Si bien este año el Carnaval de Maspalomas es internacional, hubo cuatro de la corona que no quisieron perderse, por nada del mundo, las carnestolendas. Con banderas de sus respectivos países, trajes de cola como marca el protocolo y las bandas representativas que enseñaba a los transeúntes de quién se trataba, recorrieron una de las cabalgatas más esperadas del año en esta fiesta. Así, la reina de España Leticia Ortiz, Carolina de Mónaco, Isabel II de Inglaterra y Beatriz de Holanda se subieron a sus plataformas para visitar el Carnaval del Sur de la Isla.

Asombradas por el sol resplandeciente, el cielo celeste y el calor que por esta época echan tanto de menos en sus respectivos países, quedaron maravilladas con el color presente en cada esquina, la purpurina protagonista y las fantasías que cada año familias enteras o grupos de amigos se curran para ser los más originales. Sus majestades no fueron menos y se propusieron lucir sus mejores galas para conquistar Maspalomas y brillar como sólo ellas lo hicieron.

De la mano y con paso coordinado, contoneaban sus caderas a lo largo del pasacalles en el que la música animó y el buen ambiente reinó. Y como la cosa va de reinas y princesas internacionales, les fue inevitable continuar sin que les lanzaran algún piropo o les pidieran fotografías a lo largo del recorrido.

Sin duda, una idea que ayer triunfó en el jolgorio y que, aunque a primera vista parecía que llegaba desde diferentes países europeos, lo cierto es que aterrizó en Gran Canaria desde Madrid, y no porque Leticia Ortiz fuera la organizadora. Por el contrario, fueron los amigos Bruno García, Eduardo Moreno, Miguel Gallego y Javier Barrero los que decidieron que estas féminas no podían faltar en un Carnaval internacional.

"Maspalomas con Europa y la reina Isabel tenía que estar aquí aunque fuera con chepa", bromeó García con el pelo blanco, la barba del mismo color y la corona llegada desde Gran Bretaña. Asimismo, era su primera vez, como la de Moreno o Carolina de Mónaco y la de Gallego o Leticia Ortiz. Por su parte, dando vida a Beatriz de Holanda, Barrero lleva diez años dejando la capital española siempre por esta fecha para disfrutar de las carnestolendas. Así, este año sin las reinonas, que quedaron impresionadas con el festejo, no era lo mismo. "Tenemos amigos de aquí que nos acogen siempre con los brazos abiertos y esto nos encanta", cuenta Barrero mientras explica que los trajes se los hicieron en Madrid para la ocasión.

Que destacaron es un hecho, como lo es que los disfraces acorde con la alegoría de este año brillaron, en su mayoría, por su ausencia. Quitando alguna que otra bandera de la Unión Europea y vestidos sencillos con la misma incorporada, la gran parte de los participantes en la cabalgata vieron más sencillo reutilizar el disfraz de Flower Power destacado en el jolgorio capitalino, tal y como ocurrió con la mayoría de las 115 carrozas que dieron vida al encuentro.

Después estaban los que, independientemente de la temática del Carnaval, dieron vuelta a su imaginación para lucir la vestimenta más original. Y como ratones hay aquí y en Pekín, a la familia Pérez Betancor les vino como anillo al dedo la idea que les gustó desde el principio. Desde Vecindario y con ganas de "disfrutar la mejor fiesta del mundo", puntualiza el papá ratón, Miguel Pérez, tanto él como su mujer Daura Betancor y el pequeño Hugo Pérez llamaron la atención haciéndose pasar por el animal, con queso y trampa "que no se usa" incorporados. "Nos estamos asando de calor aquí debajo, pero merece la pena", asegura mamá ratón frente al termómetro que marca 35 grados a las cinco de la tarde.

Fue a esa hora cuando la música comenzó y las primeras carrozas empezaron a salir encabezadas por batucadas, las Reinas del Carnaval, la Gran Dama y los Drag Queen ganadores. El buen humor se palpaba en el ambiente y cielo celeste ayudó a que la jornada fuera aún más maravillosa, casi tanto como lucían las Folclóricas del Este. Con faldas rojas de tiras de colores y bordados blancos, fajín negro y camisas del mismo color, todo hecho a mano, el grupo de amigas de Telde que llevan "toda una vida" acudiendo juntas a los Carnavales de toda la Isla no quisieron perderse esta oportunidad de mostrar sus trajes artesanales hechos hace 20 años. "Siempre nos disfrazamos de algo diferente y venimos a gozar", explican orgullosas por lucir su vestimenta del Este de Europa "muy internacional".

De un poquito más arriba, exactamente de Valsequillo, llegaron Antonia, Lucy, Nena y Paulina para "poner orden en esta fiesta". Como las teldenses, cada año cambian su fantasía, que no su espíritu fiestero, para recorrer cada cabalgata. "Nos encantan las de toda Gran Canaria, pero como Maspalomas y Las Palmas de Gran Canaria ninguna", comentan sin parar de bailar ni un segundo. "Al de la capital fuimos de los años 60, ya estamos preparando el de Telde para ir de cubanas y aquí de policías, porque se necesita seguridad y aquí estamos nosotras", ríen con sus porras en mano, que no dejaron de utilizar en toda la tarde.

De esta manera, confeti y más confeti que dejaba un manto blanco por la carretera según iban pasando los protagonistas. Los más pequeños se revolcaban por el suelo para coger los trozos de papel de fiesta que después lanzaban a los grupos que recorrían el camino delante de ellos. Así, los personajes míticos de las carnestolendas saludaban con emoción a los presentes y posaban en cada foto como si fuera su primera vez en el Carnaval.

Tampoco fue el primero de la ya familia de Servando González y Mario Melián. Entre hombres, mujeres y niños formaban un grupo de 20 de la ciudad capitalina, Telde, Barcelona e Inglaterra, y no porque quisieran ser los más internacionales. Unidos "algunos desde el colegio y otros desde la universidad", cada año se piden vacaciones en sus trabajos por esta época para disfrutar "de la fiesta más bonita que existe", comenta Melián. Asimismo, alquilaron un apartamento cerca para quedarse todo el fin de semana, "y todavía no nos han echado", bromea González, quién asegura que lo tienen reservado desde octubre. Una previsión que no tuvieron en esta edición con los disfraces, ya que "siempre los hacemos a mano, pero esta vez no nos dio tiempo y recurrimos a los chinos que tienen de todas las tallas", señalan con sus trajes de domadoras de circo.

Con más o menos plumas, hecho o comprado, de gala o sencillo, lo importante es pasarlo bien y disfrutar al máximo de este jolgorio que sólo es una vez al año. Porque, al final, todos los caminos llegan a Roma. O, en este caso, a Maspalomas.