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El Gobierno intenta aislar con trampas las plagas de diocalandra y diaprepes

Los técnicos crean una feromona para combatir al parásito de la palmera

Palmeral de Arteara, en San Bartolomé de Tirajana, en peligro por la plaga de la diocalandra. YAIZA SOCORRO

La dispersión de las plagas de la diocalandra y del diaprepes o gorgojo de la raíz está obligando al Gobierno de Canarias y al Cabildo de Gran Canaria a experimentar nuevas trampas para erradicar o aislar a estos dos insectos, que han puesto en peligro las palmeras y los cultivos de cítricos en varias islas. Tras dar por eliminada la plaga del picudo rojo en septiembre de 2016, los departamentos de agricultura y sanidad vegetal están centrados ahora en impedir que la diocalandra llegue hasta los palmerales naturales de la cumbre de la isla y en evitar que el diaprepes salga de los siete lugares en que ha sido localizado, seis en Gran Canaria y uno en Tenerife.

Aparte de los métodos tradicionales, como fumigaciones y podas de los ejemplares afectados, los técnicos están experimentando con trampas de feromona, una sustancia química que segregan otros insectos. Aunque aún se está espera de los resultados, los expertos consideran que puede ser el método más contundente y barato para combatir a la diocalandra. Como primera medida, también han pedido que se impida la plantación de hileras de palmeras en las autopistas y carreteras, pues eso posibilita que el escarabajo salte de una a otra y se extienda a toda la isla. De hecho, se calcula que la diocalandra ya ha matado a unas 20.000 palmeras, muchas de ellas en la autovía GC-1 hacia el Sur.

La Diocalandra frumenti es un escarabajo del grupo de los gorgojos que, al igual que el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), se instala en las partes más verdes y tiernas de las palmeras y las acaba destruyendo desde dentro. Procedente del Sureste asiático, en Canarias se detectó por primera vez en un palmeral de Maspalomas, en 1998, y desde entonces se ha extendido a otros zonas de Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote

Tratamiento

Respecto a la plaga del diaprepes, el último informe de la Dirección General de Agricultura del Gobierno regional señala hasta seis actuaciones en los últimos dos años para intentar erradicar el agente nocivo: el tratamiento con productos fitosanitarios tanto en la parte aérea como en la zona radicular de las fincas dañadas; destrucción de las plantas afectadas por medio de biotrituradora y enterrado posterior de los restos con tratamiento fitosanitario; colocación de una malla antihierba sobre el suelo donde vegetaban las especies destruidas con la finalidad de la rotura del ciclo biológico del insecto, impidiendo que los adultos emerjan del suelo e imposibilitando el enterramiento de las larvas recién nacidas; prohibición del movimiento del material vegetal huésped y/o próximo al afectado que fue eliminado y susceptible de ser huésped; seguimiento de todos los viveros registrados en Gran Canaria y posteriormente en el resto de las islas; y prospecciones anuales para detectar la presencia de la plaga y priorizando las zonas próximas a los focos detectados.

Las actuaciones contra este gorgojo las realiza actualmente la entidad GMR Canarias a través de una encomienda de la Consejería de Agricultura. En el sector platanero cundió la alarma ante la posibilidad de que afectara a estos cultivos, pero hasta ahora no se ha detectado ningún caso pese a que en una de las fincas analizadas las plataneras convivían con los cítricos colonizados.

El diaprepes abbreviatus, también conocido como la vaquita, es un coleóptero de la familia de los picudos originario del Caribe, donde provoca graves daños en naranjos y limoneros. Según el informe, la plaga se detectó en el mes de julio de 2014 en unos parterres del casco urbano de Moya, cuando un ejemplar adulto fue detectado por un viandante que tenía conocimientos en la materia y lo puso en conocimiento del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo. Tras analizarse en las Universidades de La Laguna y en la Politécnica de Madrid, se declaró como plaga. Posteriormente se supo que en junio de 2012 ya se había capturado un ejemplar adulto en una zona ajardinada de la capital grancanaria, cercana a Las Canteras.

Se supone que los primeros insectos llegaron a la isla en importaciones de material vegetal, concretamente plantas ornamentales procedentes de América Central, probablemente vía Holanda. Las autoridades de ese país informaron a la Unión Europea de que en 1994 habían interceptado un ejemplar de diaprepes en plantas procedentes de la República Dominicana.

En Canarias, tras la primera localización en el parterre de Moya, se han encontrado insectos en otros seis lugares: en los Viveros Godoy de Las Palmas de Gran Canaria; en una explotación agrícola de plátanos y cítricos del mismo municipio; en un vivero de plantas ornamentales de la localidad de Cardones; en una zona ajardinada de la urbanización Albercón del Mirón de Arucas; en el huerto de la casa situada en el interior de una explotación de plataneras en Gáldar; y por último, en una vía pública próxima al hotel San Roque, en la localidad tinerfeña de Garachico.

La extensión del brote por estos siete lugares, según el informe, aún no ha superado las cinco hectáreas en total. Al evaluar los daños, resalta que "el único cultivo afectado por la plaga que había provocado una disminución del rendimiento superior al 50% es la hectárea de los cítricos". En esa finca, "la plaga estaba establecida, de tal manera que se pudieron apreciar casi todas las fases del ciclo biológico del insecto, con la única excepción de la fase del huevo". En resto de localizaciones, los ejemplares de diaprepes no han causado daños apreciables.

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