El servicio de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias dio luz verde ayer al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana para conceder al grupo Kiessling la licencia de obras de canalización del barranco de El Veril, donde proyecta la construcción de un parque acuático similar al Siam Park de Tenerife.

Las conclusiones del informe del Ejecutivo desvelan que "no existe impedimento arqueológico alguno" para que se realicen los trabajos de desmonte del terreno, siempre y cuando se recuperen los restos prehispánicos encontrados en la zona (fragmentos de cerámica, burgados y lapas), se desarrollen con presencia de un arqueólogo en la parcela y se proteja con vallas el resto de enclaves históricos.

El debate sobre Turismo y Patrimonio, que abrió hace un mes en San Bartolomé de Tirajana un informe del Cabildo tras el hallazgo casual de restos arqueológicos en la parcela del Siam Park, ha tenido un "final feliz". Así lo indicó ayer el director general del servicio regional de Patrimonio, Miguel Ángel Clavijo, quien ha mediado entre Cabildo y Ayuntamiento para resolver un conflicto que además de reproches políticos ha desatado preocupación entre los empresarios de la Isla "por el futuro de una inversión de más de 60 millones de euros".

El informe del Ejecutivo, elaborado por la empresa Arqueocanaria, es claro y conciso: no existe riesgo arqueológico alguno para que se puedan acometer las obras de canalización del barranco de El Cañizo, ubicado en la urbanización de El Veril.

Tras un minucioso trabajo de campo, los expertos descubrieron que "la presencia de materiales arqueológicos en el ámbito de la canalización es casi nula, limitándose a dos apéndices cerámicos, un fragmento de molino circular y unos burgados situados en un perfil en el borde del barranco".

Los arqueólogos advierten que la cercanía al barranco, donde durante cientos de años ha corrido el agua de lluvia, "minimiza y dificulta" la presencia de vestigios históricos en la zona.

Estos materiales, que aparecen "sueltos y descontextualizados", probablemente proceden de las dos cuevas que se ubican en la parte alta de la ladera. Durante siglos las estructuras de piedra que se ubican en esta zona estuvieron habitadas por aborígenes que arrojaban sus desperdicios al exterior de la pendiente.

Sin embargo, junto a estos restos prehispánicos también se han encontrado materiales "actuales" (vidrio, azulejos y fragmentos de cemento) que dan fe de la "fuerte reutilización" que ha experimentado el espacio a lo largo del tiempo.

En cuanto a los resquicios de "malacofauna" hallados en la zona (burgados y lapas) se ha de precisar que los expertos no descartan que estos restos puedan pertenecer tanto a la época prehispánica como a tiempos más cercanos, en los que la "aparcería" ocupaba estos terrenos. Y es que hace apenas unas décadas este espacio estaba destinado a la producción de tomates y muchos de los trabajadores de la zafra vivían en "chozas o cuevas instaladas en los alrededores". El "efecto de la gravedad", unido a las "avenidas" del agua de lluvia, ha desplazado gran parte de este material sedimentario a la parte inferior de la ladera, que acaba en el "camino paralelo al barranco".

Además de los sondeos realizados en la zona del cauce, donde se detectaron los vestigios, Arqueocanaria también optó por inspeccionar aquellos espacios aledaños que aparentemente presentaban "indicios antrópicos en el suelo". De las cuatro nuevas prospecciones que se realizaron, solo se recabaron "tres burgados" nuevos en la parte baja del camino que bordea los túmulos rocosos del barranco. En las otras tres actuaciones, no se halló material alguno porque "lo que a priori parecían manchas de cenizas eran en realidad" raíces de cardón podridas o quemadas por un fuego reciente.

Propuestas

Tras certificar que en este espacio "no existe impedimento alguno para que el ayuntamiento pueda conceder en estos momentos la licencia para las obras de canalización del barranco" al promotor, el informe culmina con un apartado de recomendaciones.

En primer lugar, antes del inicio de las obras, se debe "excavar y recuperar" todo el material arqueológico detectado en la zona que coincide con el área de desmonte de la canalización del barranco. En segundo término, el Ejecutivo propone que "durante los días que se vayan a realizar los movimientos de tierra con maquinaria pesada" esté presente un arqueólogo a pie de obra por si apareciera algún nuevo vestigio. Y, en tercer lugar, establece la delimitación con vallas de plásticos del resto de zonas arqueológicas "para evitar que con un descuido se cause daño alguno al patrimonio".

Clavijo trasladará hoy los resultados de este informe tanto al Cabildo como al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Con tres meses de retraso, la administración local podrá ahora otorgar al dueño del Loro Parque el permiso para iniciar las obras.