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"El Gobierno canario ha boicoteado la cría de pinzones azules de Gran Canaria"

"Si tenemos pinzones en la cumbre es gracias a que nos saltamos los bloqueos impuestos de soltar a los animales", señala el veterinario y biólogo Pascual Calabuig

El veterinario y biólogo Pascual Calabuig ayer antes de su charla en el Colegio de Veterinarios.

¿Cómo anda la colonia de pinzones azules en Gran Canaria?

Si hoy en día tenemos pinzones en la cumbre es gracias al trabajo mío y de mi equipo, que nos saltamos los bloqueos impuestos de soltar a los animales. Porque si espero por el Gobierno canario, los pinzones no se habrían soltado nunca.

¿Hay un plazo para soltarlos?

Cuando se están criando los pinzones hay que soltarlos de la manera natural en que ellos se emancipan de los padres. Y ellos no se emancipan a los dos años porque están acostumbrados a la cautividad y cuando los sueltas se mueren. Se emancipan cuando tienen dos o tres meses.

¿Ese protocolo hay que cumplirlo a rajatabla?

Por supuesto. Si un pinzón nace en junio, como mucho lo voy a soltar en septiembre o como máximo en octubre. Si la autorización me viene en diciembre, el pinzón se ha acostumbrado a la cautividad, empieza el frío en la cumbre y no le da tiempo a adaptarse al cambio gradual. Si los suelto se mueren.

La colonia va creciendo.

En 2012, cuando teníamos tantísimos pinzones para soltar, yo pedí autorización para 30. Los que estaban antes que yo no sacaron un pájaro durante once años y yo pude en menos tiempo con 30 liberalizaciones.

¿La colonia de pinzón azul en Gran Canaria goza de buena salud?

Ahora mismo sí, gracias a dios. En los tres años primeros que se soltaron ejemplares arriba se llenó aquello de pájaros.

¿El pinzón azul no es un endemismo de Tenerife?

No, no. Pinzón azul es un endemismo canario que tenía dos subespecies: una en Tenerife, que está muy bien, y otra en Gran Canaria, que por culpa de la tala de bosques de pinos estaba muy mal. Con el tiempo, las investigaciones que hicimos demostraron que no eran ejemplares idénticos, sino dos especies diferentes. El de Gran Canaria es tan distinto del de Tenerife que debería ser una especie diferente. Y lo hemos logrado. Están separados.

¿Eso es bueno para el pinzón?

Es bueno porque ya no se habla de subespecies sino de especies insulares. Es una especie que existe únicamente en Gran Canaria. Qué pena que le estemos haciendo lo que le estamos haciendo porque no se lo merece de verdad.

¿Está a salvo de peligro?

Pues no. Es un animal que por alguna razón está en las listas nacionales como en peligro de extinción y en las listas internacionales está como amenazado. Es un animal que requiere todos los esfuerzos.

¿No se está actuando correctamente?

Lo que está pasando ahora mismo con el pinzón azul es una chapuza, un fraude.

¿Cuántos ejemplares de pinzón azul habrá en la isla?

Habrá 300 o 350. En la cumbre habrá entre 30 y 50. En Inagua puede haber entre 200 y 300, más o menos.

En Tenerife hay más.

Muchísimos. Ellos tienen miles. El pinar en Tenerife no desapareció como aquí. El muelle de Las Palmas quemó mucho, como los azucareros. Hubo mucha tala del bosque y se le hizo mucho daño. El pinar casi desaparece en Gran Canaria. Aquí queda un poquito en Tamadaba y un poquito en Inagua. El resto desapareció.

¿El Cabildo de Gran Canaria está haciendo las cosas bien o mal?

El Cabildo de Gran Canaria prácticamente está haciendo bien la parte que le toca, pero quien dirige el proyecto es el Gobierno de Canarias gracias a una redacción torticera. Y ahí se están equivocando en la estrategia.

Usted ha padecido experiencias convulsas para salvar la colonia de pinzones en la isla.

Durante los años en que dirigí el proyecto El Pinzón Azul padecimos un boicot administrativo por parte de deteminados elementos que trabajan en el Gobierno de Canarias.

¿Quiénes eran?

Los que estuvieron llevando El Pinzón Azul hasta que, por decisiones políticas, el asunto pasó a los cabildos. No sólo el pinzón, sino todas las especies, cuando en 2002 se produjo el decreto de transferencias a los cabildos.

Usted trabajaba en el centro de recuperación de Tafira.

Yo trabajaba en el hospital en Tafira. Un día me llamó mi jefe y me dijo: oye, Pascual, que a partir de ahora vas a llevar además el pinzón. Le contesté que yo no tenía idea de eso y que la gente que lo ha llevado ha fracasado porque llevaban once años y no han sacado pollos. Aquello era una jaula de grillos.

¿Y cómo afrontó aquello?

Me encargó que pusiera en marcha con otro criterio y que empezara de cero. Esta gente había estado once años, se habían gastado dos proyectos Life, habían sacado un pollo, que habían soltado y se había muerto. Imágínate con qué ganas cogía un proyecto de ese tipo.

Y entonces...

No hacemos sino entrar y en vez de arrimarse a un lado y reconocer que habían fracasado, lo que hicieron fue ir a por nosotros desde el minuto uno. Cuando llego voy al pinzonario a ver lo que habían dejado allí, veo que eran tres hembras y ningún macho. Los machos reproductores que llevaban años en cautividad los soltaron. Así no se podían criar.

No se lo han puesto fácil, entonces

He tenido que pasar por muchas viscisitudes para sacar a la especie para adelante. Me hicieron tropezar tantas veces que al final consiguieron quitarme. Maniobraron para quitarme de forma torticera.

¿Qué motivos tenían?

Celos profesionales. Allí hay un señor que se llama Gorgonio Díaz Reyes, que desde que yo entré en la Administración ha venido por mí, desde el primer día. Él es una persona que se ha dedicado más a hacer pasillo que a trabajar como yo, que me he partido el esqueleto en el hospital. Ahora está de jefe de la Oficina de Biodiversidad en el Gobierno de Canarias.

Pero las competencias han pasado a los cabildos.

Lo del pinzón azul es muy curioso porque las competencias supuestamente son del Cabildo pero esta gente, cuando redactó el nuevo plan de recuperación al finalizar el que estaba llevando yo de 2005 a 2010, nos estuvo boicotenado. Hasta 2010 no empezamos a soltar animales porque en 2008 y 2009 Gorgonio estaba de coordinador político en el Cabildo y no me dejó soltar a los pájaros.

El plan concluyó hace siete años.

Cuando en abril de 2010 acabó el plan de recuperación, yo en septiembre u octubre empiezo a soltar pájaros porque alguien del Gobierno de Canarias (concretamente Paco Martín, que estuvo de director general de Medio Natural), dio la orden de que me dejaran soltar los pájaros.

Y así lo hizo.

Sí. Esa andanada de pájaros, nada más soltarlos, se adaptaron perfectamente. En la época en la que Gorgonio y su cuadrilla llevaban el plan de recuperación y el centro de cría, gastando dos proyectos Life enteros, la conclusión fue que el pinzón azul, dadas las características de la especie, no es reproducible en cautividad. Eso está escrito en las memorias de esta gente, en el final de los proyectos Life de Europa. Nos intentaron obligar a recoger huevos para incubarlos artificialmente y criarlos para luego liberarlos. Esta gente actuó de forma torticera.

¿Qué hizo usted y sus equipo ante eso?

Luchamos para que se cambiara e implantar un sistema de crías que al final dio resultado, ayudándonos con amas de crías. Acabado ese plan, en 2013 entró el nuevo plan, que fue redactado por ellos. En su redacción fueron muy hábiles porque yo estaba expedientado. Pero hoy estoy llevando de nuevo el pinzón en teoría, aunque no en la práctica, gracias a una sentencia judicial. El juez me dio la razón porque había habido desviación de poder. Acumulo tres sentencias favorables.

¿Usted sigue en sus trece?

Me he hartado tanto que ya quiero contar lo que me ha pasado: la lucha de David contra Goliat. Goliat es Gorgonio y David soy yo. Durante los ataques que me ha hecho ha cometido una cantidad de irregularidades: se ha llevado por delante un montón de animales, han muerto un montón de lechos por sus celos profesionales.

Tuvo que dejar usted un tiempo el centro de Tafira.

En 2004 me quitó de Tafira con la excusa de que hacía falta un biólogo en la oficina de Juan XXIII para cuidar una pajarería. Como el contrato mío era de biólogo, aunque trabajaba como veterinario, como único veterinario en Canarias especializado en estos temas, me mandaron para abajo. En el juzgado le gané.

-Y volvió a su centro de trabajo.

-Cuando volví a Tafira no me dejó trabajar en la clínica durante un año. Yo estaba hasta las tres de la tarde y a partir de esa hora traían a un veterinario para trabajar por la tarde pagado con dinero público para que hiciera lo que a mí no me dejaban hacer por la mañana. Estuve quince meses sin hacer nada hasta que el juez mandó un exhorto advirtiéndoles de la ilegalidad.

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