El vecino de Teror que mató a su madre en 2015 intentó dejarla en una residencia de Valleseco el día de Todos los Santos, pero no consiguió que se hicieran cargo de ella y acabó con su vida en la madrugada del 3 de noviembre. "Soy el Rey Juan Carlos y están todos despedidos", espetó a la cuidadora de la residencia el día antes de cometer el crimen, el 2 de noviembre de 2015, cuando ésta le explicaba que no era posible atenderla y le informaba del procedimiento a seguir para internar a su progenitora. Juan Carlos Suárez Domínguez se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel como presunto autor de un delito de asesinato, según las conclusiones provisionales de la Fiscalía de Las Palmas.

Un tribunal popular comenzó ayer a enjuiciar en la Audiencia de Las Palmas al acusado, de 52 años, que reconoció haber matado a golpes a su madre durante la madrugada del 3 de noviembre de 2015, según la declaración prestada ante los miembros del jurado y del magistrado que preside el tribunal, Carlos Vielba Escobar. También comparecieron, como testigos, la citada cuidadora de la residencia de Valleseco, una trabajadora social de Teror y dos hijos de la víctima, que se acogieron a su derecho a no declarar para no perjudicar a su hermano.

La empleada de la residencia, Gregoria Quintana, se quedó muy sorprendida al enterarse de lo ocurrido por la prensa. "Nada indicaba que fuera a pasar eso. Estaba bien vestida y bien aseada", relató la testigo al jurado. Suárez llegó de improviso con su madre, Mercedes Domínguez Suárez, de 87 años, se bajó de un taxi y trató de dejarla en el centro sin mayores explicaciones. Luego se enfadó al no lograr su propósito y se fue.

La trabajadora social explicó al jurado que Mercedes Domínguez recibía ayuda municipal porque tenía muy poca movilidad. En su expediente constan dos incidentes con su hijo, que la atendía en la casa de Teror. Una vez se enfadó porque era festivo y nadie vino a cuidarla. Posteriormente, en octubre de 2015, un mes antes del crimen, presentó un escrito en el registro del Ayuntamiento y renunció a la ayuda a domicilio.

La Fiscalía de Las Palmas atribuye al acusado un delito de asesinato con alevosía y reclama a la Audiencia una pena de 20 años de prisión, la máxima prevista en el Código Penal, tras ponderar la gravedad de los hechos y la agravante de parentesco que siempre concurre en estos casos.

El letrado de la defensa, Iván Medina, apela a la "obcecación" que supuestamente sufría Suárez al tener que cuidar a su madre permanentemente, con la finalidad de reclamar una atenuante de la responsabilidad penal y tratar de lograr una sentencia más favorable. Medina se hizo cargo del acusado por el turno de oficio, tras la renuncia de varios letrados.

El abogado no cuestiona los hechos, que han sido reconocidos por Suárez, pero sí pide al jurado que tenga presente el contexto en el que se produce el crimen. Asegura que el acusado tiene nueve hermanos y estaba sobrepasado por la situación al tener que cuidar a su madre solo, además de arrastrar una vida condicionada por el consumo de alcohol y las drogas. Esa situación de dependencia generó una ofuscación que influyó en la determinación de matar a su madre, según la defensa.

El juicio continúa hoy en la Audiencia de Las Palmas con la declaración de los médicos forenses, entre otras pruebas, quienes deberán pronunciarse sobre el estado mental en le que se encontraba Suárez cuando mató a su progenitora. La Fiscalía, hasta el momento, no ha apreciado ningún tipo desequilibrio que merme sus facultades.

Mercedes Domínguez Yánez fue atacada por su hijo mientras estaba "profundamente dormida" en su cama. Suárez le propinó "múltiples y reiterados puñetazos" hasta matarla. Antes desconectó el teléfono de la vivienda y el aparato de asistencia a la tercera edad, con la intención de que no pudiera pedir ayuda, sostiene el fiscal.