El consumo eléctrico de la Villa de Santa Brígida se ha reducido a una quinta parte por la incorporación de luminarias LED y relojes astronómicos desde el pasado mes de enero, lo que ha tenido un efecto notable en el descenso del consumo eléctrico en el municipio.

Gracias a este cambio de lámparas se ha producido un ahorro económico importante y una reducción de la contaminación por la reducción del consumo energético. De hecho, en lo que va de año, la media de consumo de los contadores donde toda la luminaria tiene el dispositivo de control horario y las lámparas son LED, es de unos 1000 kwh, lo que contrasta con los consumos anteriores cuya media era de 5000 kwh.

Estos cambios han sido posibles gracias a sendos proyectos financiados con fondos del Cabildo Insular a través de los proyectos presentados por la Mancomunidad de Medianías de Gran Canaria. La Villa de Santa Brígida tiene otro aspecto en horas nocturnas con un consumo gracias a la implantación de luminarias de tecnología LED que no sólo reducen la contaminación por el bajo consumo energético, sino que también duran cinco veces más que las lámparas que se usaban anteriormente.

El proceso de cambio está en marcha y el Ayuntamiento aspira a completar el cambio de todos los puntos de luz para ahorrar más de un tercio de su factura eléctrica que actualmente está en torno a 600.000 euros anuales. La empresa adjudicataria culminó a comienzos de año la colocación de los 277 puntos de luz con lámparas LED en la zona del casco del municipio. El proyecto de alumbrado público ornamental contemplaba un presupuesto de 70.000 euros, pero la caída del precio de estas luminarias ha permitido que el cambio de bombillos tenga un coste de unos 38.000 euros, impuestos incluidos.

La Concejalía de Alumbrado, que dirige el edil Martín Sosa, mantiene unos 4.000 puntos de luz que en su mayoría cuentan con lámparas de vapor de sodio a alta presión. Este sistema en su momento fue un gran avance frente a las lámparas de vapor de mercurio al conseguir un ahorro de entre un 40 y un 50% respecto a las lámparas de mercurio que existían hace unos veinte años.

Hace una década se produjo el cambio hasta que hace dos años, en 2015, se consiguió la financiación del programa de eficiencia y ahorro energético.