Ya son cuatro los cadáveres que se han localizado en las profundidades del Pozo de Tenoya. El hallazgo el pasado jueves de cuatro fémures, dos derechos y dos izquierdos, que pertenecerían a dos personas, sumado a los restos óseos de otras dos, que se encontraron el pasado mes de marzo en este mismo lugar, confirman como destacó ayer el consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Ruiz que "la historia oral era cierta, y que se trata de uno de los lugares de Gran Canaria donde se arrojaron a los represaliados de la Guerra Civil". Las nuevas piezas óseas aparecieron en la galería sur justo el mismo día en el que se reanudaron los trabajos para intentar recuperar más restos humanos , después de que el 13 de marzo tuvieron que suspenderse de forma cautelar a raíz de la aparición de los primeros restos en la otra galería, orientada al norte.

Ante el brocal del pozo, el consejero, acompañado de familiares de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas como María del Pino Sosa, y su prima Balbina Sosa, explicó que a partir de este momento los trabajos van a centrarse en la intervención arqueológica, que conllevan la exhumación, documentación, registro, y levantamiento, de los restos humanos por parte del personal especializado en arqueología forense, que supervisarán técnicos del Cabildo. Además, dijo que se intentará verificar la conexión esquelética entre las distintas piezas, cuestión que en principio parece que se ha perdido, y averiguar las causas de la muerte.

Para conocer la identidad de esto, según explicó el consejero, se realizarán las pruebas de ADN, que se contrastará con el banco de datos de los familiares y descendientes de los desaparecidos que se ha ido construyendo a lo largo de los últimos años. Se piensa que entre cuarenta y cincuenta personas de la capital grancanaria, Arucas, Gáldar, y Valle de Agaete fueron arrojadas a este pozo en 1937.

Pero, todo esto se hará cuando culmine la excavación de las dos galerías, que se encuentran a unos trece metros de profundidad de los primeros treinta y tres que ya se han liberado del pozo. Estas tareas, que realizarán técnicos de Patrimonio Histórico, junto a arqueológos especializados en estudios forenses de la empresa Tibicena, y operarios de Pozos Medina, se alargarán varias semanas ya que, según aseguró el consejero, todo dependerá de las dificultades que se encuentren para llegar al final de las galerías.

Marta Alamón, arqueóloga de la empresa Tibicena, precisa que una de las mayores dificultades es que tienen que trabajar con "el fango hasta las rodillas". Esta especialista en Bioantropología, que participó en la excavación que se hizo en Llano de Las Brujas,comentó que la metodología no es la misma que se aplica tradicionalmente cuando solo hay que sacar tierra. "Hay que buscar y limpiar entre el barro que se adhiere al hueso, y resulta mucho más díficil trabajar porque hasta poner una etiqueta es más complicado porque no se puede utilizar papel" subrayó. Con todo, aclaró que el hecho de que los resos hayan estado en tre agua y tierra no afectará a las pruebas de ADN. Según dijo, apenas se ha rebasado el primer metro y medio de las galerías, y solo se han localizado tibias, fémures, y algunas vértebras por lo que no descartó que se puedan encontrar cráneos.