¿Qué se le ha perdido a Yolanda Ramos en Canarias?
Voy a hacer unos monólogos con David Navarro y Oswaldo Digón, dos monstruos del humor. Hablaremos de los errores del ser humano en los que todos nos vemos reflejados. Mi monólogo es como una explosión de verdades a la cara. Como todo el mundo en su trabajo, por dinero a veces he hecho cosas que no me gustan y me cuesta mucho venderlas, pero en este caso yo misma iría a verlo.
¿Esta gira es un retorno a lo básico después de la parafernalia de Tu cara me suena ?
Sí. Gracias a esta combinación puedo aguantar la presión mediática? aunque que quede claro que esta presión es bienvenida, ¿eh? En el teatro todo es de otro modo, tiene una magia parecida a la hostelería. Yo trabajé en un bar y esto me recuerda a la hora de la cena, cuando el local, de estar vacío, se volvía un micromundo.
¿Hemos superado ya el cliché de las relaciones de pareja en los monólogos?
Sí. Se ha abusado mucho de eso, aunque en realidad el tema no importa tanto como la manera en que lo cuentas. La gente sigue teniendo pareja, sigue amando, odiando? Lo que tienen que hacer los espectadores de Las noches de El club de la comedia es olvidarse de los monólogos que han visto por la tele; esto es mucho más apurado.
¿Qué figuras toma como referencia, tanto nacionales como internacionales?
Internacionales ninguna, porque las cosas del extranjero no me hacen gracia. O tienen un humor muy blanco, que es pasteloso, o uno muy negro que tampoco hace falta. En el panorama nacional los dos compañeros que vienen conmigo en el bolo me hacen reír mucho, así que diré que David Navarro y Oswaldo Digón. Los monólogos no son Shakespeare... y gracias a dios, porque murió hace ya mucho. Sé que esto parece una burrada, pero es que lo que él escribió no son más que las emociones del ser humano. Esto se puede malinterpretar, pero me da lo mismo, porque ya es hora de que alguien lo diga. Estamos tirando de los clásicos, que sí, son maravillosos, pero me gustaría que también quedara algún autor contemporáneo. Si no, entre lo que nos roban los políticos y la falta de creación, no va a quedar nadie para que los niños lo puedan leer al cabo de 200 años.
Menciona a los gobernantes. ¿Hay hueco en los monólogos para el humor político?
Sí, pero es uno fácil. Les viene muy bien que hagamos humor sobre ellos, porque eso atonta al público. Parece que si el propio político se ríe de las bromas es majete, pero no. No me gusta cuando van a hacerse los graciosos, porque no están para entrar en eso: les pagamos para que lo hagan bien y lo hacen fatal. En todo caso, si hablara del tema sería con muy mala leche.
¿En qué anda embarcada además de los monólogos?
Estoy haciendo un programa de televisión que todavía no ha salido y me están ofreciendo cosas interesantes. El paso por Tu cara me suena me ha ido muy bien, no me puedo quejar. Me sabe mal decirlo, porque casi todos nos podemos quejar, pero cuando me ha ido mal lo he dicho en los medios y ahora que me va bien también es justo que lo diga. No me estoy haciendo de oro, porque los comediantes -y más las mujeres- somos un poco de segunda, pero yo voy a luchar porque todos seamos de primera.
O sea, que no se va a poder quedar a vivir en Gran Canaria...
¡Ojalá! Yo trabajé allí: empecé bailando en hoteles en Mallorca y cuando era invierno nos íbamos a Canarias. Viví en Fuerteventura y en Gran Canaria y el mejor recuerdo que guardo es la gente: tenéis unas ganas de vivir tremendas y sois muy inteligentes. Durante mucho tiempo me parecía que sois los grandes olvidados de la Península, pero no por culpa vuestra. Sois buena gente, con sentido del humor... sois una gente maravillosa. Lo digo sinceramente.
