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De BIC en BIC Centro Histórico de Gáldar (y 22)

Gáldar y el arcano de los canarios

La antigua Agáldar esconde sus mejores sorpresas bajo la monumentalidad de su centro histórico. Hasta el siglo XVIII aún conservaba relevantes edificaciones prehispánicas

La monumental Gáldar que asoma en su centro histórico en superficie se levanta sobre la antigua ciudad de los canarios, una cualidad que si bien no es única en las islas, no se produce con tanta evidencia como en la que fue capital del Guanartemato.

En casi todos los centros urbanos de la isla existen asociados yacimientos arqueológicos, pero nunca con la extraordinaria y contundente riqueza como el que exhibe el municipio norteño, al punto de que "no existe ningún caso parecido en toda Canarias", según sentencia Juan Sebastián López, quien además de cronista oficial de la localidad es autor del libro Los Centros Históricos de Canarias, en los que detalla en 700 páginas la peculiaridades de 36 localidades de las islas.

Para ilustrar la excepcionalidad de esta circunstancias se remite a crónicas que hasta el siglo XVIII detallan y refieren a edificios concretos de la sociedad prehispánica como la gran plaza cercada, el palacio o casa del Guanartemato, que hasta ese siglo se mantuvo en el entorno de la plaza de Santiago, y la conocida como torre roma.

De forma paralela "la historia nos cuenta", afirma López, "que Andamana y Gumidafe unificaron Gran Canaria y establecieron su capital en Agáldar, de ahí que en el salón de plenos de las Casas Consistoriales se exhiban los retratos de estos fundadores de la dinastía de los Semidan, gobernantes de la isla hasta la Conquista, como se así se atestigua en el escudo de la ciudad , que lleva por lema Reyes Guanartemes".

Esa importancia estratégica juega un papel muy importante en la propia reorganización del territorio insular tras la ocupación europea. Con ella, se funda la nueva capital insular, el Real de Las Palmas, pero se mantuvo a Gáldar y a Telde como los dos núcleos rectores sobre el que se produjo toda la formación histórica del territorio de Gran Canaria hasta la actualidad.

Así es como Gáldar se constituye en matriz del nuevo norte, donde se instala en el último tercio del siglo XV la parroquia más antigua, la vara de alcaldía, el distrito de repartimientos de tierras y aguas, las escribanías, el convento de San Antonio, también el más antiguo de la comarca en 1520, o el hospital de San Pedro Mártir.

En ese contexto, la vieja Agáldar pasa a denominarse Villa de Santiago de los Caballeros de Gáldar, aunque con el paso del tiempo prevaleció su denominación canaria: Gáldar.

Con estos precedentes se abre un recorrido urbano que invita a margullar entre lo prehispánico y los posteriores espacios públicos, "de tanta singularidad como la plaza de Santiago, donde destaca la arquitectura neoclásica del templo, también primero en construirse en este estilo en Canarias y del que se menciona en textos del siglo XIX que sólo tiene parangón por sus dimensiones con la catedral de Santa Ana. La iglesia es declarada como Bien de Interés Cultural en febrero de 1986, al igual que la propia plaza que hace de cancela, que lo es desde 1981.

De Japón a Manila

Es dentro de sus muros donde se esconden algunos de los muchos tesoros de la ciudad, tanto en el museo de Arte Sacro que alberga en su interior, el primero de la ciudad abierto en 1969, como expuestos en sus naves. Son la antiquísima Pila Verde, las esculturas de Luján Pérez y de los imagineros de Sevilla y Cuba, el gran órgano alemán, la exótica arca eucarística japonesa del siglo XVII, correspondiente al período Momoyama, o la imagen mexicana del patrón.

Unas piezas que se han revelado algo viajeras, como la citada arca, presente en la exposición que el Gobierno de España organiza en Manila en el 500 aniversario de la llegada de los españoles a Filipinas, o en las celebraciones del Año Dual España-Japón.

También la Pila Verde fue pieza destacada, como subraya el cronista, en la Exposición Nacional celebrada en Valladolid con motivo del 500 aniversario de la muerte de Isabel la Católica.

Y es que a Gáldar, si su peculiar asentamiento le procura parte de su idiosincracia, los museos la completan. Como ocurre con el segundo en abrir en la localidad en 1971, el de la Casa Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista, localizado en la conocida como Calle Larga, o Capitán Quesada.

El edificio, obra del racionalista Miguel Martín-Fernández de la Torre, que también firma la casa palacio del Cabildo, exhibe una completa colección de artistas canarios con obras de Borges Linares, Fleitas, Oramas, Santiago Santana, César Manrique, Manolo Millares, Felo Monzón, Paco Sánchez y el agaetense Pepe Dámaso, del que se atesora una de la versiones de los Héroes Atlánticos, todo ello mientras trasiega una constante actividad cultural a lo largo de todo el año.

Ese legado contemporáneo culmina con la apertura en 2006 del museo y parque arqueológico de Cueva Pintada, que recibe al visitante con una escultura de Arminda, obra de Diego Higueras, y que se ha convertido en un referente en su especie ya no solo de Canarias sino de España, "al estar integrado en el conjunto histórico, por su importante colección y por unos recursos museísticos y didácticos de vanguardia". Además sus casi ininterrumpidas campañas arqueológicas no dejan de incrementar aportaciones sobre la cultura indígena, gracias al tesón de otro insigne galdense, el recordado Celso Martín de Guzmán, que empeñó buena parte de su vida y obra en proteger y difundir los valores de Cueva Pintada y su entorno.

De vuelta al 'exterior', y sin salirse del centro histórico destaca la recova, dónde aún se pueden adquirir los productos de la tierra, entre ellos los quesos piropeados como de los mejores de Europa desde el XVII por el padre Sosa y el XVIII por Viera y Clavijo. Esto en un recorrido urbano salpicado por las esculturas de Juan Borges Linares, que recuerdan a personas de la historia de Gáldar o distintos aspectos de su etnografía.

O de su botánica, como la que representa el drago que prospera desde hace 300 años, efemérides que cumplirá en 2018, en el patio de las Casas Consistoriales, ubicadas en uno de los laterales de la plaza de Santiago. El inmueble linda en su trasera con el Teatro Consistorial, edificio fechado en 1912, y en el que se puede disfrutar de lo que el cronista califica como una de las obras cumbres de Pepe Dámaso, la Revelora, que ornamenta en forma de caracol el techo del patio de butacas, a lo que se añaden obras de Rufina Santana y Cristóbal Guerra, "quién recrea los Nocturnos desde el añorado palacio de los Guanartemes".

Con todo este mixturado, Juan Sebastián López apunta que el centro histórico de Gáldar, "quizá no es solo un valor de primera vista, sino sobre todo para descubrir, porque atesora lo más profundo de la grancanariedad que se completa con un patrimonio intangible que se muestra durante todo el año, con una decena de fiestas que datan del último tercio del XV y principios del XVI, entre las que destaca la del patrón Santiago y que exhibe aún hoy, con su Custodia del que fuera el orfebre más importante de España, el Pendón o sus maceros, una rica y enorme carga simbólica".

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