El segundo día y parece que el último, al menos en intensidad, del temporal que ha traído las lluvias y el granizo a las tres islas orientales, supuso un cambio de tornas respecto a la jornada del sábado. Si en esa jornada fueron los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Agüimes los que más agua recibieron -más de 50 litros por metro cuadrado- y el granizo cayó más repartido por las zonas norte, medianías y cumbres, ayer fueron estas últimas comarcas las que se llevaron el lote completo: lluvia y granizo, frente a las precipitaciones ya con menos fuerza registradas en Telde o San Bartolomé de Tirajana.

Las piedras de granizo hicieron aparición por sorpresa en la playa de Las Canteras y en el resto de la capital grancanaria, para alboroto de las pesonas que se encontraban en el lugar, porque hace muchos años que no se veía algo igual.

En Fuerteventura las lluvias torrenciales, sobre todo en Antigua, donde cayeron 50,8 litros por metro cuadrado, provocaron el rescate de 21 senderistas en Ajuy, y el cierre a la circulación de la carretera FV-2, a la altura de Tarajalejo, localidad en la que se ubica el centro escolar donde hoy no habrá clases por los desperfectos.

En Lanzarote, en cambio, fue un día de fiesta tras la granizada histórica, porque fueron muchos los que se acercaron a contemplar la nieve que cayó en La Geria. El granizo aún presente en esta zona vitivinícola se convirtió en la gran atracción. En la provincia occidental, el domingo transcurrió sin m ayor problema en sus cuatro islas, ya que la borrasca se desplazó a la oriental.

En su recorrido por Gran Canaria, la borrasca volvió a detenerse en Teror, que registró, con casi 21 litros por metro cuadrado, la estadística más abultada del día. Otros municipios cercanos también recibieron lluvias copiosas, al contrario que los protagonistas del sábado, San Bartolomé de Tirajana y Agüimes, que soportaron menos agua e incluso la villa del Sureste ni siquiera se clasificó entre los 10 municipios con más precipitaciones.

Asimismo, el frío tampoco fue de lo más relevante de la jornada, con Valleseco como localidad con la temperatura más baja, 13,3 grados centígrados, frente a la más alta de Gran Canaria ayer, La Aldea de San Nicolás, con 22,8 grados. En general, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), los termómetros mostraron temperaturas medias de unos 20 grados centígrados.

En cambio, sí tuvo una presencia significativa el número de rayos caídos, casi un millar durante las 12 horas de registro, esto es, entre las 9.00 y las 21.00 horas. Pese a la alta cifra, no ocasionaron ningún daño y estuvieron acompañados por los truenos, en algunas lugares como Telde con gran estruendo y en otras mucho más difuminados en los sonidos que resonaban.

El corte de las carreteras que conducen a la zona cumbrera y las medianías osciló durante toda la jornada, con aperturas parciales en algunos casos o definitivas, pero también se han mantenido hasta hoy, a la espera de cómo evoluciona el tiempo y su cuidado, tres de ellas ubicadas en la Cumbre. El Cabildo reitera a los ciudadanos que sean prudentes y no se arriesguen a conducir por unas vías que con el hielo dejado por el granizo aún en la calzadas son peligrosas y pueden provocar accidentes.

Fue, pues, el interior, cumbre y norte de Gran Canaria los más azotados por la borrasca que se aleja del Archipiélago. Granizo, en mayor o menor intensidad, con la lluvia de complemento para animar a los ciudadanos a quedarse en casa o no hacer desplazamientos innecesarios, una situación que algunos prefirieron no atender y buscaron la forma de llegar hacia ese manto blanco que tiñó el oscuro alquitrán de un color bonito de ver, pero complicado de transitar.

Eso por la parte alta de la Isla, por la baja, otro contraste. Aunque llovió fuerte en algunos momentos del día, pocos respecto al sábado, el sol estuvo presente en las localidades turísticas, no con ese aspecto que tanto aprecian los turistas que eligen Gran Canaria como destino vacacional, pero sí lo suficiente como para salir del hotel tan pronto volvía a salir el astro rey.

La imagen a primera hora de la tarde mostraba una playa de Maspalomas tristona, con el cielo encapotado, con nubes negras a punto de reventar, con truenos y relámpagos incluidos. Los usuarios en ese momento de esta zona costera transformaron las toallas en mantas para no calarse con el agua, poca, que caía, a la espera de que el tiempo se levantara, como casi siempre ocurre. En palabras de Tom Smulders, la preocupación no es tanto el mal tiempo, porque una vez que llega el sol, los turistas vuelven a salir. Sino quienes se aventuraran a a hacer ciclismo o senderismo con las malas condiciones meteorológicas reinantes.

El invierno ha optado por despedirse del Archipiélago con los atributos que se le suponen: frío, lluvia y granizo en esta ocasión, para dar paso a la estación primaveral con un legado poco aconsejable para estos lares. La imagen de eterna primavera, además de alegoría del carnaval, es ya una marca.