No podía evitarlo: a Juan Manuel del Pino Vera no paraban de brotarle ayer lágrimas de los ojos a borbotones por mucho que tratara de contener sus sentimientos. Lo que le rondaba la cabeza no era por tristeza, sino una sensación de emoción desbordada tras recibir de manos del presidente del Cabildo, Antonio Morales, la distinción a su querido toro Manzanero con el primer premio de la raza vacuna del país en el Concurso Exposición de Ganado que se ha celebrado durante los últimos días en la Granja Experimental de la corporación insular, lo que lo convierte de facto en el mejor toro de toda la Isla. Del Pino, llegado desde Santa Brígida con un sobrio ejemplar de más de una tonelada de peso, explicaba con emoción que el secreto del éxito de su toro se debe a que lo trata con "mucho cepillo y mucho cariño todos los días". Como si de su propio hijo se tratase, el ganadero presumía ayer de tener un animal "muy noble", para lo cual tiene una explicación: "Yo creo que los sentimientos que le da el dueño al animal después los expresa él". Sus otros dos premios del día -dos segundos, destinados a novillo y novilla del país- corroboraban sin dudas su teoría.

También estaba satisfecho Juan Alonso, que tras conseguir el segundo puesto con su toro Moreno coincidía con su compañero Del Pino en señalar cuál es el secreto para criar ejemplares de premio. "Es la constancia, tener siempre presente la genética y estar todo el día con ellos", afirmaba con rotundidad. Este hombre que "por suerte o por desgracia" nació y se crió "siempre en medio de vacas" cuida a su animal, que por San Juan cumplirá cuatro años, "como nos educaron nuestros ancestros, siempre a base de forraje y cereales molidos" y busca en ellos "nobleza, corpulencia, robustez y tranquilidad, para que hasta mis hijos puedan cogerlo sin problema ninguno". Aunque el primer premio sigue resistiéndosele, todos los años se marcha de la feria del Cabildo con algún galardón: "Puede que no sea el que tú quieres, pero siempre te llevas algo".

Tanto Alonso como el resto de ganaderos saben que este tipo de ganadería puede no resultar la mejor inversión desde el punto de vista económico, pero eso no les importa porque de algún modo les enriquece en el plano más emotivo: "Esta raza no es rentable, pero por respeto se debería seguir conservando; se debería hacer un homenaje a la tierra, porque estos animales transportaron las piedras para nuestras iglesias hace más de 60 años".

Mejores premios

En su discurso antes del acto de entrega de reconocimientos, Antonio Morales alabó la labor que llevan a cabo cada día "los hombres y mujeres del campo" y quiso destacar la cada vez mayor relevancia del sector primario de la Isla a pesar de que "apenas supone un 1% de nuestro producto interior bruto". El presidente de la corporación insular recordó que "ha habido más animales que nunca", algo que achacó al aumento de las cuantías de los premios -en esta ocasión se repartieron 19.000 euros, 7.000 más que el año pasado, a través de 118 galardones para todo tipo de ganado- y al aumento en más de un centenar del número de jóvenes dedicados a la ganadería en Gran Canaria en los últimos tiempos.

"Estamos en un buen momento", indicó en referencia a la luna de miel que los grancanarios viven con los productos gastronómicos de calidad surgidos del mundo rural de la Isla. "No es lo mismo traer un producto de 5.000 kilómetros de distancia que hacerlo con uno que esté a 10 o 15", recordó. Para el presidente de la corporación insular el consumo de materias primas locales es positivo porque también "hace que se recupere el paisaje, que se genere más empleo y más actividad económica en torno a este sector".

La gran afluencia de público que se dio en la jornada de clausura parecía querer confirmar esa misma visión. El sol que se había resistido a aparecer durante el sábado, cuando incluso cayeron algunas gotas dispersas de lluvia, brilló sin competencia alguna en el cielo durante toda la mañana del domingo. El recinto, al que acudieron incluso más visitantes que el día anterior, abrió las puertas a las 10 de la mañana, aunque los caballos y los perros que tenían que participar en las principales pruebas y demostraciones del día habían llegado a Cardones cuando el sol aún despuntaba.

En el programa destacaban las exhibiciones de trabajo canino y de doma equina, algo que como se explicaba desde megafonía "se ve fácil desde fuera, pero es muy complicado", pero también había quienes simplemente habían ido a pasear un rato para ver a los animales, como le ocurría a Luisa Rodríguez, llegada desde el barrio capitalino de Los Giles junto a los pequeños Alejandro, Daniela y Ariadna, que estaban "asombrados con los corderos". Muchas familias que no pudieron ir en la primera jornada aprovecharon para no perderse el cierre de la feria, aunque también los hubo que repitieron los dos días para probar lo que se les había escapado el día anterior, como Antonio Guedes, que llegó desde Agüimes con su mujer por segundo día consecutivo con la firme intención de asistir a la degustación de cochino negro canario que se realizó antes de la entrega de premios.

En la zona de exposición y venta también se respiraba un gran ambiente festivo. Había quienes se acercaban a preguntar por los exquisitos albaricoques que se cultivan en pagos de la zona alta de San Bartolomé de Tirajana como Tunte o Cercados de Araña y que en la primavera están en plena temporada de cosecha, pero también los había que querían comprobar por sí mismos si es verdad lo que dicen de las rosquillas de nata, "la gran desconocida de los dulces de Moya", como las llama Estrella Gil Santana, que las vendía en su puesto: "Están buenísimas, saben como los dulces antiguos de nata", aseguraba la tendera.

Cuando dieron las tres de la tarde llegó el momento de cerrar las puertas del recinto al público. Mientras los visitantes abandonaban el recinto, los ganaderos esperaban pacientemente en la puerta de la oficina de administración para pasar a recoger sus premios mientras los más de 1.000 ejemplares que participaron en el encuentro les esperaban en sus zonas de reposo para iniciar juntos el regreso a las granjas. Aunque el dicho asegura que en el campo no existen los fines de semana, el resto del domingo estaba destinado a convertirse en un día especial para todos ellos: como aseguraba el orgulloso ganador del primer premio de toros del país, "mañana será otro día, pero hoy toca celebrarlo".