Los 27 litros de agua que cayeron el pasado fin de semana en el pueblo de Tunte, ubicado a 890 metros de altitud sobre el nivel del mar, suponen a su paso por las tierras de medianías una bomba de oxígeno para los agricultores. A su llegada a la costa, sin embargo, la lluvia deja con mal sabor de boca a bañistas y algunos comerciantes del Anexos Dos de Playa del Inglés. El acceso principal a la cala, que se quedó en el aire tras el chaparrón, continúa con las duchas soterradas.

En el municipio de San Bartolomé de Tirajana "llueve" justo donde "no hace falta". Mientras en la zona alta de la localidad, los labradores se alegran por el "riego" gratuito que les brinda la naturaleza, en la zona turística los restauradores y comerciantes lamentan el aguacero de final de invierno.

Cuenta Vicente Santana, presidente de la Cooperativa Agrícola y Heredad de aguas de Tirajana, que cada gota que moja la tierra es "oro". Para el cultivo del "albaricoque", que la temporada pasada cayó en picado, "la papa" o incluso "el olivo" este rocío ha sido recibido en las medianías como "agua de mayo".

"Y eso que tampoco el chubasco ha sido para tanto", asegura el agricultor, ya que según sus estimaciones la zona de Tunte solo registró 27 litros de agua en los últimos dos días.

"Cayó con más fuerza en la zona baja" del municipio, precisó Santana, justo "a partir de la presa de Ayagaures hasta la costa", donde el agua "no llena los embalses y se pierde en el mar".

Tras su paso por los barrancos, el agua de Tirajana desembocó con especial ímpetu en la zona turística.

La llegada del aguacero a La Charca de Maspalomas, cuyo caudal rozaba ayer su nivel máximo, provocó que el pasado sábado los operarios de la playa conectaran la laguna con la orilla del mar. De esta forma las autoridades tratan de "evitar el desbordamiento" del enclave y controlar el nivel de su caudal. La apertura de La Charca al Océano en esta ocasión duró apenas un día. "Lo suficiente", señalaron fuentes cercanas al Cabildo, para "vaciar" el excedente acuífero y garantizar una nueva "bomba de oxígeno" a las especies que habitan en el interior de La Charca.

Cinco kilómetros al Este del Faro de Maspalomas, las lluvias hicieron estragos en el centro comercial Anexo Dos de Playa del Inglés.

La presión con la que baja el agua de las alcantarillas de la Avenida Alféreces Provisionales hasta la playa dejó el pasado sábado prácticamente "en el aire" los cimientos de la escalera del principal acceso a la cala.

Como si se tratase de un atractivo más del destino turístico, los bañistas no paraban de inmortalizar ayer a golpe de flash el desastre generado en la playa. En concreto, el derrumbe de la tarima de madera donde descansan las duchas y los grifos de la playa despertaba gran curiosidad entre los visitantes. La zona permanece desde entonces acordonada por razones de seguridad por la Policía Local.

Esta instalación, según explicó el alcalde del municipio turístico, Marco Aurelio Pérez, recuperará su estado original en los próximos días mediante un "proceso natural". La propia "marea" será la encargada de recolocar la arena bajo la tarima de forma progresiva hasta conseguir su aspecto habitual.

Con el fin de evitar nuevas incidencias, el ayuntamiento trabaja en la mejora de la red de saneamiento del enclave. El proyecto que ha diseñado para resolver esta casuística, que afecta también a los restauradores del centro comercial, pasa por cambiar de ubicación el desagüe de la playa. Las obras, ya adjudicadas, desplazarán la desembocadura de las aguas grises a los alrededores de la Cruz Roja del Anexo Dos.

Esta medida, además, reducirá el riesgo de inundaciones que sufren las locales del enclave comercial cada vez que llueve. En algunos establecimientos, como la terraza Tipsy Hammock, el agua alcanzó el sábado pasado hasta el almacén de mercancía.

En municipios aledaños, como Agüimes, las precipitaciones han anegado túneles y ciertos tramos de carretera en la zona de Balos. Desde primera hora de la mañana una cuadrilla de operarios municipales comenzó ayer con las labores de limpieza en las inmediaciones del polígono de Arinaga. La retira de barro, acumulado en los bajos de puentes y pasos a desnivel, se convirtió en la prioridad del municipio el Sureste.