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Arucas

Ron de caña y queso de flor, amor a primera vista

El maridaje de los dos productos entusiasma a personas de Italia, Eslovaquia, Malta, Letonia y Bulgaria en el marco del Tasty Cheese

"Queso y ron, qué combinación", aseguraron los visitantes de las regiones europeas que llegaron ayer a la destilería Arehucas para combinar dos de los productos estrella del norte de Gran Canaria. La guagua los dejó bien pronto por la mañana para que hicieran el nuevo tour por la fábrica de ron. César Arencibia, responsable de turismo y relaciones públicas de Destilerías Arehucas, reveló que el nuevo recorrido estaba siendo todo un éxito. "Los pasados años nos visitaron de media 40.000 personas, y en lo que vamos de año ya vamos por los 32.000", aseguró Arencibia.

La visita estaba enmarcada en el Tasty Cheese Tour, proyecto financiado por la Unión Europea, y trajo a representantes del queso de cinco países del viejo continente. Los visitantes no solo venían a degustar el queso, sino a engullirse de su historia y elaboración. Y para hacer de anfitrión, en representación del queso canario, Isidoro Jiménez, maestro quesero del Gobierno de Canarias, que se encargó de que los expertos de Bulgaria, Eslovaquia, Letonia, Italia y Malta conocieran todo sobre el producto autóctono.

No se sabe muy bien como los extranjeros accedieron a degustar queso con ron, ni si lo habían hecho antes o les pareció una falta de respeto por si era algo que se hiciera habitualmente aquí. "La verdad es que me sorprendió la combinación", reveló la eslovaca, que reconoció que sí había combinado el queso con otras bebidas alcohólicas como el vino o la cerveza. "Escepticismo", dijo sentir el italiano Roberto Quatraccioni, en cuanto a mezclar una bebida alcohólica tan fuerte con los quesos suaves que la Mancomunidad del norte había preparado para ellos.

Pero Alejandro Peñafiel, gerente de la Mancomunidad, y Jiménez, el experto en queso, se encargaron de tranquilizarlos y guiarles por una cata que les cambiaría la vida. Destilerías Arehucas había preparado tres de sus mejores rones para que combinasen a la perfección con los tres quesos de denominación de origen que había preparado Jiménez.

El primero venía desde Fontanales en Moya, del Cortijo de Las Hoyas, y se acompañaría de un ron envejecido durante 7 años en barricas de roble. Pese al escepticismo a beber a las 11.30 horas de la mañana, los visitantes degustaron el queso con unos pequeños sorbos del ron, que se encargó de servir el bartender Dalmai Hernández. "No vamos a mentir, el primer ron estaba bueno, pero era demasiado pronto para beber", explicó el italiano Quatraccioni. Una vez devorado el queso, el ron sobrante se echó en un balde, se limpió la copa y todos listos para la segunda tanda.

El Cortijo de Pavón, de Guía, proporcionó el segundo queso a degustar. Y para esta ocasión un ron de 12 años. Como Hernández reveló, "un gran reserva envejecido en barrica de roble, su armonioso sabor, su fina textura y elegante presencia lo convierten en insustituible para la bodega de cualquier entendido". Todo un acierto, dijeron muchos de los asistentes. Las sonrisas empezaban a salir solas en las caras de la delegación europea, que no daba crédito a que el queso se complementaría tan bien con los pequeños sorbos de ron.

Y como no podía ser de otra forma, Jiménez y Hernández habían dejado sus buques insignia para el final. Un queso de flor del Cortijo de Caideros, de Gáldar, y un ron de 18 años de maduración. Dos de los productos de mayor calidad de la Mancomunidad del norte. "Había que impresionar a los visitantes", aseguró Peñafiel, que reveló que el queso de flor ya había causado furor en la anterior cita del año pasado en tierras italianas. El queso estaba servido en cuchara, ya que su textura así lo pedía. "Y eso que hoy no hace un día caluroso", declaró Jiménez, que explicó a los visitantes como se elaboraba el queso de flor. "Es algo que no sabíamos que se podía hacer", dijo la representante letona, que no conocía esta variedad del queso.

Hernández se encargó de presentar el ron. "Se trata de un añejo reserva especial en un elegante color caoba, producto de su largo paso por las barricas", detalló. Esta bebida era demasiado fuerte para algunos de los representantes, que no acostumbran a beber el ron en una cata de queso. "Un poco fuerte para mí", reveló la eslovaca. Y aunque Jiménez avisó de que el queso de flor "o lo amas o lo odias", de los presentes nadie le hizo ascos. "Una variante del queso muy tierna y de un sabor muy intenso", desgranó Quatraccioni.

Jiménez explicó que esta variedad del queso se está perdiendo. "En los último años muchas familias de queseros que la elaboraban han cerrado", comentó el experto, que acuso el éxodo masivo hacia las ciudades como causa. "Hay que hacerles volver al campo", espetó la eslovaca, que reconoció que se "enamoró" del queso de flor. Tampoco salieron de su asombro al conocer que los tres quesos se habían elaborado con leche de oveja cruda, ya que en los países europeos muchos de sus productos lácteos utilizan leche pasteurizada.

Tras la cata, los visitantes ofrecieron variedades de queso que habían traído de Eslovaquia, Bulgaria, Letonia, Italia y Malta, que aprovecharon para degustar con el ron de 18 años. La chica de Malta dijo que no podía volver a su tierra sin llevarse un queso de flor, por el que aseguro que "triunfará a su regreso". Jiménez y Peñafiel se llevaron por la tarde a la delegación de ruta por los cortijos del norte en los que se elaboraron los quesos para que pudiesen conocerlos de primera mano.

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