A 801 metros de altitud sobre el nivel del mar, los almendros de Tenteniguada se visten de flores blanca y rosadas para regalar a sus visitantes una fotografía única en el año. Cerca de 3.500 turistas decidieron ayer cambiar la playa de Maspalomas por la Ruta del Almendrero de Valsequillo y disfrutar así de las costumbres y encantos naturales del interior de la Isla. Medio centenar de ventorrillos agasajaron a los forasteros con chicharrones, queso, potaje de jaramagos, música y artesanía. En medio del jolgorio, un finlandés de pura cepa, Paavo, aseguró que desde hace 15 años disfruta de sus vacaciones en Gran Canaria por ser "una eterna primavera".

A pesar de "la calima, el viento y lo poco que ha llovido" este año, desveló Fernando Toscano, uno de los fundadores de las Fiestas del Almendro en Tenteniguada, la naturaleza sorprende con un estallido de luz y color en pleno invierno. Un "paisaje bastante distinto" al sol y playa que ofrece la vertiente Sur de la Isla.

Además, en esta ocasión la estampa goza de un brillo especial. Justo cuando los almendros se encuentran "en pleno apogeo" y sus flores amenazan con reventar de un momento a otro, Valsequillo celebra su efemérides. "No como en años anteriores, cuando la fiesta tenía lugar más tarde, y los árboles estaban para entonces casi pelados por haberse pasado ya su momento de floración", explicó el alcalde de Valsequillo, Francisco Atta, mientras recorría los ventorrillos en compañía del presidente del Cabildo, Antonio Morales.

Los primeros en llegar a la cita de Tenteniguada, fueron los protagonistas de la jornada. Cerca de 3.500 visitantes invadieron la calle San Juan desde primera hora de la mañana. Muchos acudieron con su uniforme de cholas, calcetines y pantalón corto; otros con la mochila al hombre y casi todos con la cámara de fotos en mano.

La mayoría alcanzó la denominada tierra del tajinaste azul desde los hoteles del municipio de San Bartolomé de Tirajana a bordo de 18 guaguas, sufragadas por el Patronato de Turismo.

Solo algunos "aventureros", como los italianos Mónica y Paolo Salso, se atrevieron a adentrarse con su propio vehículo por la orografía y fauna insular. "Como dicen en mi país, todos los caminos llegan a Roma o a Tenteniguada, en este caso", bromeó Mónica tras inspirar una bocanada de "aire puro" a su llegada al puesto de las cestas con almendras.

Para hacerse con una de las estrellas de la fiesta, Mónica tuvo que aguardar en fila india. Todos querían probar el sabor de la almendra de Valsequillo. Menos mal que, a pesar de que la campaña de 2016 no fue precisamente muy generosa, los vecinos lograron rescatar 150 kilos de almendra para la ocasión.

"Está muy rica, pero seguro que sabrá aún mejor si la acompaño de un vaso de vino de la zona", matizó Mónica, quien visitaba por tercera vez la Isla y por primera vez Valsequillo en compañía de su marido, ambos residentes en Venecia.

Del norte de Europa, donde actualmente los termómetros marcan 20 grados bajo cero, procedían Pavoo y su mujer. Ya habían estado en las fiestas de Tenteniguada hace dos años, pero en aquella ocasión la lluvia no les dejó saborear con tranquilidad las delicias de las medianías. Esta vez han podido comer fresas, chicharrones empanados en gofio y miel de Casimiro y Peñate. Al mediodía le tocó el turno a las tortillas de calabaza.

"Están un poco duras, pero por solo su color merece la pena probarlas", espetó Paavo, con una fresa en la mano y algunos panes de puño en su mochila que había comprado en los ventorrillos.

No fue el único que se llevó al hotel manjares de la tierra. Como era de esperar, el queso de Valsequillo causó sensación entre los extranjeros. Zaverio y su grupo de amigos de Milán se llevaron a su apartamento de Playa del Inglés un buen trozo de semicurado con pimentón. "Ideal" para acompañarlo con un plato del potaje de berros y jaramagos que preparó la vecina de Tenteniguada, Josefa Galván.

A las 7.00 horas se había levantado la señora para comenzar con la fritura del caldo. "Y todo aquel que iba llegando a su casa a lo largo de la mañana, iba echando una mano", comentó la cocinera junto al caldero que contenía los 200 litros de potaje recién hecho. Como buena madre de 10 hijos y previsora hasta sus 91 años edad, Josefa fue a buscar jaramagos el día anterior por las tierras de San Mateo. Volvió a casa con "dos sacos repletos" de hierba fresca, como cuando iba de pequeña a buscar la verdura al campo. Solo que en esta ocasión en vez de comerse el potaje con una ralita de "gofio y aceite", prefirió observar cómo los turistas disfrutaban con su receta.

La ruta del Almendrero en Flor de Valsequillo culmina hoy con feria de ganado, folclore y juegos tradicionales no solo en Tenteniguada sino también en otros barrios como Las Vegas, La Barrera o el casco de Valsequillo. Las casas rurales del municipio están llenas hasta la bandera, según el alcalde, con motivo de las fiestas.