Desde La Cantonera hasta la plaza de La Candelaria pasearon ayer los grupos folclóricos locales e internacionales para acercar las música y la cultura popular a los visitantes que se acercaron a la avenida Carlos V en Carrizal. La comitiva la lideró la Sociedad Musical Villa de Ingenio, que arrancó los primeros aplausos de los cientos de personas que acuden cada año a esta cita, para arropar desde las aceras a los conjuntos, que muestran algunas de sus danzas y cantos más característicos.

Coros y Danzas de Ingenio continúo ofreciendo lo mejor del folclore canario, abriendo el paso para que las agrupaciones invitadas entraran en escena con el público más animado. Os Bravos, llegados desde Isla Terceira de las Azores, brindaron una actuación marcada por las danzas y sus trajes, recreaciones de las vestimentas de finales del siglo XIX y principios del XX. La Asociación Folclórica Las Mahoreras hizo que el público volviera a bailar la música tradicional canaria antes de dar paso a los indonesios.

La agrupación Ayodya Pala de Yakatra (Indonesia), muy famosa en su país de origen, ofreció todo un espectáculo de bailes típicos que sorprendieron a más de uno en la avenida Carlos V. Ofrecieron un repertorio variado de danza tradicional y moderna del país asiático. Tras los indonesios, otra agrupación canaria, Los Artesanos, para devolver al público a las raíces.

A continuación llegaron los coros y danzas de Cieza. Todo un espectáculo de la música, canto, danza y la indumentaria tradicional de la región de Murcia. Y antes del grupo de Panghat de India también pasó por el pasacalle la agrupación Tacoremi. Los hindúes representaron los diferentes tipos de danzas de los estados indios y la ciudad de Gujarat.

La última agrupación folclórica canaria de Guayadeque dio paso al grupo Zayra de Bulgaria y al Ballet Dakar de Senegal. Los bulgaros dieron todo un espectáculo de fuerza inagotable. Son vitalidad y emociones positivas entretejidas en un ritmo irregular extraordinario, y, a lo largo de los siglos, han contribuido a preservar la idiosincrasia de los búlgaros. Los senegaleses presentaron las danzas tradicionales como el sabar o el djembe, así como coerografías modernas. Al finalizar el desfile los grupos invitados volvieron a acutar en la plaza de La Candelaria para poner punto y final al primer pasacalle.