Como ocurre en India, donde se celebra un festival de colores asociado a la igualdad cultural, el municipio de Ingenio regaló ayer a sus visitantes un canto a la vida y a la "diversidad" humana. Bajo una tempestad de 700 kilos de polvo, un total de 1.500 participantes se lanzó a una carrera "sin barreras" hacia la "inclusión social" en la Avenida Carlos V de Carrizal. La fiesta estuvo aderezada por el desparpajo de Drag Grimassira Maeva, madrina del evento, y la interpretación en lengua de signos de canciones de Los Lola.

En la vida "uno es capaz de adaptarse a todas las circunstancias", desvela Rubén González (30) desde su handbike, una bicicleta acoplada a una silla de ruedas. Sin embargo, continúa el joven, si la "sociedad" quita "obstáculos del camino", la carrera hacia la inclusión se hace más "fácil". Este vecino de Teror ha encontrado en el deporte un aliciente para "superarse a sí mismo". La lesión medular que sufrió hace seis años no le impide luchar por "objetivos" y entrenar "casi a diario" en la Avenida Marítima de la capital a bordo de una bicicleta adaptada del Centro Insular de Deportes. El chute de "endorfinas"-las denominadas moléculas de la felicidad- que le provoca el ejercicio físico no solo le mantiene "activo" sino que le genera expectativas para conseguir "mejorar" en sus marcas deportivas. En algunas carreras, como la que celebró hace apenas unas semanas Fundación Puertos de Las Palmas, participa incluso acostado en su bicicleta.

A la carrera de Carrizal fue acompañado por su pareja y amigos. En esta ocasión, que la "participación" desbancaba a la "competición", la jornada se presentaba "divertida, original y, sobre todo, muy colorida".

Al filo del mediodía, una lluvia estridente de colores dio el pistoletazo de salida a 1.500 participantes. El recorrido, cuatro kilómetros de distancia acotados en dos vueltas, estaba libre de barreras arquitectónicas y adaptado a corredores con discapacidad auditiva. Cada participante disfrutó de la experiencia "a su ritmo". Mientras algunos optaron por correr junto al carrito del bebé, otros decidieron llevar directamente el niño a hombros. Hubo quien prefirió ir a paso lento, comentando la jornada festiva, y quien aprovechó la ocasión para dar un largo paseo con su perra o estrenar con amigos la GoPro.

Los más atrevidos lucieron flotadores y tutús de colores durante el recorrido. Incluso tacones y peluca rubia. Eduardo Arbelo y sus amigos, un grupo de senderistas, decidieron cambiar ayer de vestimenta y embutirse los chicos tacones y vestido mientras que las mujeres chándal y deportivas. El primero en llegar a la meta tenía que invitar al resto a un "almuerzo". Durante el camino Eduardo, que lucía curvas en un traje hecho a medida por su esposa, perdió hasta las tapas de sus tacones. Eso sí la sonrisa no se le borró en ningún momento. "Y el próximo año vengo con tacones de aguja", decía el joven entusiasmado con el ambiente festivo que destilaba la villa del Sureste.

La carrera discurriópor siete arcos de distinto color. A su paso por estas puertas hinchables, los participantes se embadurnaban de color. Cada tonalidad estaba asociada a un "principio rector" del sistema público de "Servicios Sociales" - universalidad, participación, solidaridad, normalización, prevención, globalidad e igualdad.

"La idea es que cada participantes se impregne de esos valores durante el recorrido", explicó la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Ingenio, Elena Suárez, para finalmente alcanzar la meta que simboliza "la inclusión social".

Al terminar la carrera, resultaba casi imposible identificar a cada uno de los corredores. Se habían convertido en una mancha difuminada de colores, que no permitía la discriminación de ninguno por condición social, cultural, física o sexual. "Al final es cuando te das cuenta que bajo ese manto de colores se esconden personas iguales. Todos, incluso con nuestras aparentes diferencias, somos iguales", aseguró la concejala junto a la zona recreativa del evento.

La mitad de los fondos recaudados con esta actividad, que contó con el apoyo del Cabildo y otros patrocinadores privados, se destinará a la financiación de proyectos sociales en el municipio. "Tanto iniciativas con carácter de prevención, como este festival de colores, como de promoción de la inclusión social y laboral" de personas que presentan algún tipo de discapacidad, agregó Suárez.

El baile de los usuarios del centro ocupacional de Ingenio y el ritmo de Grimassira Maeva pusieron el broche de oro al festival más colorido de la Isla.