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Valsequillo

Claribel, la peluquera que aprendió el oficio antes que leer

Valsequillo rinde homenaje a Martel Suárez por una vida dedicada a la peluquería

Claribel, la peluquera que aprendió el oficio antes que leer

Claribel, la peluquera que aprendió el oficio antes que leer

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Claribel, la peluquera que aprendió el oficio antes que leer Cristóbal D. Peñate

Claribel Martel Suárez (Valsequillo, 1941) ha consumido la mayor parte de su vida trabajando en lo que le gustaba: la peluquería. Recientemente fue homenajeada en su pueblo por haberse dedicado en cuerpo y alma a su oficio desde antes de que cumpliera la mayoría de edad y hasta su jubilación, aunque reconoce que sigue haciendo alguna cosa que otra entre sus amistades.

Nació en Los Majuelos en una familia numerosa de doce hermanos. "Pero se fueron muriendo unos al nacer, otros a los meses porque antes no había tanto adelanto de médicos y todo se hacía con medicina casera". Ella era la penúltima de los hermanos. "El último se ahogó en un estanque".

Desde pequeña se enganchó al mundo de la peluquería. "Fue un pensamiento mío porque me crié en una familia humilde, aunque estábamos bien porque teníamos mucho terreno. Mi padre se enfermó cuando tiró la casa de mi madre de tres plantas. Tenía poco espíritu y mi madre era doble mujer poque era muy luchadora y tenía mucho carácter. Era de temperamento muy fuerte".

"Como mi madre no quería vender nos criamos mal. No nos faltaba el gofio, las papas, la leche y el queso, pero nada más. Yo con siete añitos me quitaron de la escuela para atender a mi padre. Porque como mi madre no queria vender mandaron a mis hermanos a plantar una fanegada de tomateros al sur. La mayor tenía quince años y mi madre se quedó con un hermano mío para atender a los animales".

A partir de los catorce años ya tenía en su mente que quería ser peluquera, formar una familia e ir a vivir a Las Palmas. En su familia no hay antecedentes de peluqueras. "En aquella época los barberos eran los que cortaban el pelo a las mujeres y les hacían la permanente, que entonces se decía la 'parmanente', y poco más. El primer moldeado lo hice con agua porque no me enseñaron bien. Al final se le cayeron todos los rizos. Lavaba en una palangana con agua fría y cortaba el pelo con navaja, serrucho y la tijera normal".

Dice que tuvo un sueño despierta que le anunciaba que iba a ser peluquera. "A los ocho años atendí a mi padre y conmigo murió. Tenía problemas con el azúcar y el colesterol, en aquella época no había médicos como ahora ni adelantos".

"Cuando mi madre se enteró de que quería ser peluquera, casi me mata. Me dijo que cómo era posible y por qué no quería ser costurera, que estaba más de moda. Pero yo le dije que no, que quería ser peluquera y no modista. Mi madre me mandó a Vecindario para pedir dinero prestado a una familia porque ella no quería vender, lo consideraba una afrenta".

Pero lo que hizo Clarible fue irse a la capital. "Yo me fui a Las Palmas porque era muy espabilada. En La Isleta había un peluquero que se llamaba David Ángel y le pedí que me admitiera en su peluquería. Yo lo mareé tanto, le llamaba por teléfono todos los dias, hasta que me dijo que bajara por la mañana. Cuando me levanté mi madre me dijo de todo menos bonita. Pero un hermano mío le contestó que me dejara y que decidiera lo que quisiera porque todo el mundo no iba a ser igual".

"Me fui al peluquero pero no me enseñaba. Lo que quería era que le lavara las tapas de los tintes y tenerme limpiando rulos, pero yo era muy activa y cogía la cestita de los rulos y se la daba al peluquero para aprender cómo se ponían. Cuando se daba cuenta de que yo estaba fijándome al lado de él, me ahuyentaba. Hasta que un día me dijo que llevara una modelo".

Sacó el graduado escolar por Radio Ecca. "Yo trabajaba en la peluquería y mi hija me grababa las clases de Radio Ecca. Radio Jaqueca, le decíamos en broma. Cuando llegaba a casa por la noche de la peluquería me ponía a estudiar". Así obtuvo también el carné de conducir, quitando tiempo al tiempo. "Me quedaba dormida encima de los libros".

"Mi madre por aquel entonces me daba una peseta a la semana para coger el Salcai. Era muy agarrada y amarraba el dinero. Yo aprendí el oficio porque me empeñé. Una vez hice prácticas con mi hermano y cuando me di cuenta le había rapado la mitad de la cabeza. Le dije que cuando viniera su novia se virara de espaldas para que no le viera y que se pusiera una boina".

Empezó seriamente con la peluquería a los 17 años. "Yo empecé con un banco de madera que hacía mi padre en paz descanse. Lavaba las cabezas en una palangana en casa de mi madre con agua fría, después les ponía los rulos en el terreno y se secaban al aire libre. Y luego por las tardes las peinaba. Una vez arregle a una novia con la luz de vela".

Cuando el maestro peluquero le dijo que llevara una modelo, se tropezó con la mujer del alcalde, "que medía más de dos metros, y me dijo que la llevara a ella de modelo. Cuando se lo dije a mi madre casi me mata, me llamó ignorante, que se iban a reir de mí. Era un campeonato de peluquería organizado desde Barcelona. Al fin cogí a la mujer del alcalde como modelo. Le lavé el pelo, le puse los rulos, la sequé, la peiné y me dijeron que estaba perfecto". El alcalde de aquella época era Nicolás Martel, y Purita se llamaba su esposa.

Una peluquera se montó su negocio en el pueblo y avisó a Claribel para que le ayudara. "Yo me compré un secador por 7.000 pesetas y mi hermano le dijo a mi madre que si yo estaba loca, que cómo lo iba a pagar. Lo pagué a plazos con lo que iba ganando en la peluquería. La otra peluquera ponía anuncios pero yo no los puse porque el mejor anuncio es el boca a boca de las clientas". Entonces Claribel montó una peluquería en Las Palmas con dos empleadas.Se casó en 1966 y tuvo ocho hijos, siguendo la tradición familiar. "Yo trabajaba en la peluquería y mi marido tenía una parada de taxis. Como veía mucha corrupción por la calle, él no quería que los hijos fueran por mal camino. Por eso montó un estanco librería para que los hijos trabajaran y no estuvieran botados en la calle".

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