Nos observan desde las alturas merodeando por las cornisas de los edificios, volando encima de nuestras cabezas y lanzando sus excrementos sobre cualquier lugar cuando sus necesidades fisiológicas se vuelven imperiosas. Las palomas urbanas, en su mayoría pertenecientes a la especie Columba livia, no sólo son una incomodidad cuando sus deposiciones caen sobre nuestras cabezas; también pueden generar problemas de salud pública si no se ejerce ningún tipo de control sobre sus poblaciones, puesto que son portadoras de un alto número de organismos patógenos que pueden afectar al ser humano.
En Ingenio los vecinos llevaban algún tiempo quejándose de las afecciones de estas aves y el Ayuntamiento ha decidido tomar medidas para tratar de poner coto a la situación. Por un lado, las concejalías de Vías y Obras y Salud Pública han puesto en marcha un plan de limpieza y disuasión. Por otro, el consistorio cuenta desde hace dos años con los servicios de una empresa especializada en plagas para dar caza a los animales y someterlos a la evaluación veterinaria.
"Las palomas aquí tienen un comportamiento distinto a las de Las Palmas de Gran Canaria", comenta el alcalde, Juan Díaz, mientras recorre la azotea del Centro Cívico Carrizal, uno de los inmuebles dependientes del consistorio en los que ya se han llevado a cabo acciones de control. No resultó sencillo descubrir cuáles eran los recovecos que las aves usaban para colarse hasta los falsos techos del edificio porque, como explica la concejala de Vías y Obras, Librada González, "ellas buscan cualquier camino para entrar". La solución en este caso ha pasado por taponar esas vías de llegada e instalar un sistema de redes que protegen las conducciones de aire acondicionado de la cubierta e impiden el acceso de las palomas al interior del complejo.
Además del Centro Cívico, los trabajos de limpieza también han llegado a lugares especialmente sensibles, como los centros educativos, y dentro de poco se llevarán a cabo en otros iconos del patrimonio de Ingenio. El colegio de primaria Claudio de la Torre ha sido uno de los primeros en los que se ha actuado y los operarios se desplazarán ahora a la iglesia de Carrizal, donde de acuerdo con la concejala "hay muchas quejas de los vecinos que van a sentarse a la plaza y no pueden hacerlo porque los bancos están llenos de excrementos". En el caso de este espacio se instalarán pinchos que eviten la acumulación de fauna en el lugar.
Jaulas, redes y cañones
Tras las acciones de limpieza y disuasión llega el turno de la empresa Flodesín, contratada por el Ayuntamiento para capturar las aves y proceder a su análisis. Para ello se instalan jaulas en los espacios públicos con comida y agua como cebo para que las palomas accedan a ellas, o bien se acostumbra a los animales a comer en un lugar determinado para que puedan ser atrapadas con una red de 50 metros cuadrados que se lanza usando un cañón. Una vez cazadas son analizadas por los veterinarios de la compañía, que determinan la procedencia de los ejemplares si están anillados y analizan su estado de salud antes de tomar una decisión sobre su destino final. "Nuestra preocupación es intentar coger todas esas palomas que están en los espacios públicos y hacer lo que proceda con ellas según la ley", asegura el alcalde.
Queda un lugar donde el trabajo se vuelve más complicado: las viviendas particulares, sobre todo las abandonadas. Las aves suelen tener sencillo el acceso a estos inmuebles debido al mal estado de las edificaciones y una vez dentro pueden campar a sus anchas porque nadie las espanta, por lo que el alcalde hace un llamamiento a la colaboración ciudadana para que "intenten que no queden huecos abiertos cuando hay viviendas con espacios abiertos, porque si no con el paso del tiempo van a sufrir otra acumulación de palomas". Además, los vecinos que consideren necesaria la captura en otros lugares pueden solicitarla en las oficinas de atención ciudadana o en las redes sociales del Ayuntamiento.
