de Van Gogh, pero también se acuerda de Saura, artista del grupo El Paso, que fue a su entender un gran retratista psicológico. "El ser humano necesita de una forma de permanencia y atemporalidad de su identidad; por eso nace el retrato", sentencia.

Eugenio Aguiar comparte su tiempo entre el mundo de las leyes con su gran pasión personal, que es la pintura, como queda plasmado en dibujos que todavía conserva en las paredes de su vivienda familiar situada en el barrio de San Roque, en Guía, donde ha pasado horas perfilando imágenes, paisajes, desnudos femeninos y secuencias abstractas. "No tienen nada de contradictorio. Por lo general, en nuestra sociedad se llega a clasificar cualquier actividad en compartimentos estancos. Desde mi punto de vista, es una perspectiva errónea. Las cosas no son ni blanco ni negro. El ser humano debe tener un conocimiento lo más amplio de la sociedad donde vive. No significa que no se profundice en una materia más que en otra. Se puede ser un buen economista, por ejemplo, y tener una gran percepción de la poesía. En nuestro país, la pedagogía siempre ha estado estratificada en polos opuestos. De hecho, no se debería encasillar los planes de formación de las nuevas generaciones. Creo que el hombre moderno debería estar sujeto a cualquier tipo de información, bajo el soporte que fuera. Lo contrario es empobrecerse".

Cada una de las láminas a plumilla con tinta china le lleva una media de diez horas de trabajo, sin contar los preparativos. Y sobre la composición, detalla que, teniendo en cuenta el color y el espacio, "pretendo colocar cada cosa en su sitio, sin saturar la visión del espectador". Y en cuanto a la perspectiva, manifiesta que "el reflejo de la realidad no es igual para todos. De hecho, la perspectiva como tal en la historia del arte se ha perfeccionado desde el Renacimiento". La finalidad es conseguir la representación de objetos tridimensionales, en una superficie bidimensional, "haciéndose ver su profundidad, que es harto difícil".

También trabaja el tamaño de ciertos elementos o la falsa disminución de la profundidad. "Se suele abusar de la visión plana al plasmar el dibujo; por ejemplo, en la pintura egipcia. En mis composiciones, sobre todo en paisajes urbanos, la perspectiva es un elemento fundamental para dar sensación de realidad".

Una de las obras recoge al detalle una mano, como una muestra de admiración personal por el pintor y grabador Alberto Durero, que vivió una curiosa vivencia familiar de la transformación del mano de su hermano causada por su trabajo en la minería. "Tiene una gran dificultad estética" para proporcionarla con el resto del cuerpo.

Eugenio Aguiar refleja la influencia que tiene de Van Gogh y del surrealismo, de Goya, del expresionismo alemán y de Munch, en este caso como "prototipo del expresionista, independiente". Y, a su vez, de la Escuela Indigenista Canaria, que consiguió que el arte con identidad canaria se adaptara a las corrientes más vanguardistas. "Ya viviendo en Madrid añoraba e idealizaba el concepto de lo canario. La famosa magua canaria. La iconografía que nos proporcionaban Jorge Oramas, Plácido Fleitas y Felo Monzón. Aunque correspondía a otra época, nos proporcionaba un efecto placebo en nuestras ansias de retornar. Me interesaban los colores puros, bermellones, ocres, entre otros colores".

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