Podemos no rompió el pacto en el Cabildo de Gran Canaria y tampoco el grupo de gobierno presidido por Antonio Morales ha conseguido amargarlos porque no han venido a la política a ganar dinero. Con estos y otros argumentos expusieron su situación Ylenia Pulido y Miguel Montero, los dos consejeros que continúan en Podemos tras la marcha de María Nebot y Miguel Ángel Rodríguez, en su balance realizado ayer tarde en Telde sobre los dos años de mandato en la corporación insular. Pero también adelantaron su acción política en los dos próximos años, donde intentarán parar lo que definieron una deriva insularista interesada por parte del presidente del Cabildo, Antonio Morales, "quien ha visto la rentabilidad que le ha sacado Bravo de Laguna, un tránsfuga del PP siendo presidente, y que considera un filón la actitud de Carlos Alonso para conseguir votos". Unas palabras dichas en el Palacio Rocha, lugar que suele usar Nueva Canarias en Telde para comunicar su gestión a la ciudadanía.
Tanto Pulido como Montero optaron por un formato de asamblea coloquio para presentar sus conclusiones sobre su permanencia en el pacto y su salida de este el 6 de marzo de este año, cuando, aseguran, se encontraron con sus decretos de cese ese lunes, aunque su expulsión se había fraguado el viernes anterior. La elección de Telde la justificaron ambos por su importancia, el segundo de Gran Canaria, y por la tarea desplegada en él, sobre todo en Jinámar, "al que consideramos el municipio número 22 porque su número de habitantes -30.000 entre los residentes en Telde y la capital- lo convierten en uno de los más poblados de Gran Canaria".
En un vídeo de unos cinco minutos de duración y en siete copias de un escrito sobre su balance de gestión, los asistentes pudieron hacerse una idea de lo realizado por ambos en sus respectivos departamentos, aunque también admitieron "que la mayor autocrítica que debemos hacer es la dificultad para comunicarnos" pese a las incontables asambleas y reuniones celebradas con la militancia y la ciudadanía. Destacaron el carácter social de su gestión durante el tiempo que estuvieron en el pacto, actitud que considera se perderá con sus dos excompañeros de filas, a los que definieron como más interesados en aparecer en la foto que en resolver los asuntos de sus departamentos.
