Nombrar Tenteniguada es trasladarnos a un pasado y a un ambiente mágico, cargado de Historia y de recuerdos.

Uno de ellos celebra el centenario de la consagración de la ermita de San Juan Bautista, donde ofició la primera misa, el 23 de junio de 1917, el obispo don Antonio Marquina Corales, que había autorizado su erección el año anterior, bajo propuesta del matrimonio formado por el capitán don José María del Campo y Tabernilla y doña Antonia Llarena Bravo de Laguna, propietarios de terrenos en el lugar, para lo que contaron con el impulso y ayuda decidida y desinteresada de los vecinos.

Pronto adquirieron el solar para su edificación, en el lugar conocido como Lomo de la Cruz, por el que se abonaron 245 pesetas a María Álvarez Suárez (María Ramos), que como otros muchos vecinos del lugar, emigró posteriormente a Argentina.

Manos a la obra por oficiales y maestros mamposteros del lugar, con ayuda vecinal, pronto se terminó el edificio religioso que venía a cubrir las necesidades espirituales de los vecinos, sin tener que desplazarse hasta la parroquia de San Miguel.

Una figura de San Juan Bautista, de niño y de pequeño tamaño, El Chico, considerada una talla de la escuela castellana del siglo XVI, pasó a presidir la ermita, a la que poco tiempo después acompañó otra imagen, El Grande, remitida desde Argentina por el vecino del lugar Juan Alemán Peñate.

La Historia de Tenteniguada se remonta a siglos anteriores y así lo atestiguan los restos arqueológicos de la zona, pero también la documentación escrita que ya desde los momentos inmediatos a la finalización de la conquista de la isla de Gran Canaria, dan cuenta de diferentes repartimientos, pues sus tierras fértiles, con abundancia de agua, eran muy apetecibles y así aparecen nuevos pobladores, como Alonso de Zurita, Martín de Chávez, Gómez Arias, Diego Catela, así como otros muchos que ocuparon antiguas cuevas, de origen aborigen, en el Lomo de Tenteniguada.

Aunque las tierras que se solicitaban eran para pastos, el Cabildo se opuso a ello, con la obligación de que se dedicasen al cultivo, para abastecer a la población de la isla, sobre todo de cereales, convirtiéndose así Tenteniguada en el lugar de mayor producción de trigo y cebada de la zona.

Durante los siglos XVII y XVIII, el valor del diezmo del millo de Tenteniguada era el de mayor cuantía recogido, de todos los productos, en el territorio que actualmente ocupan los municipios de Telde y Valsequillo.

No es de extrañar que la riqueza productiva fomentase el aumento de la población, y Tenteniguada se convirtió en un importante núcleo de población.

Los antiguos registros bautismales de Telde ya dejaron constancia de sus vecinos, a mediados del siglo XVI.

El aumento de población en la zona fue lo que motivo a que el licenciado Tello y Casares, en el año 1670 determinase hacer una ermita para el servicio espiritual y que de acuerdo con el consenso de los vecinos de Tenteniguada, Las Vueltas, La Breña, Valle de Casares y Valle de los Nueve, se decidió edificar en el lugar más conveniente para todos, sin tener que desplazarse hasta San Juan Bautista de Telde, eligiendo para ello la actual plaza de San Miguel, en el pueblo de Valsequillo.

Tenteniguada, hasta bien avanzado el siglo XX siempre fue el núcleo más importante de población del actual municipio de Valsequillo. En el primer censo conocido, del año 1772, tenía 47 casas y 192 personas, que en 1791 ascendieron a 58 casas y 265 personas.

Emigración a Cuba

En 1800, cuando se creó la parroquia de San Miguel Arcángel, separándose de la teldense de San Juan Bautista, Tenteniguada tenía 66 casas y 295 personas, mientras que Valsequillo tenía 46 casas y 216 personas.

En 1900 Tenteniguada tenía 532 habitantes, mientras que Valsequillo tan sólo 206. La emigración fue un fenómeno propio del lugar desde el siglo XVI hasta la actualidad, destacando la emigración transmarina y así, entre 1891 y 1903, los padrones parroquiales reflejan un total de 395 personas del municipio ausentes en América, de las que 70 eran de Tenteniguada, todos ellos en la isla de Cuba, salvo uno que estaba en Buenos Aires, y aunque la emigración era eminentemente masculina, en la relación encontramos hasta once mujeres que estaban en la otra orilla del Atlántico.

Hecho importante y de celebración centenaria, es la creación de la ermita, pero no debe caer en el olvido otro aún, y que juzgamos de mayor trascendencia, pues en el mismo año de 1917, llegó la noticia, al ayuntamiento, de la orden ministerial, por la que se creaban cinco escuelas en el municipio, dos en Tentenigiuada, otras dos en Valsequillo, más otra en El Valle de San Roque, y en la misma orden, una más en Utiaca (en la localidad de San Mateo).

Las gestiones para ello se habían iniciado el año anterior, comprometiéndose el ayuntamiento a adquirir los locales para las casa-escuela, con el compromiso de sufragar la mitad de su coste, hasta 25.000 pesetas.

En 2017, Tenteniguada celebra el centenario de la consagración de la ermita, pero también ha de hacerlo por la creación de las escuelas. La población siguió aumentando y en el censo de 1950 su población era de 1.397 habitantes, mientras que en Valsequillo tan sólo había 700, por lo que no es de extrañar que se solicitase, ya en 1939, la conversión de la ermita en parroquia, que contó con el informe desfavorable del párroco de San Miguel, temeroso de que con la creación de las parroquias de San Roque y Tenteniguada, de cuyos lugares indicaba que eran los pagos más desahogados económicamente, su parroquia quedaría empobrecida, sugiriendo que Tenteniguada fuese atendida por un vicario cooperador. No tuvo éxito, pues San Roque se convirtió en parroquia en 1941 y Tenteniguada en 1943, por ello el año pasado se recordó el 75 aniversario de la erección parroquial de San Roque y en 2018 será el de San Juan de Tenteniguada, y si progresamos, en 2022 será el 350 aniversario de la primera misa dicha en la primitiva ermita de San Miguel, hechos que no suelen contar con el interés, promoción y ayuda de las autoridades locales, y así la historia se va olvidando, manipulando y, en ocasiones, hasta inventando.

Si San Roque fue olvidado, que no lo sean San Juan de Tenteniguada, ni San Miguel Arcángel, en su 75 y 350 aniversario, respectivamente, aunque buenos voladores y fuegos de artificio, seguro que no les faltan. Felices fiestas.