"Fría, calculadora y muy inteligente". Así definió a Ángeles Molina, más conocida como Angie, el fiscal que en 2012 llevó el caso del asesinato de su amiga Ana Páez, también denominado como el 'crimen perfecto'. Tras suplantar la identidad de la víctima y simular un juego sexual, Angie cumple 18 años de condena en la prisión de Can Brians (Barcelona) por homicidio y falsedad documental. Ahora el Juzgado de Instrucción número 3 de San Bartolomé de Tirajana la investiga por la muerte de su primer marido, Juan Antonio Álvarez, hace 21 años en Maspalomas. Estaba previsto que la acusada declarara por videoconferencia el próximo 7 de agosto, sin embargo, la cita se ha aplazado por "razones de logística".
Tras cuatro años en la cárcel, donde no ha conseguido ni un solo permiso, la justicia vuelve a reclamar a Angie.
Los juzgados de Campo Internacional de Maspalomas han aceptado reabrir el caso del argentino Juan Antonio Álvarez, que murió en su chalé de Sonnenland en 1996 en extrañas circunstancias, según desvelaron fuentes cercanas al procedimiento el pasado viernes a este periódico.
Este empresario de la noche del Sur, que fue hallado desnudo en su vivienda tras jugar un partido de pádel con unos compatriotas, falleció por la ingesta de fosfato presente en productos de limpieza. La muerte de Álvarez fue muy "extraña" para amigos y familiares, pero no hubo caso. La investigación de este óbito se cerró como un supuesto suicidio y Angie heredó 40,5 millones de las antiguas pesetas (243.000 euros) en acciones y propiedades.
Sin embargo, muchas dudas sin resolver siempre quedaron sobre la mesa de la familia del empresario y, en particular, de su hermana. Sobre todo, cuando 12 años después Angie fue detenida por el homicidio de Ana Páez.
El asesinato de esta catalana en 2008 volvió a despertar sospechas entre los allegados de Álvarez en Gran Canaria. Cuatros años después la Audiencia de Barcelona determinó que Angie acabó con la vida de su amiga tras sedarla con cloroformo y asfixiarla con una bolsa de plástico sellada con cinta aislante. Con el fin de que pareciera un crimen sexual, Angie contrató a dos gigolós para que dejaran restos de semen en un recipiente que luego ella misma untó en la boca y vagina de Ana.
El plan que Angie había ideado para matar a su amiga había comenzado dos años antes con la usurpación de la identidad de la víctima. Tras hacerse con su DNI, Angie se había hecho pasar por Ana Páez con peluca incluida para firmar a su nombre préstamos y seguros de vida estimados en un millón de euros.
Cuando la familia de Álvarez se enteró de la condena que pesaba sobre Angie por la muerte de su amiga, comenzó desde la Isla a mover ficha. Contrataron al criminólogo tinerfeño Félix Ríos, quien ha logrado reunir nuevas pruebas y reabrir la investigación por la muerte del empresario tras hallar paralelismos con el asesinato de Páez.
Según apunta el diario La Vanguardia, el informe que el criminólogo presentó al juez de Maspalomas sostiene que Angie "rellenó con tóxico" una de las cápsulas de vitaminas que tomaba su marido para hacer deporte. De manera que sabía la cantidad exacta de pastillas que le quedaban a su marido y decidió esperar en Barcelona, en compañía de su hija, a que Álvarez ingiriera la cápsula envenenada.
Un día después del fallecimiento del empresario Angie regresó a casa y, tras prestar declaración en la policía de Maspalomas, se trasladó de inmediato a vivir a Barcelona.
Entre los indicios que la culpan del asesinato de su esposo, destacan los trámites que la acusada había iniciado antes del óbito para matricular a su hija en un colegio de Barcelona, el traslado de su coche a la ciudad condal y que "tenía previsto solicitar el divorcio".
Uno de los aspectos más relevantes en la investigación es que Angie no cobró el seguro de vida del fallecido, porque la póliza no incluía indemnizaciones "en caso de suicidio". Según sostienen los nuevos informes presentados en Maspalomas, la viuda intentó que la muerte de su marido pareciera el final trágico de un robo en su vivienda para así poder cobrar el seguro. En su declaración a la policía días después del suceso, Angie dijo a los agentes que faltaba la cartera y un reloj Rolex de su marido en casa.
Más de una década después, cuando Angie entró en la cárcel por la muerte de su amiga, encontraron en su casa de Barcelona la cartera de Juan Antonio Álvarez.
Desde hace años existen sospechas de que también pueda ser responsable de la muerte de sus padres. Meses antes de que su madre falleciera, un seguro de vida dejaba a Angie como la única beneficiaria del patrimonio familiar.
