"Ni una papa he podido probar. Vine porque como habían anunciado a bombo y platillo la Fiesta de la Papa, y la verdad es que es una vergüenza que a esta hora no haya que llevarse a la boca" . Conrado Fuertes se iba decepcionado de Firgas a la una de la tarde porque se trasladó desde Castillo del Romeral con su amigo Juan Francisco Franco con la idea de comerse unas papas arrugadas con mojo.

Mientras se apresuraban por caminar hacia el coche para evitar empaparse con la lluvia, insistían en que esta celebración hay que organizarla con más condumio.

Unos cuarenta kilos de este tubérculo, arrugadas, o sancochadas, con mojo verde o rojo, o solo con ajo y perejil, se esfumaron en apenas una hora de los platos que se repartieron en la Casa de la Cultura. Sólo los madrugadores como Lourdes Rodríguez, vecina de la capital grancanaria, lograron saborear de las variedades del producto de la tierra. Incluso tuvo tiempo para pedir la receta de la perejilada y para probar también el licor de berros.

Justo cuando se acabó el convite que ofreció el Ayuntamiento, los truenos dieron paso a la primera descarga de agua. María del Rosario Marrero, concejala de Desarrollo Local , explicaba que la idea de esta celebración es poner en valor la cosecha de la villa co el ánimo de animar a más agricultores a plantar. Pese a todo, sólo había un productor en esta muestra vendiendo su producción. Al precio de un euro por kilo, Modesto Medina, agricultor de esta villa, no paraba de pesar y sacar cajas del puesto.

También el queso de cabra, y la bollería fueron muy reclamados, pero ante la lluvia y el reducido convite municipal la opción eran los bares de la plaza. Desde El Zumacal, donde caía granizo cuando salió, se acercó Juan Rafael Marrero, que saboreaba las papas con mojo en el bochinche.