Muebles Atlántico Norte en Guía, que ha anunciado el cierre de sus puertas para alquilar la tienda a un grupo inversor chino, volvía a abrir sus puertas después del frenético día de liquidación del lunes. Una semana para reponer la mercancía tras el reboso que obligó a que el negocio se replantee sus horarios para mejorar la atención a sus clientes. "Repusimos lo que pudimos", desveló Alejandro Díaz, hijo del fundador. Este viernes se montaron colas de espera hasta dos horas antes de la apertura matinal y la tienda tuvo que echar el cierre por la tarde por la venta de todos los muebles en exposición.

Desde todos los puntos de la geografía isleña acudieron en busca de un sofá a precio de ganga, de un colchón con las medidas adecuadas, o de una cómoda que quedará integrada en la habitación. "Amueblé mi casa hace años y quería renovar parte del mobiliario", desveló Flora Ortega, que bajo desde Artenara a primera hora de la mañana. "Está más cerca que ir a la capital", detalló Ortega, que vino buscando un sofá y se fue con una silla, un edredón y tres fundas para este.

La señora había hecho cola por la mañana para poder encontrar algo que no tuviese el cartel de "vendido" encima. "Tuvimos que aparcar el coche bastante lejos de la tienda", explica Ortega mientras espera que su hija acerque el vehículo para poder cargar las nuevas adquisiciones. "A un precio buenísimo", aseguró, "y de buena calidad, se ve".

Muchos acudían a Muebles Atlántico Norte con una idea en la cabeza y salían con otra cosa completamente diferente. "Está difícil encontrar lo que uno quiere, porque todo lo bueno está vendido", declaró Ortega. Roberto Delgado vino desde La Aldea buscando buen somier para la cama del nuevo cuarto de invitados. "Hay que buscar y venir más días para encontrar lo que uno viene buscando", reveló Delgado, que se fue de vuelta por el nuevo túnel con las manos vacías. "El viaje tampoco es en vano, porque se le echa el ojo a alguna que otra cosa", sentenció el aldeano al marcharse de la tienda.

Otro caso era el de Ana María López, que llegó sin un objetivo y se fue con dos bolsas. "No quería nada en concreto pero siempre picas", asegura López, que compró dos lámparas que ella misma reconoció que no le hacían mucha falta. "Pero con este precio quien se puede resistir", añadió. López mencionó que llevaba toda la vida comprando los muebles de su casa en la tienda de Guía. "Son buenos muebles, los míos tienen años y siguen estando en buen estado", afirmó la mujer, que continúo buscando un sofá de tres plazas en los diferentes pisos. "Cuanto más subes mayor es el descuento", reveló López.

Elisa Mateo está amueblando una habitación de su vivienda que destinará al turismo. Mateo vino desde el municipio de Firgas y buscaba un sofá atractivo en precio y materiales. "Viendo los descuentos puede ser que reponga algún que otro mueble de mi casa", apuntó Mateo, que portaba su cinta métrica para medir cada sofá que no tenía el cartel de vendido encima. "Haber llegado tan tarde revela que muchos han madrugado para comprar las cosas buenas", descubrió Mateo cuando pedía el precio de una ganga, a lo que la encargada le respondía que ya estaba liquidado.

Muchos de los visitantes tenían el mismo problema, encontraban un mueble que cumplía todos sus requisitos y después veían que ya estaba a la espera de ser empaquetado y transportado. "Estamos desbordados con los envíos", afirmó Díaz, que declaró que se tenían que replantear los nuevos horarios para poder atender la demanda que estaban teniendo los días de liquidación. Tal fue el frenesí que a la tarde tuvieron que echar el cierre para atender todos los envíos que tenían pendientes. "Aquí hay trabajo para lo que resta de mes", detalló Díaz, que espera poder paliar la situación y volver a abrir próximamente.

La tienda se ha visto sumergida en un tráfico de personas que los propios encargados no habían visto nunca. "Jamás había tenido que atender a tantos clientes", aseguró una empleada. Muchos de los que llegaban eran antiguos compradores que buscaban un último mueble que adquirir de la emblemática tienda norteña, pero también llegaron nuevos clientes. Javier Ramírez vino desde Las Palmas de Gran Canaria a Muebles Atlántico Norte por primera vez. "Aprovechando que tienen estos precios vine a comprarle un cabecero para la cama de mis padres", declaró Ramírez, que se vio sorprendido por el volumen de compradores con los que tenía que competir en busca de un artículo que no tuviese el "vendido" colgando. Más de uno se tuvo que ir con las manos vacías.

María del Carmen Santana, vecina de Bañaderos, puso la nota sentimental cuando recordó que había amueblado los cuartos de sus hijos con artículos de esta misma tienda. "Hoy me atendió la misma que hace 20 años", aseveró Santana, que también acudió sin un objetivo y se marchó con algún que otro adorno. "Todo muy bonito, pero está vendido", lamentó Santana, como los miles de visitantes que pasaron por la mañana en otro día de locura en la liquidación de Muebles Atlántico Norte.