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El ocaso de grillos y saltamontes

Más de la mitad de las especies endémicas de Canarias están amenazadas

Ejemplar de ´Calliphona alluaudi´ captado por el científico canario de la Universidad de La Laguna Pedro Oromí. Pedro Oromí

El canto de grillos y cigarras se está apagando en Canarias como consecuencia de los incendios forestales y la ocupación turística y poblacional del territorio. De las más de 90 especies presentes en las islas, 34 son endémicas (38%), con más de la mitad de ellas catalogadas con alguna categoría de amenaza por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Estas conclusiones son parte de un estudio realizado a lo largo de varios años por un equipo de más de 150 científicos, que han estado realizado por primera vez en la historia la evaluación exhaustiva del estado de conservación de las poblaciones de 1.082 especies europeas de saltamontes y grillos (ortópteros) para la UICN.

Al frente de esta tarea se encuentra el investigador alemán Axel Hochkirch, de la Universidad de Trier, y entre el equipo de investigadores figuran los científicos canarios Pedro Oromí, de la Universidad de La Laguna, y Heriberto López, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del CSIC, al que se deben todas las fuentes documentales de este artículo. Según apunta López, "una cuarta parte de los saltamontes y grillos europeos ya se encuentran en vías de extinción".

En el caso concreto de las islas, hay que subrayar hitos como "el gran incendio de 2007 que afectó una gran extensión del sur y oeste de Gran Canaria, que terminó con una cuarta parte de la población conocida de la cigarra verde de Gran Canaria Calliphona alluaudi, y con todas las poblaciones conocidas del cigarrón palo Acrostira tamarani en el área afectada, ambas catalogadas por la UICN como en peligro de extinción". Una situación idéntica ha sufrido "el conocido cigarrón palo de La Palma, Acrostira euphorbiae, cuya reducida área de distribución en Tamanca se ha visto afectada por los dos últimos grandes incendios , así como el cigarrón palo de La Gomera, Acrostira bellamyi, que tenía sus principales poblaciones en el área arrasada por el incendio del Parque Nacional de Garajonay".

Heriberto López subraya que "estas especies con distribuciones tan reducidas son especialmente sensibles a desastres naturales o producidos por el hombre y pueden desaparecer para siempre en cuestión de horas o días".

En cuanto al desarrollo turístico y su incidencia en estos insectos López asevera que su crecimiento "desmesurado ha sido la otra causa de la disminución de saltamontes y grillos en Canarias".

Uno de los casos más notables, según apunta, "es el de Dericorys minutus, un vistoso saltamontes descubierto en 1954 en las periferias de las dunas de Maspalomas, del que sólo se conoce un ejemplar, y que nunca más se ha vuelto a encontrar a pesar de haberse desarrollado múltiples campañas científicas para ello. La desaparición de esta especie en el lugar se debe sin duda a la destrucción del hábitat con el desarrollo turístico, por lo que ha sido catalogada por la UICN como en peligro crítico".

Actualmente, Axel Hochkirch lidera un proyecto financiado por la fundación Mohamed bin Zayed Species Conservation Fund, de Abu Dhabi, "para la búsqueda y estudio de esta especie en otras localidades de la isla en las que hay indicios de su existencia".

La amenaza del desarrollo turístico lleva décadas rondando el precario estado de conservación del ya nombrado cigarrón palo de La Palma, Acrostira euphorbiae, que no sólo tiene que sobrevivir a los incendios, sino a la amenaza de la destrucción de su reducido hábitat por la construcción de un campo de golf y varios hoteles. "Por fortuna, de momento, la ley está de parte del saltamontes", añade el científico. Aunque la especie con mayor categoría de amenaza de Canarias es otra endémica de Gran Canaria, la cigarra verde de Cabrera, Evergoderes cabrerai, de la que sólo se conocen dos ejemplares capturados en 1936 en la zona alta del valle de Agaete. "No es una especie aparentemente sometida a amenazas como las anteriores, ya que su hábitat está bien conservado y protegido, pero no se ha vuelto a localizar a pesar de haberse buscado en varias ocasiones".

La misma fuente apunta que algunas especies de saltamontes, "suelen constituir plagas que afectan a los cultivos, y en definitiva a la economía de las regiones afectadas, pero la realidad es que la mayoría de las especies no tienen este comportamiento".

Los saltamontes y grillos suelen tener poblaciones no muy numerosas, y constituyen una pieza fundamental de los ecosistemas, "ya que forman parte de la dieta de aves, reptiles y mamíferos, por lo que su desaparición podría afectar al equilibrio de los ecosistemas. Por otro lado, son muchos los estudios científicos que demuestran que las poblaciones de estos insectos son unos buenos indicadores del estado de salud de los hábitats".

Las estrategias para evitar el desastre pasan por la elaboración de "una legislación de protección efectiva", y, sobre todo, proteger y restaurar sus hábitats. De momento, "las administraciones canarias tienen la tarea a medio hacer al respecto", sentencia López.

"Canarias es un importante punto de biodiversidad a nivel mundial", advierte, "con una elevada tasa de especies endémicas y una extensa red de espacios naturales protegidos", lo que supone "un atractivo extra para el turismo de naturaleza o el desarrollo de estudios científicos, entre otras".

En cualquier caso, la pérdida de estas especies amenazadas de saltamontes, "conllevaría a una pérdida de biodiversidad para las islas, algo que implicaría una devaluación de las islas en este sentido".

Y por otro lado, la desaparición de estas especies, "también contribuiría a una pérdida de la calidad de vida de los canarios, ya que un paseo nocturno por un paraje natural de las islas no sería lo mismo sin el ruido de fondo de los grillos y cigarras".

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