La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sureste Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles

"Todas las casas podrían tener huertos verticales y colmenas en Gran Canaria"

"La naturaleza tiende a la diversidad, no a los monocultivos; y tiene una orientación mucho más local", destaca Joel Salatin, ganadero impulsor de la 'agricultura regenerativa'

Usted se define como un granjero lunático capitalista ambientalista libertario cristiano. ¿Qué quiere decir todo esto?

Es un modo sencillo para pedirle a la gente que no me encasille. A menudo ocurre que estas ideas compiten entre ellas, pero el caso es que todas aportan algo valioso. Por principios yo no descarto ninguna y trato de partir de un enfoque ecléctico a la hora de investigar qué es lo que funciona.

¿Quiere decir que trata de coger lo mejor de cada concepto?

Eso es. Todas estas ideas tienen sus partes buenas y sus partes no tan buenas. Quiero seleccionar lo valioso y cuestionar lo que no lo es tanto. Mirar un asunto desde diferentes perspectivas es más útil que hacerlo desde posturas conservadoras o progresistas, o desde posiciones religiosas o ateas.

Algo así como tener una mente abierta pero con perspectiva crítica, ¿verdad?

Sí, ese es un buen modo para definirlo. Los ambientalistas suelen odiar a los capitalistas, y viceversa. Por un lado, si no hay beneficios uno no puede mantenerse en el negocio, y eso es algo que hay que decir del capitalismo, pero por otro lado hay aspectos ambientalistas que han de ser tenidos en cuenta, así como el elemento de la libertad individual.

¿En qué consiste la agricultura regenerativa por la que usted aboga?

Es muy sencillo. Por resumirlo: no hay ecología sin animales, cualquier sistema ecológico los tiene. Más ejemplos: la naturaleza tiende hacia las especies perennes y no hacia las anuales. La naturaleza no ara y además tiende a cubrir la totalidad del territorio en todo momento. La naturaleza tiende hacia la diversidad, no hacia los monocultivos. La naturaleza no mueve el dióxido de carbono demasiado lejos y tiene una orientación mucho más local. Dicho de otra forma: en la naturaleza no hay grandes conducciones para combustible o para agua, tiene una comprensión del entorno mucho más cercana. Hay que comer de acuerdo a las estaciones y productos que sean cercanos a casa. Por ejemplo, yo no como pescado a menos que esté cerca del mar. Con todo esto no quiero decir que yo sea una persona perfecta, simplemente trato de apreciar el lugar en el que estoy y el contexto en el que me encuentro. Eso no significa que no pueda comerme un plátano en Virginia, pero la idea pasa por promover aquello que puede ser cultivado de modo local. Cada persona en Gran Canaria dispone de una superficie de cuatro veces el tamaño de este auditorio. ¡Eso es muchísimo terreno! ¿Por qué hay que importar el 98% de la comida? Esa idea de que todas nuestras soluciones deben llegar de algún otro lugar es muy descorazonadora, mientras que la idea de que los problemas se pueden resolver de modo local resulta estimulante.

¿Es posible combinar la ecología con la productividad?

Sí. Voy a explicar cómo: a través de modelos de producción compleja altamente relacionados. En nuestra granja no tenemos sólo vacas, gallinas o tomates. La misma zona en la que se cultivan los tomates durante una época del año acoge a nuestros pollos en otra; nuestras setas crecen bajo los árboles. De este modo es posible generar sinergias y simbiosis en las cuales los animales trabajan en conjunto en lugar de estar segregados. De este modo se genera una integración de la diversidad en lugar de una segregación de las especies para poder cultivar aguacates en un lado, calabazas en otro y cebollas en el de más allá.

¿Cuál es su posición con respecto a los organismos modificados genéticamente?

Estoy en contra, ¿hace falta decir algo más?

Sí, por favor. Desarrolle la idea.

Desde un punto de vista filosófico estoy en contra porque crea formas de vida que no han sido probadas por la naturaleza, que ya tiene una buena cantidad de limitaciones. Por ejemplo, en la naturaleza no es posible encontrar genes de judías verdes en un salmón. La única especie que el ser humano ha creado es la mula, que surgió del cruce de caballos y burros, pero todos sabemos que son estériles. Es como si la naturaleza nos hubiera dicho hasta dónde podemos llegar pero aún así nosotros con nuestra soberbia nos proponemos romper esos límites que en realidad son llamadas de atención. En un aspecto más práctico, lo que vemos es una alta toxicidad en estos organismos, que ya están siendo vinculados con casos de autismo, diabetes, infertilidad o abortos. Hay muchas cosas que desconocemos y uno de los problemas es que los ensayos clínicos sólo duran tres o seis meses. En su momento tardamos 14 años hasta que identificamos al DDT como el agente que volvía estériles a los anfibios. No se puede hacer algo tan dramático en la biología como la modificación genética, realizar unos experimentos de tres meses y decir que todo va a ir bien.

Con todo este furor por lo orgánico, ¿no se corre el riesgo de que acabemos igual que con la agricultura industrial, ocupando grandes espacios de terreno agreste para el cultivo?

Lo orgánico es sólo una pequeña porción del sistema de alimentación sostenible. Imaginémoslo como una tarta: una de esas partes son los productos no químicos, otra es la hidrología y otra es la integración. La industria orgánica no puede ser la respuesta, igual que ninguna otra industria lo puede ser, pero una agricultura orgánica altamente integrada es una gran respuesta y por eso la promuevo. ¡En Gran Canaria se podrían hacer muchas más cosas! El mayor enemigo que existe es la apatía: esa actitud de pensar que mientras haya fútbol en la televisión, las Kardashian sigan apareciendo en las portadas de las revistas del corazón y haya empanadillas en la nevera todo irá bien. Este modo inconsciente de vivir es nuestro mayor enemigo.

Dice que en Gran Canaria podríamos hacer muchas más cosas. ¿Cómo, exactamente?

Con los sistemas integrados de alimentación, aunque sea deshaciéndonos del perro y del gato para tener dos gallinas que en el mismo espacio de una televisión de plasma pueden deshacerse de nuestros residuos orgánicos y darnos huevos. Ojo, que no es que yo odie a los perros y a los gatos, no me malentiendan, sólo quiero decir que se pueden hacer muchas cosas. ¡Por dios, si es que los huertos colgantes son maravillosos! Ahora hay unos tubos que se pueden colgar del balcón para cultivar hierbas aromáticas. Mientras venía hacia aquí veía las casas en las colinas. Imaginemos que todas esas viviendas tuvieran estos huertos colgantes y colmenas en las azoteas, por ejemplo. Hay muchas cosas que se pueden hacer para integrar esta idea en nuestras vidas.

Usted ha llegado a pedir la desaparición del departamento de Agricultura del Ejecutivo estadounidense. ¿Ve algún beneficio en la regulación gubernamental?

No soy en absoluto un anarquista. Creo que el estado debe mantener la seguridad, proteger a la sociedad de amenazas y promover la justicia para mantener la ley y el orden y evitar que caigamos en un sistema tribal. Para que haya civilización debe haber normas y ese es el papel del gobierno.

¿Pero no en la agricultura?

No veo que deba tener un gran papel. Supongo que mi problema es que me parece que lo único que hace el gobierno en esta materia es apoyar lo que no es sostenible. Si el dinero que se destina al sector industrial fuera a parar a nuestras manos tendríamos un panorama más equilibrado y un acceso más justo al mercado, en lugar de competir con el maíz subvencionado o las modificaciones genéticas.

¿Y no teme que la falta de regulación nos acabe llevando a situaciones de crisis similares a las que ocurrieron en el mercado financiero con el estallido de la burbuja en 2008?

Observemos detenidamente lo que ocurrió entonces. La burbuja fue creada por normas gubernamentales que empujaron a los bancos a realizar préstamos dudosos a personas que no iban a poder devolverlos, eso fue lo que ocurrió en primer lugar. Todo el mundo vio el colapso, pero éste fue creado por la codicia generada por estas nuevas oportunidades de negocio incitadas desde la política. Si ésta no hubiera pedido a los bancos consideraciones especiales para con estos grupos de gente garantizándoles la recuperación de su capital si los préstamos salían mal, las instituciones financieras no los habrían concedido. Soy un gran creyente en el poder del individuo para crear cosas innovadoras y en el poder colectivo del mercado para responder al interés del conjunto. En general, los gobiernos entregan subsidios y ayudan a quienes quiera que sean los principales actores de cada momento. Tienden a apoyar la ortodoxia en detrimento de la auténtica innovación.

Pero usted está aquí invitado por varias instituciones públicas, quizás también cabe la posibilidad de que los gobiernos busquen hacer el bien.

Sí, por supuesto. No cuestiono la habilidad del gobierno para hacer el bien acelerando el progreso. Cuando veo que hay actores políticos que entienden la situación deseo que hubiera cientos más como ellos. Hay personas dentro del sistema que comprenden perfectamente lo que ocurre, sería maravilloso que les dejaran aplicar todos sus conocimientos.

Compartir el artículo

stats