El sábado lee el pregón en Tejeda. ¿Es la primera vez que pregona en Gran Canaria?
Sí, sí, es la primera vez.
Los dos municipios se hermanaron hace tres años.
Sí, estamos hermanados, efectivamente, y la Fiesta del Almendro en Flor de nuestro municipio fue un poco emulando la existencia de la fiesta en Tejeda, que comenzó primero. En esa época el delegado del Gobierno en la isla de La Palma era de Tejeda y convenció a la corporación local que estaba en ese momento en nuestro ayuntamiento para que se celebrase la fiesta en Puntagorda igual que se celebraba en Tejeda. De ahí nuestra historia común.
Además, ambos son municipios similares en población y en la cosecha de almendras.
Nos parecemos muchos, en territorio también. Tenemos aproximadamente la misma población y el almendro es un árbol que se da muy bien en los dos municipios. Tenemos cosas comunes por la almendra, por la historia y por la buena relación que hemos tenido entre corporaciones.
Usted conoce bien Tejeda.
Yo he visitado muchas veces Tejeda y para Puntagorda es un lujo estar hermanado con uno de los pueblos más bonitos de España. Cuando uno tiene un hermano tan bonito, algo de belleza debe tener uno mismo también.
¿Qué le supone ser pregonero del Almendro en Flor en Tejeda?
Bueno, pues aparte de ser un gran orgullo, me siento muy unido al municipio de Tejeda por la idiosincrasia, por las características del territorio, por el paisaje, por la ruralidad que compartimos y por montones de aspectos, también estamos unidos en la historia en esa parte festiva.
¿Aspira a que se declare la fiesta de interés turístico también en Puntagorda?
Nuestra fiesta será declarada próximamente bien de interés turístico de la isla de La Palma. Es una fiesta en la que participan muchos miles de personas. Aparte de sentirme muy orgulloso por que me haya elegido la corporación, yo creo que es casi como hablar de mi municipio: hablar de almendros, de ruralidad, de problemas de comunicaciones, de las dificultades propias de un municipio rural con dificultades de comunicaciones, con una orografía algo compleja.
Usted, además de alcalde, es agricultor.
Soy agricultor. Por eso conozco bien tanto las dificultades como las virtudes de ser de un municipio rural y agrícola. Es un trabajo muy laborioso y sacrificado. Lo conozco de primera mano.
¿Va a hablar en el pregón de todos esos asuntos y de las dificultades que tienen sus municipios en el tema de las comunicaciones?
Sí, claro. En el pregón verdaderamente voy a hablar de las similitudes que tenemos entre los dos municipios y de lo muy parecidos que somos los territorios de Canarias, aunque estemos en distintas islas.
Usted preside la comisión de Desarrollo Local de la Fecam.
Yo soy el presidente de la comisión de Desarrollo Local, miembro de la ejecutiva y secretario general de la Fecam.
¿Está satisfecho de cómo está funcionando la Fecam?
Bueno, la Fecam es la representación de los 88 municipios de Canarias y yo creo que, aparte de funcionar bien, somos la unión de todos los municipios sin tener en cuenta los colores políticos. Nosotros solo nos movemos por la defensa del municipalismo y el interés por mejorar la calidad de vida y el bienestar de nuestros vecinos. Eso es lo que nos une.
Los municipios más rurales y alejados de la capital necesitan más ayuda y dedicación.
En la Fecam tenemos unos criterios muy desarrollados de solidaridad dentro de los 88 municipios. Es tanto así que en la Fecam cada municipio tiene un voto, independientemente de su población. Aquí no tiene nada que ver ni el poder económico ni el territorio ni los ciudadanos. Esa es una de las cosas grandes que tiene la Fecam.
Eso no ocurre en otras federaciones de instituciones públicas.
No es un voto ponderado, como ocurre en la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), que es en función de tus recursos, tus infraestructuras y tu población. Según una serie de parámetros tienes ahí más o menos votos. En la Fecam no es así. En la Fecam tiene un mismo voto Las Palmas de Gran Canaria, que es la ciudad con más población de Canarias, que el municipio con menor población de las islas.
Eso es positivo para los municipios más pequeños.
Eso es lo que nos hace ser capaces de entender el territorio, la singularidad del mismo y las posibilidades de que todos somos necesarios y que todos tenemos que buscar criterios de solidaridad. Buscamos lo que nos une, no lo que nos separa.
En Canarias hay bastantes municipios como Puntagorda o Tejeda.
Canarias está compuesta por municipios de pequeña población, sobre todo en las islas no capitalinas, pero hay otros más poblados. Canarias, con dos millones de habitantes, tiene 88 municipios, y Castilla-La Mancha, con dos millones también, tiene casi 2.000 municipios, con lo que los municipios de Canarias, en el contexto nacional de los 8.000 municipios que hay en el país, tienen bastante población, inclusive teniendo en cuenta que tiene municipios de 2.000 y pico habitantes, como son Tejeda o Puntagorda. En el conjunto de los 8.000 municipios de España, estamos entre los 5.000 más grandes.
Sus padres fueron emigrantes.
Sí, como tantos palmeros y tantos canarios. Ellos fueron a Venezuela y mis abuelos fueron a Cuba.
¿Usted tuvo necesidad de emigrar?
Bueno, yo emigré también pero no por necesidad. He estado en Venezuela, pero afortunadamente he hecho casi toda mi vida en la isla. Gracias a la emigración, los municipios más rurales de las islas no capitalinas y de municipios rurales en las islas capitalinas lograron conseguir un poco de desarrollo, generando infraestructuras y servicios con su propia actividad económica. Yo no he tenido que emigrar, aunque haya viajado a Venezuela.
Su padre también era agricultor, como usted.
Sí, soy de familia de agricultores. Yo me he dedicado prácticamente toda la vida a la agricultura y tengo una empresa agrícola.
¿La puede compaginar bien desde la alcaldía?
Tengo personal contratado para desarrollar las actividades en la empresa. Cualquier otra empresa en otro sector parte del trabajo que desarrolla el dueño o los accionistas, pero en mi caso es con personal contratado.
Usted entró en política muy joven.
Entré en política muy jovencito. Con 18 años recién cumplidos participé de manera simbólica como último suplente en una candidatura en unas elecciones municipales. Eran otros tiempos y tenía las ganas y la ilusión por apostar por proyectos nuevos. Eran los primeros años de la democracia.
¿Cómo fueron aquellos inicios en la cosa pública?
Salió un solo concejal de la lista pero no por eso dejaba de ser menos ilusionante. Eran otras formas de ver la necesidad que pasaron nuestros padres y nuestros abuelos en cuarenta años de dictadura donde no hubo libertad para expresarse y poder hacer muchas cosas. La ilusión que nos transmitían nuestros mayores hizo que nos implicásemos un poco más todavía.
Desde que logró la alcaldía ya lleva unos cuantos mandatos consecutivos.
Estoy en mi quinta legislatura.
O sea, todo el siglo XXI.
Sí, todo el siglo XXI. Pero eso no es fruto exclusivamente de mi gestión ni mucho menos, sino de un equipo, de políticos, técnicos municipales? Hemos logrado crecer en población y tener un respaldo muy potente.
