Antonio Ojeda Bordón, investigado desde hace más de un año en relación con la desaparición del menor Yeremi Vargas en Vecindario el 10 de marzo de 2007, espera obtener el sobreseimiento de la causa tras la fase de instrucción judicial. En este contexto, el abogado al cargo de su defensa tiene previsto presentar ante el Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana nuevas diligencias de investigación encaminadas a demostrar falsos testimonios, según pudo confirmar ayer este periódico a través de fuentes próximas al caso.

La Guardia Civil elevó a los tribunales la investigación formal contra Ojeda en 2016, cuando éste se encontraba en régimen de prisión preventiva en un centro penitenciario de la provincia andaluza de Cádiz a la espera de un juicio por un delito de abusos sexuales a un menor consumado en 2012. La vista por este caso se celebró finalmente el pasado mes de noviembre y tras ella fue condenado a cinco años de prisión al ser considerado culpable por el tribunal.

Para sustentar el caso, los agentes del Instituto Armado se basaron en la declaración realizada por un hombre que en aquellos momentos se encontraba interno en la prisión algecireña de Botafuego con el que el también conocido como Juan el Rubio había coincidido en ésa y en otra cárcel ubicada en la localidad de El Puerto de Santa María.

Este preso manifestó ante los agentes que, en relación con la desaparición de Yeremi, Ojeda le había asegurado que el día de autos había sido testigo de cómo una mujer con el cabello moreno tiraba del brazo del niño, que en aquellos momentos lloraba, y lo introducía en un vehículo Seat Toledo de color blanco que era conducido por un hombre. De acuerdo con su relato ante la Guardia Civil, el compañero de celda comenzó a sospechar sobre el grado de conocimiento e implicación en el caso que el investigado podía tener y le inquirió sobre el mejor lugar para deshacerse de un cuerpo, ante lo que Ojeda habría mencionado el vertedero cercano a su casa, al cual él solía acceder para buscar chatarra.

Este mismo testigo también relató a la Guardia Civil que días más tarde, tras una declaración judicial que Ojeda mantuvo en relación con el caso de 2012, Ojeda habría reconocido espontáneamente, en relación con Yeremi Vargas, que "el chiquillo no sufrió, el chiquillo ya llegó muerto" y le habría contado que el responsable de lo sucedido era un vecino suyo identificado como Tani que le habría puesto algún tipo de disolvente, droga o sustancia con el fin de dormir al menor, según recogieron en un atestado los agentes del Instituto Armado encargados de la investigación.

En su declaración por videoconferencia ante el titular del juzgado que instruye el caso, este mismo testigo explicó cómo se había ganado la confianza de Ojeda y modificó algunos de los aspectos de su declaración ante la Guardia Civil. En primer lugar, aclaró que el investigado le habría dicho que no se había usado un disolvente con el niño, aunque tampoco habría especificado cómo pudo quedar inconsciente. También indicó que la declaración sobre Yeremi no habría tenido lugar tras la declaración por el otro caso. Además, a preguntas de las partes, explicó que Ojeda sólo le había hablado de que en Gran Canaria existen varios vertederos en los que se echa tierra encima de la basura.

Más allá del testimonio de este preso y del relato de un interno de la cárcel de Juan Grande que aseguró ante el juez que Ojeda le habría reconocido su presunta implicación directa en la muerte de Yeremi, el investigado sólo ha ofrecido dos declaraciones oficiales a lo largo de la década que ha pasado desde la desaparición del pequeño. En 2007, ante la Guardia Civil, explicó la misma versión sobre la mujer morena y el Seat Toledo que contó años después a su compañero de celda. En su única comparecencia judicial, que tuvo lugar el 13 de julio del año pasado, sólo aceptó responder a las preguntas de su abogado, ante el que negó tener algo que ver con el caso.