La extraordinaria luz de Agaete se apuntó ayer a la convocatoria del Encuentro de Pintores con La Rama que celebra la villa por tercer año consecutivo tras la recuperación, en 2015, de la prolífica primera etapa iniciada en 1989.

Un periodo en el que participó lo más granado de los artistas de la época, y en el que no falló en ninguna edición hasta su cierre en el año 1994 el inolvidable artista Baudilio Miró Mainou, que plasmó en sus lienzos la misma intensidad cromática que lucía ayer una villa convertida en museo vivo.

En la cita participaron decenas de pintores, muchos de ellos ligados a la Escuela Luján Pérez, pero no menos candidatos a serlo, con unos talleres infantiles que casi se quedaban cortos de lienzos y pinceles. Para rematar la jornada se rindió homenaje a Miró Mainou, también Premio Canarias de las Artes, con el descubrimiento de una placa al genial pintor, y la presencia de sus hijas Marta y María, así como su tercera generación representada por sus nietos Kira, Sergio y Ciro, al que siguió un documental de una vida y obra marcada por la magia de Agaete.