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Perfil

Quesada, el senador ilustrado

El Ayuntamiento de Gáldar ofrecerá mañana viernes un homenaje al hijo del municipio y primer senador de la ciudad con motivo de su 100 cumpleaños

Quesada, el senador ilustrado

El Ayuntamiento de Gáldar ofrecerá mañana viernes un homenaje al hijo del municipio y primer senador de la ciudad, Juan Quesada López, con motivo de su 100 cumpleaños, celebrado el pasado sábado 11 de febrero.

Quesada López es toda una institución no solo en la localidad galdense sino en la isla de Gran Canaria, con una trayectoria personal que apunta al empeño y a la superación personal. En una de sus últimas entrevistas ofrecidas a la Radio Municipal de Gáldar desgranaba los capítulos de su gran libro biográfico, que comienza en la hoy calle Harimaguada, "junto a Correos," en el año 1917.

El aún niño Juan Quesada disfruta de las clases que imparte su padre, Juan, descrito por él como "una persona muy inteligente al que le gustaban mucho las matemáticas", al punto de aprovechar las visitas de los militares a la cercana Santa María de Guía para compartir conocimientos.

Ahí asistía Juan Quesada López a las clases de viva voz, "siempre pendiente", de tal forma que a los ocho o diez años, "ya me las sabía todas", en unos tiempos en los que el entretenimiento se centraba en la lucha y a correr a caballo. "Con los caballos hacíamos nuestros peripecias", según puntualiza con su característica modestia.

Al igual que su padre, Juan estudió solo. "Cuando sepas, te examinas unos cuantos años juntos", le decía el tutor. Y sí. En apenas tres años terminó el bachillerato y con 19 años empezó también de maestro, dando clases por las tardes y por las noches en escuelas como las de Barrial y San Isidro, en Gáldar, o en Cabo Verde y Lomo Blanco, en la vecina Moya.

Pero la guerra tocó a rebato y en 1937 marchó a África a prestar el servicio militar, lo que no le restó ni un ápice su afán por los estudios y la formación. Así fue como al finalizar la contienda en 1939 y en un solo curso escolar cumplimenta el primero y parte del segundo curso de Ciencias Numéricas en La Laguna, lo que compagina con Magisterio. En solo dos años obtiene plaza de maestro, pero no se conforma y arranca con Peritaje Mercantil. Pero también dándole a sacho, cuidando y acrecentando hasta diez fanegadas la finca familiar de plataneras, configurando una nueva versión de Juan Quesada que le ha brindando a día de hoy ser el presidente honorario de la Cooperativa Agrícola del Norte.

Juan Quesada afirma que durante ese tiempo se llegó a suscribir a una revista especializada en Cardiología, "y me volvía loco resolviendo electrocardiogramas".

Tanta fue la afición por la nueva ciencia que pidió la excedencia de Magisterio para embarcarse en la nueva aventura médica, y a la que implicó a toda la familia.

Así fue como a los 52 años de edad agarró los bártulos y regresó a La Laguna en 1968, y no cejó hasta que en 1975, después de tres años en el Hospital Insular de la capital grancanaria, obtuvo por fin dos títulos, Especialista en Circulatorio y en Respiratorio. "El azúcar estropea todo el cuerpo", sostiene aún en la entrevista.

En ese momento en el que se vivía sin atención médica ambulatoria montó el despacho en la calle larga, como se conoce a la Capitán Quesada, la principal arteria comercial y económica del municipio. "Y me volvían loco llamándome por las tardes y por las noches desde los campos". Pero ojo, que "nadie se hace rico con la consulta", sino con el cariño que recibía de sus vecinos y pacientes, como queda acreditado tras las llamadas recibidas durante la entrevista, en la que le recordaban anécdotas y las atenciones que dispensó durante su vida como médico.

Profesión que encajaba perfectamente con su filosofía de vivir: "Cuando me solicitan siempre he tenido la razón de aceptar, sobre todo cuando va en bien de algo o de alguien".

Una sentencia que es clave para entender dos facetas más de su abigarrada trayectoria. Una de ellas, que marca su biografía y proyección pública, comienza en 1979 cuando le proponen, y acepta, entrar en las listas de la Unión de Centro Democrático como candidato al Senado, puesto que logra entre 1979 y 1983.

Juan Quesada afirma que la noche en la que se disolvieron las Cortes, "iba con los jefes de la UCD por las Alcaravaneras, porque íbamos a cenar al sur. Nos enteramos por la radio y yo les dije que con el puesto mío ya no contaran. Que no quería más política". Al día siguiente, añade, "escribí un papelucho para LA PROVINCIA, diciendo que renunciaba públicamente", quizá hilando ahí con otras de sus máximas, o con uno de sus secretos si se quiere, para vivir largo y tranquilo: "Hacer las cosas bien, honradamente y no hacer disparates".

Pero aún hay más, que sigue con el sacho dando, ya que mientras continuaba atendiendo sus plataneras, de las que habla con especial querencia, le dio tiempo para dirigir durante diez años la Cooperativa Agrícola del Norte de Gran Canaria, donde lo tienen por su presidente de honor, así como otros cuatro años en la tinerfeña Cooperativa Platanera de Canarias, sin olvidar su presidencia de las Cámaras Agrarias desde su creación hasta su disolución en julio de 2010.

También dejó su impronta en el Casino de la ciudad, de la que es presidente honorario. De especial recuerdo fue su maniobra para sufragar in extremis el edificio donde su ubica la histórica entidad, que fue pagado de su bolsillo en un primer momento ante el peligro de perder allí su sede, ello en una época "en la que no había dinero en la entidad ni para pagar los paños del piso".

El vendedor le dio un plazo de tres años para vender, "tres años sin dormir", confiesa, en un "trabajo muy grande"y que culminó durante su dilatada presidencia no solo con la adquisición del inmueble, sino con su ampliación gracias a la compra de un solar anexo donde se ubicaron otras estancias como el salón de baile.

"Cuando me fui no se debía ni un céntimo", afirma orgulloso desde una de las estancias del mismo edificio donde este viernes, este Hijo Predilecto de la Ciudad, nombramiento que le recayó en 2010, recibirá un nuevo homenaje de manos del alcalde de Gáldar y del concejal Sinforiano Rodríguez, arropado por familiares y vecinos. Un motivo más de orgullo para un hombre que asegura haber sido, "lo que quise ser y al que se le han cumplido todos los sueños".

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