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Jerónimo Megías, el primer turista global

El médico estrenó el crucero 'Franconia' y dio la vuelta al mundo a bordo de 'El Graf Zeppelin'

Jerónimo Megías. LA PROVINCIA/DLP

Jerónimo Megías se presenta como la primera persona que dio la vuelta al mundo en un crucero turístico (el Franconia, en la segunda travesía turística global por mar) y en una aeronave (el Graf Zeppelin en su primera y única vuelta al mundo). La vocación de viajero y su participación como uno de los veinte pasajeros que realizaron la primera travesía aérea con pasaje alrededor del planeta, lo sitúan como un pionero global del turismo. Un personaje único para la historia del turismo mundial.

Sorprende la biografía de este personaje, dedicado a su actividad como médico en uno de los laboratorios de referencia en Europa para el tratamiento de la difteria, la peste y la rabia. En el instituto creado por su tío, Vicente Llorente Matos, lo que le valió junto a su hermano Jacinto ser nombrados médicos de la Casa Real por el rey Alfonso XIII. Pero su verdadera vocación era viajar. Una actividad que desarrolló en todas sus facetas y con todos los medios al alcance de la época. De hecho, disfrutaba con su avioneta o el coche construido por encargo con motores Maybach (hoy Mercedes Benz) porque quería recordar el rugido de los motores que impulsaban los dirigibles Zeppelin. Una pasión no exenta de riesgos, ya que casi le cuesta la vida en una de sus salidas como alpinista o en su primer vuelo en Zeppelin. Un viaje abortado en el que conoció los preparativos de la primera vuelta al mundo y que le hizo postularse frente a numerosos pretendientes para volar en la gesta de la aviación, previo pago de más de 7.000 dólares por el pasaje.

Jerónimo Megías Fernández (Las Palmas de Gran Canaria, 1880 - Madrid, 1932) es uno de tantos ilustres desconocidos. En sus crónicas del viaje en Zeppelin, publicadas en la revista Blanco y Negro y en el libro que escribió, no deja de reconocer el miedo que producía un viaje a bordo de un aparato tan gigantesco como ingobernable en determinadas situaciones.

Veinte personas acompañaron a los 45 miembros de la tripulación del Graf Zeppelin en esta aventura que partió de Friedrichshafen, el 15 de agosto de 1929, a bordo del Graf Zeppelin LZ 127, para escribir en la historia la primera vuelta al mundo en la espectacular aeronave que fue bautizada como el tercer astro del cielo: el sol, la luna y el Zeppelin, por su estructura de 236 metros de longitud y 33,7 de diámetro que provocaba admiración y una algarabía de avionetas, repiques de campanas y bocinas por cada ciudad que sobrevolaba. Era la obra majestuosa de la sociedad industrial. Aunque su tamaño y la potencia de sus cinco motores Maybach apenas podían transportar 60 toneladas de carga y tan solo 20 pasajeros, con 20 kilos de equipaje por persona.

El pasaje era variopinto, con mayoría de periodistas (diez), incluida la única mujer, la inglesa Lady Grace Hay Drummond-Hay, además de militares, ricachones y un 'comisario político' enviado por Stalin para supervisar su paso por Rusia e intentar por todos los medios que la aeronave paseara sobre el Kremlin, cosa que no fue posible. Entre todos ellos, sobresalía el médico grancanario Jerónimo Megías Fernández, el verdadero aventurero viajero.

Megías pertenecía a una destacada familia de Arucas con diferentes ramas vinculadas a la industria y la medicina, fundamentalmente. Estudió en el Colegio de San Agustín, donde entabló amistad con otros jóvenes que destacarían como intelectuales y artistas como el barítono Néstor de la Torre o su sobrino Néstor Martín-Fernández de la Torre artista modernista y simbolista, cultivando su interés por el arte al entablar amistad con el escultor Victorio Macho o el pintor Federico Beltrán. Si bien su gran amigo, a quien visita casi como despedida antes de su viaje, es Luis Doreste Silva, secretario del embajador español en París, Fernando León y Castillo, ex ministro Alfonso XII y de la reina Cristina.

El 15 de agosto el dirigible partió desde Alemania hacia Lituania y luego Rusia. En Tokio fueron agasajados como héroes, al igual que en Los Angeles. En Nueva York fueron objeto de un recibimiento apoteósico y desde allí partieron hacia Friedichshafen para finalizar la vuelta al mundo. Habían cubierto 33.531 kilómetros en 20 días. El primer hombre en el planeta que realizó viajes por placer alrededor del mundo en barco y en aeronave.

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