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Mogán

En tierra del olvido

Los vecinos de Vento El Barranquillo reclaman la mejora de la carretera y el riego municipal de los jardines

Vista panorámica del barrio Vento El Barranquillo, ubicado en el municipio de Mogán. ANDRÉS CRUZ

Desde hace casi medio siglo, un núcleo de antiguas cuarterías habitadas por 20 familias soportan las altas temperaturas del denominado barranco del diablo. En medio de montañas desangeladas, propiedad de la familia del Castillo, los vecinos de Vento El Barranquillo reclaman mejoras en la carretera de acceso al barrio, el riego municipal de las palmeras y en la recogida de basura. Al tratarse de suelo privado, el ayuntamiento advierte que su intervención se limita solo al "mantenimiento" de los servicios.

La mayoría de los vecinos que residen en Vento y Barranquillo trabajaron en la zafra y plantaciones de plátanos, propiedad del Conde de la Vega Grande. Por la cercanía con los cultivos se instalaron en cuarterías construidas por Juliano Bonny, que hoy en día se han convertido en sus viviendas habituales. En la época de Antonio Santana, el asentamiento ganó alumbrado público, un parque infantil y el riego por goteo de las palmeras que crecían en los alrededores de las casas. En aquella época también el Cabildo, asfaltó la carrera que une el barrio con la general para llegar hasta la zona de El Pajar.

Desde entonces las familias de Vento y Barranquillo figuran en el padrón municipal. Pagan sus contribuciones de basura y la factura del agua al consistorio. Lo único que no abonan es el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que recae en el bolsillo de la familia del Castillo desde 2012.

Durante las últimas décadas, el pueblo ha recibido la visita de carteros, barrenderos municipales y hasta de concejales de Obras Públicas y Jardines. Sin embargo, desde que la familia condal comenzó a reclamar en los tribunales a cada estirpe su terreno, el barrio experimenta un avanzado estado de deterioro.

En 2012, con Francisco González en la alcaldía, se procedió a derribar el parque infantil. La administración cortó el suministro de agua para regadío por goteo de las palmeras de la zona y los socavones en la carretera principal se convirtieron en una auténtica "pesadilla" para sus usuarios.

La basura, que acumulan en los alrededores no solo los residentes de la zona sino también "gente de afuera" que tira sus desechos en estas tierras, supone la guinda a un cóctel molotov que trae de cabeza a los vecinos.

"Tengo que tener mucho cuidado con las ratas, porque se cuelan en casa", afirma Carmencita (77) en el interior de su casa. Esta vecina, que acumula 42 primaveras ya en Barranquillo, se encarga de regar con agua doméstica las palmeras de la calle. "Entre los malos olores que desprende la basura del barranco y que ya nadie cuida de las plantas", asegura, trata de conservar su casa como oro en paño.

Tras varias denuncias en el Ayuntamiento el presidente de la asociación de vecinos Cañaón, José Diego Lorenzo, presentó hace unos meses un escrito en las oficinas municipales con el fin de que la administración solventara los problemas del barrio.

Sus demandan obtuvieron respuesta días después con la visita de dos concejales del gobierno de Onalia Bueno al barrio. Los ediles mandaron a tapar los hoyos del asfalto, pero le comunicaron a los vecinos que al ser "propiedad privada" no pueden hacer nuevas obras de mejora en el recinto.

"Pero si hay gente empadronada en este pueblo, ¿no le corresponde al Ayuntamiento de Mogán mantener los servicios públicos?", se pregunta Lorenzo a la vez que admite que su condición de residente en estas tierras se enfrenta a un futuro incierto tras la demanda judicial de sus propietarios.

Hasta que la Justicia decida el paradero de estos vecinos, Vento y Barranquillo se niegan a vivir con un contador de llaves de agua oxidadas "que puede estallar en cualquier momento" y una carretera agujereada por los camiones que rompieron hace años la calzada al depositar en tierra de nadie "escombros" sobrantes de obras de la urbanización de Puerto Rico.

La próxima semana, según la alcaldesa, los técnicos inspeccionará el cuadro de llaves de agua con el fin de "sustituir" gran parte del entramado de hierro. "No podemos realizar nuevas inversiones en la zona porque se trata de un terreno de propiedad privada. Sí, por el contrario, nos comprometemos a labores de mantenimiento y conservación", agregó Bueno.

El consistorio pasará revista a los baches del asfalto las próximas semanas. La cuadrilla del Plan de Vías y Obras, integrada por beneficiarios del plan social de empleo, visitará el barrio con el fin de realizar labores de limpieza y reparación de la carretera a medida que alcance esta zona del municipio.

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