El nuevo modelo energético de la isla de Gran Canaria permitirá cubrir el 68% del consumo con fuentes renovables en el año 2038 y producir con energía eólica toda el agua desalada que necesiten las ciudades y la agricultura. En esa fecha, dentro de 21 años, habrá 200.000 vehículos eléctricos, casi la mitad del parque móvil, y las emisiones contaminantes se reducirán en un 55%.
Estas son algunas cifras del estudio encargado por el Cabildo de Gran Canaria para sustituir los combustibles fósiles por energías limpias, presentado ayer por Antonio Morales, presidente del gobierno insular, y por Roque Calero, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y experto en desarrollo sostenible.
El documento, denominado Estudio para la optimización del sistema de generación de electricidad, producción de agua desalada y movilidad mediante vehículos eléctricos en Gran Canaria, realiza un análisis de la actual situación energética y fija los objetivos para el horizonte de 2038. "Es un plan realista y absolutamente realizables desde el punto de vista técnico y económico", según Roque Calero, quien resaltó que ese plazo incluso "se puede adelantar en varios años" con mayores inversiones o directamente por los descubrimientos en el campo de las energías limpias.
El sistema óptimo para el año 2038, donde el mix de renovables ya superará claramente a las fósiles, establece 729 megavatios térmicos, divididos en 37 grupos diésel de 20,51 megavatios. Actualmente se producen 987 megavatios con combustibles fósiles. Muchos de esos grupos diésel podrían estar parados la mayor parte del año, pero son necesarios para compensar las posibles insuficiencias por falta de viento o sol.
Tres plataformas
La producción eólica se fija en 885 megavatios y divididos en tres grandes plataformas de molinos de viento, una en el norte, otra en el sur-sureste y otra en el mar, sin definir aún el sitio. La producción actual es de 80 megavatios, obtenidos a través de 191 molinos de 300 a 500 kilovatios.
El aumentó de la capacidad eólica se podrá lograr con un número similar de torres, pues los nuevos modelos, como los que se están experimentando en el muelle de Arinaga producirán entre 5.000 y 7.000 kilovatios. "Se pueden meter más molinos en el sistema, pero las horas de funcionamiento se tendrían que reducir y eso dispararía los costes", explicó Calero.
Las plantas fotovoltáicas aportarán un total de 120 megavatios, frente a los 39 megavatios instalados actualmente, mientras que la central de Chira-Soria generará otros 200 megavatios y se utilizará como pila de almacenamiento.
Toda la energía eólica que no se pueda meter en la red de distribución se podrá utilizar para bombear agua desalada hacia las presas, por lo que ya no habrá que depender de la lluvia para regar las cosechas. La capacidad de desalación en 2038 se establece en 280.000 metros cúbicos al día, con una potencia de 45 megavatios.
Insostenible
El actual modelo "insostenible", para el que se han tomado los últimos datos disponibles de 2014 y las previsiones hasta 2018, deberá pasar en el año 2038 a un sistema en el que empezarán a desaparecer las centrales térmicas de Jinámar y Juan Grande, que quedarán con pequeños grupos generadores para alimentar el sistema eléctrico cuando se reduzca la producción eólica o fotovoltáica por falta de viento o sol.
En el cuadro comparativo, la isla incrementará en un 59% la penetración de energías renovables, del actual 8,9% al 68% en el año 2038; reducirá en un 8,2% el coste de la generación de electricidad, de 12,77 céntimos de euros por kilovatio/hora a 11,72; ahorrará el 55% en el consumo de combustible para producir electricidad, de 764.520 toneladas de petróleo al año a 255.190; bajará en un 45% el consumo de combustible de vehículos, de 379.039 toneladas al año a 209.493; disminuirá en un 55% las emisiones de CO2 a la atmósfera, de 4,2 millones de toneladas al año a 1,9; ahorrará los costes de desalación de agua en un 87%, del actual 8,9% de utilización de renovables al 97,5%; incrementará en un 62% los puestos de trabajo directos en la producción de electricidad; y por último, aumentará el número de coches eléctricos de 50 a 200.000, con un ahorro de costes del 75%.
Morales y Calero resaltaron que el nuevo modelo incluirá un sistema convencional para suministrar el 30% de energía que no podrán producir las fuentes renovables, pero descarta el mantenimiento de las grandes centrales de ciclo combinado y apuesta por grupos diésel que pueden instalarse en naves industriales. El estudio también ha analizado la amortización de las inversiones y calcula un ahorro del 10%, lo que supondría evitar un gasto de unos 32 millones de euros al año.
El documento ha valorado también el modelo energético basado en el gas y confirma, según Calero, que "no sería una transición a las renovables, sino un bloqueo". Al respecto, el experto comparó la polémica sobre gas o renovables con la que se produjo hace más de 20 años sobre la conveniencia de utilizar carbón o gas en la planta de Juan Grande. Hoy nadie dudaría.
El estudio no ha contemplado opciones como la geotermia o el autoconsumo en los hogares, que junto a la central hidroeólica de Chira-Soria y otros dos posibles saltos de agua en la cuenca de La Aldea, ya permitidos en el nuevo Plan Insular de Ordenación (PIO), que en caso de desarrollarse en los próximos años aumentará el objetivo del 68% de renovables o reducirá el plazo para alcanzar el modelo sostenible.
Calero sostuvo que el sistema energético que ha iniciado Gran Canaria es totalmente distinto al que presentó el Gobierno de Canarias para 2025, que calificó de modelo tendencial con una serie de especulaciones sobre el futuro, pero siguiendo la misma tónica del modelo actual".