El hombre que presuntamente acabó con la vida de su hermano en Arguineguín el lunes por la noche lo hizo con una espada simulada japonesa con empuñe redondo y ornamentos orientales, similar a una katana. Esta es la hipótesis con la que trabaja la Guardia Civil, que ayer realizó a la luz del día la inspección ocular del lugar donde ocurrió el crimen, en la calle Ángel Guimerá de la localidad moganera, en donde se procedió a una reconstrucción tanto del escenario como del suceso.

A falta de que los resultados de la autopsia permitan confirmar los indicios con los que trabaja el Instituto Armado, los agentes al cargo del caso sostienen una línea de investigación según la cual el agresor provocó a la víctima varias heridas inciso-contusas en la zona de la axila y el área superior izquierda de la espalda con esta arma de grandes dimensiones. Uno de los cortes le seccionó la arteria axilar y como consecuencia falleció desangrado. El arma, que tenía en torno a medio metro de longitud frente a las katanas tradicionales, cuyas dimensiones son aún mayores, fue incautada por los agentes el mismo lunes por la noche en la vivienda donde residía el presunto autor de los hechos.

Los operarios de los servicios municipales procedieron este martes por la mañana a limpiar los restos de sangre repartidos entre la entrada a la vivienda del presunto asesino y un banco cercano en el que según varios testigos se sentó la víctima antes de que ocurrieran los hechos. Diversos vecinos de los dos hermanos describieron ayer una tensa situación familiar larvada durante décadas en la que las discusiones se sucedían de manera constante por cualquier tema. "Esto es la crónica de una muerte anunciada", aseguró uno de ellos haciendo referencia a los continuos altercados y amenazas entre los dos familiares, que hasta este lunes nunca se habían convertido en realidad.

Peleas y discusiones

"Tenían muchas peleas y discusiones, se odiaban a muerte desde que fueron hombres", explicó el mismo vecino, quien recordó también haber visto en los últimos días a la víctima "muy triste, callado y observador", sobre todo desde el fallecimiento de la madre, que ocurrió la semana pasada. "Era un poco ´madrero´", reconoció. La familia había llegado a Arguineguín décadas atrás para dedicarse a la zafra del tomate. El padre, que trabajó durante años para la compañía de exportación de tomates de L.H. Pilcher, recibió algunas cuarterías como compensación al finalizar su empleo, según explicaban ayer los residentes de la zona. Aparte del presunto asesino y de la víctima, el matrimonio tuvo tres hijas, una de las cuales aún reside en el municipio de Mogán.

La muerte de la progenitora acabó por desatar las tensiones, de acuerdo con los vecinos de los dos hermanos, que a pesar de sus malas relaciones vivían en la misma calle sólo separados por dos números. "Estuvieron un tiempo callados, pero hace dos semanas empezaron a tirarse las puntas", aseguró otra de las vecinas.

La herencia familiar, consistente en las antiguas cuarterías ahora convertidas en viviendas, están en el germen de la discusión, de acuerdo con el relato ofrecido ayer por varios testigos de los hechos. De acuerdo con esta versión, el lunes por la noche, después de que un vecino le diera el pésame por el fallecimiento de su madre, la víctima se acercó hasta un banco situado frente a la casa de su hermano y comenzó a discutir a gritos con él. "Fue extraño que fuera y se sentara enfrente", indicó uno de los testigos. "Se oyó decir ´que te acuchillo´ y el otro le dijo ´baja para aquí´", detalló. En este contexto, el presunto autor " lo sorprendió" con la katana con la que le provocó las heridas

La Guardia Civil tiene previsto que el sospechoso pase a disposición judicial a lo largo de la mañana de este miércoles, aunque la legislación permite que los agentes dispongan todavía de un día más para realizar averiguaciones antes de que el detenido tenga que comparecer en sede judicial. El juzgado de guardia de Maspalomas será el responsable de continuar con la instrucción judicial del caso.