El complejo de apartamentos Nayra, que se levantó en 1979 en las inmediaciones del centro comercial Yumbo de Playa del Inglés con la categoría de una llave, reabrió ayer sus puertas al público tras culminar un proceso de rehabilitación integral de sus instalaciones. Tras una inversión de casi tres millones de euros y seis meses de obras, las 92 camas del establecimiento turístico han aumentado a cuatro estrellas el nivel de calidad de sus servicios y han ganado un restaurante en las zonas comunes.

La empresa Villas Maspalomas optó el pasado mes de septiembre por cerrar al público las puertas del complejo de bungalós Nayra y demoler por completo sus instalaciones. A diferencia de otros proyectos de renovación de la zona, en esta ocasión los promotores decidieron tumbar en su totalidad las 31 habitaciones del recinto extrahotelero para convertirlas en 46 suites de un hotel de cuatro estrellas.

En una superficie total de 4.064 metros cuadrados, las instalaciones del establecimiento se dividen en dos parcelas separadas por la calle Irlanda. Dada su proximidad con el centro comercial Yumbo, el inmueble está orientado a un turismo "solo adulto".

El proyecto de renovación, uno de los últimos en beneficiarse de los incentivos del Plan de Modernización de Maspalomas (PMM) antes de que fuera anulado por la justicia en julio de 2016, ha permitido cambiar la modalidad turística del edificio-de complejo de bungalós a hotel de cuatro estrellas.

Al amparo de las ventajas del PMM, el grupo inversor también ha podido incrementar la superficie de edificación de la parcela. De los 1.016 metros cuadrados inicialmente construidos, el inmueble ocupa ahora un espacio 1.917. Esta ampliación de las instalaciones se traduce en habitaciones de mayor tamaño. Las 46 suites disponen ahora de dos terrazas. Una ubicada a la entrada de la habitación y otra en su parte posterior. De tal manera que las unidades alojativas han ganado tras las obras en "claridad y privacidad".

El uso de tonalidades marinas en el interior de las habitaciones, en combinación con grandes cristaleras, dotan al enclave de un aspecto "diáfano y moderno".

El incremento de edificabilidad en la parcela ha permitido también ampliar los servicios del enclave hotelero con la incorporación de un "restaurante a la carta" en las zonas comunes, tal como indicó el apoderado por la propiedad para la ejecución del proyecto, José Antonio Amador.

El plan de obras de renovación del inmueble, desarrollado en seis meses, ha contribuido además a la mejora de otras instalaciones, como el gimnasio, solarium y las dos piscinas del enclave.

Según destacó Amador, también impulsor de la renovación que experimentó el hotel Santa Mónica de Maspalomas en abril del año pasado tras una inversión de 10 millones, "la iniciativa supone una apuesta por mejorar la calidad y la competitividad del destino turístico" en un época en la que Canarias experimenta cifras récord de visitantes. El año pasado el Archipiélago recibió cerca de 15 millones de visitantes, lo que supuso un 12, 6 % más que en 2015.

Para esta iniciativa turística, Villas Maspalomas ha contado con el mismo equipo humano -el arquitecto Luis Cabrera y las interioristas Blanca Esteva y Ana Ley- que ejecutaron la remodelación del hotel Santa Mónica.

A pesar de que ambos proyectos obedecen a dimensiones espaciales muy dispares, guardan algunas similitudes. Como ocurrió en Santa Mónica la inversión de la renovación del hotel Nayra, estimada en casi tres millones de euros, también procede de la comunidad de propietarios. En este caso, la explotación del hotel de Playa del Inglés quedará en manos de los mismos inversores.

Con este proyecto la costa de San Bartolomé de Tirajana, primer municipio turístico de las Islas, alcanza la treintena de establecimientos que se han rehabilitado en los últimos cuatro años.

Este tipo de inversiones, que suponen una fuente de ingresos en concepto de impuestos y cesiones por aprovechamientos urbanísticos a las arcas municipales, han dotado a urbanizaciones veteranas del destino de un aspecto moderno y renovado.

Como si de un efecto dominó se tratase, muchos han sido los empresarios que han apostado por adaptar su oferta a las exigencias de sus clientes. Y más en una coyuntura en la que los visitantes demandan cada vez más calidad en los servicios que reciben durante su estancia de vacaciones.

La rehabilitación de hoteles emblemáticos de Playa del Inglés, como el Apolo (ahora Bohemia) o el Riu Papayas; en San Agustín, el complejo Los Balcones, y en Campo Internacional, el Club Maspalomas o el Cay Beach Princess, son algunos ejemplos de actuaciones de mejora en el municipio.

En lista de espera se encuentran, por el contrario, otra veintena de iniciativas turísticas debido a que el Plan de Modernización continúa paralizado en los tribunales.

El alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, como recordó esta semana durante su intervención en el Foro de Editorial Prensa Canaria, confía en que el municipio vuelva a contar con la figura del Plan de Modernización Turística para los empresarios puedan seguir mejorando el "posicionamiento del destino" y los beneficios del principal motor turístico del Archipiélago continúen en alza.