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San Bartolomé de Tirajana

La historia se sube por las paredes

Rafael González rescata el legado cultural de Tirajana en 52 manuscritos que adornan bares, tiendas y casas

El primer café de la mañana se adereza en algunos bares de San Bartolomé de Tirajana con unas gotitas de nostalgia, curiosidad e historia. El archivero municipal Rafael González, más conocido como Feluco, rescata el legado cultural y la idiosincrasia del municipio en 52 manuscritos que ha distribuido de forma desinteresada en tiendas, casas particulares y cafeterías de la localidad turística. Los cuadros, que ya forman parte de la galería de fotos de los móviles de muchos turistas, reflejan la idiosincrasia de una localidad que ha pasado de ser tierra de tomateros y labradores de hoja de palma al tercer municipio turístico de España en los últimos 50 años.

Con cinco libros a sus espaldas, Feluco vuelve a la carga con una exposición de pergaminos diseminada por los establecimientos que mayor número de tertulianos acoge a la semana. En esta ocasión, el archivero del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha optado por regalar retazos de historia tanto en los establecimientos emblemáticos de la zona alta -Bar de Romería, Cuatro Esquinas, La Cueva (Tunte), El Albaricoque o El Labrador (Fataga)- como en cafeterías de paso para trabajadores y turistas en la costa del municipio.

Tras año y medio de buceo en archivos parroquiales y administrativos así como entrevistas a 572 personas mayores de 70 años del municipio, ha confeccionado una serie de cuadros a puño y letra que recuerdan las fechas más importantes de Tirajana. Desde la construcción en 1680 de la ermita aledaña a la Casa Condal de Maspalomas al Faro de León y Castillo pasando por los molinos de Fataga y las tienda de aceite y vinagre de Tunte.

En el bar aledaño a la iglesia de Tunte, que da de desayunar a concejales los viernes de pleno y turistas a diario, recuerda los orígenes de una construcción de finales del siglo XIX que perteneció a la familia del antiguo alcalde Francisco Macías.

Las paredes de El Albaricoque de Fataga, toda una referencia en el pago turístico, recogen el legado de una antigua tienda de aceite y vinagre y el Cuatro Esquinas de Tunte, la trayectoria médica que sustenta sus cimientos.

En la gasolinera de camino al Faro de Maspalomas, por contra, sus cuadros aluden al paisaje agrícola sobre el que hoy en día descansan hoteles de cuatro estrellas.

Y en la cafetería de la cooperativa de taxis del mercadillo de San Fernando recupera los antiguos nombres que dieron lugar al topónimo de Playa del Inglés, Maspalomas y Campo Internacional. En este local, donde cuelgan cinco de sus cuadros, también ha reservado un espacio especial para la historia de Santa Lucía.

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