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"Mamá, ¿qué es comunista?"

Pino Sosa no entendió el comentario del cura de Arucas sobre los vecinos de Las Chorreras

María del Pino Sosa Sosa ayer ante el brocal del pozo. SANTI BLANCO

"Tenía cuarenta días c uando se llevaron a mi padre. Me hablaba mi madre de él, mi familia, y el padre de mi prima Balbina" explicaba ayer María del Pino Sosa Sosa, presidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas, en el Pozo de Tenoya, adonde le acompanó su prima Balbina Sosa.

La hija de José Sosa Déniz, latonero, que hacía en casa calderos y todo tipo de utensilios, contaba sin poder contener las lágrimas, como pese a no haber conocido a su progenitor lo ha estado buscando durante toda la vida. "Desde que tengo uso de razón he querido saber de mi padre" destacaba. Pero, quizás el episodio que más le marcó fue cuando el día de su Primera Comunión el cura de Arucas le preguntó que dónde era, y cuando le dijo que "'De las Chorreras", , le respondió: 'Ah, de los comunistas de Las Chorreras'".

Al no entender este comentario, contó que acudió a su madre Balbina a preguntarle qué era eso de ser comunista, cuestión que parece que le alarmó. "¿Quién te ha dicho eso?" fue la respuesta que obtuvo. "Tenía miedo, mucho miedo de que se nos llevaran, porque ya les habían advertido: hemos terminado con los padres y terminaremos con los cachorros" explicó.

María del Pino Sosa confesó que sentía "alegría, trizteza y estaba muy sentimental, pero que sobre todo tenía muchas ganas de que todo termine". Su esperanza es encontrar en este Pozo de Tenoya los restos de su padre, sobre todo después de ver que no estaba entre los restos que se localizaron en el pozo de Llano Las Brujas. "Solo espero que mi padre esté aquí, junto a todos los de Gáldar y el valle de Agaete" destacaba.

Al hablar de "los de Gáldar, Agaete y Arucas", esta mujer que tiene justo los 80 años que hace que desapareció su progenitor, se refería a los hombres del norte de Gran Canaria que desaparecieron el 18 y 19 de marzo y el 4 de abril de 1937 después de individuos próximos a la insurrección militar que acabó con la Segunda República se los llevaran de sus casas, los asesinaran y arrojaran sus cuerpos a diferentes pozos y simas de la isla. "Se los llevaron, los apalearon, los llevaron de un sitio a otro, a la capital, a Arucas, y al campo de concentración hasta que los mataron", contaba como quien ha vivido la historia en sus propias carnes.

Además de recordar todo lo que ha luchado en este tiempo, lo que ha caminado, y las puertas que ha tocado de la administración para conseguir que se abrieran estos pozos, aprovechó para anunciar que el próximo será la Vuelta del Francés, en Arucas, y que después habrá que conseguir que se abra la Sima de Jinámar.

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