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Entrevista al Padre Ángel

"Otro mundo es posible pero me temo que no todo está en manos de la Iglesia"

"El papa Francisco no es populista, como dicen algunos, sino popular porque quiere estar con el pueblo", afirma el fundador de Mensajeros de la Paz

El párroco Ángel García, ayer tras recibir la bienvenida a Maspalomas en las oficinas municipales. SANTI BLANCO

Su conferencia sobre la paz ha puesto el broche de oro a la cuarta edición del Camp de los rotarios en Maspalomas. Sin embargo, a poco más de 200 kilómetros de la Isla continúa abierto un conflicto entre el Sáhara y Marruecos.

Sí, en el Sáhara aún las familias no pueden disfrutar de una vida tranquila y de una paz duradera. Todos aspiramos a que los niños crezcan en una sociedad pacífica, abierta y tolerante. Para acabar con este conflicto en particular y con otros, en general, es necesario despertar la sensibilidad de los que gobiernan, que son los que tiene la llave para cambiar el mundo. Sin paz la vida se vuelve difícil. Y es muy triste vivir así. Pero no podemos rendirnos. Hay que seguir luchando por un mundo mejor.

Al Sur de la isla también llegan inmigrantes africanos en busca de una vida mejor. Muchos de ellos, no obstante, no alcanzan la costa.

El naufragio de estas personas y de muchos refugiados del Mediterráneo es una vergüenza. No solo de Europa y de España sino de muchos otros países, que se enfrentan a una situación similar. Parece que nuestros gobernantes aún no se ha puesto las pilas para paliar esta tragedia y ellos mismo se avergüenzan de lo que está pasando. En palabras del Papa Francisco se trata de una cuestión de cobardía porque, a pesar de ser un asunto complicado, hay que ser valientes y buscar soluciones a una situación que tantas vidas se cobra el mar.

¿Que impresión le merece el Papa Francisco?

El Papa Francisco es una bendición de Dios. Es un Papa cercano, que está con los más desfavorecidos y defiende a los más vulnerables. Al fin y al cabo ésa es la palabra de Cristo. Tiene los pies en la tierra y la mirada en el cielo. A veces sus gestos o sus palabras son incómodas para algunos, que dicen de él que es populista. Pero creo que no es populista, sino popular porque quiere estar con el pueblo, escucharlo y conocerlo, que es una cosa muy distinta.

Acaba de pasar unos días en Brasil con el misionero Pedro Casaldáliga. ¿Qué destacaría de esta figura de la iglesia de base?

Efectivamente. Es un hombre muy valiente al que han intentado asesinar en varias ocasiones. Ha dedicado toda su vida a defender los derechos de los que menos tienen y, por eso, lo han considerado un hombre incómodo. Es una persona que lleva en su corazón, como el Papa Francisco, a la iglesia y, en su caso, a Casaldáliga. Y aunque tiene cerca de 80 años es pura vida. Continúa al lado de los pobres y luchando con el corazón.

Con la crisis ha aumentado el umbral de pobreza en España. ¿Cree que se podrían incrementar las medidas para cubrir las necesidades básicas de la población?

Creo que otro mundo es posible, pero me temo que no todo está solamente en manos de la iglesia o las ONG. Hay que pedirle ayuda a los poderes públicos, que son los que construyen carreteras y suben o bajan las pensiones de los mayores. Parece que estamos saliendo de la pobreza, aunque los comedores de Cáritas siguen llenos de gente que padece dificultades. No es un invento es una realidad que existe en la vida cotidiana. Por lo que creo que debemos pedirle a los políticos mayor implicación y compromiso con los pobres y nunca perder la esperanza ni tirar la toalla.

El pasado miércoles Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, falleció de manera repentina. Incluso a veces el dinero no lo cura todo.

Es triste que aquellos que viajaban en coches lujosos, tenían mucho dinero, presumían de una vida perfecta y vivían de adulaciones acaben de esta manera. Siento esta muerte, pero no por ser Miguel Blesa sino porque simplemente no le deseo esa soledad y esa tristeza a ninguna persona de la calle.

¿A dónde se dirige tras abandonar Maspalomas?

Tras la conferencia en la Universidad de Verano de Maspalomas me dirijo a Asturias. Allí, entre otros proyectos, colaboro en la apertura de un restaurante solidario. Bajo el nombre de Robin Hood, en este establecimiento comerán los ricos y también de los pobres. De manera que el local abre sus puertas para el desayuno y almuerzo a gente con recursos y luego para la cena a los que tienen menos. Sin embargo, los pobres no comerán en platos de plásticos, sino en vajilla, con manteles y con la misma dignidad que el resto de la sociedad. Tras esta visita, iré a Jordania. En la ciudad de Amán también participo en varios proyectos con refugiados sirios e israelíes.

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