La Virgen del Carmen, patrona de los marineros, surcó por fin ayer las aguas que separan el puerto de Mogán de Arguineguín. Tras el "disgusto" del pasado 16 de julio, que echó por tierra una procesión que forma parte de la "idiosincrasia" del municipio turístico, las imágenes de ambos pueblos se encontraron en medio de una lluvia de elogios y aplausos en el muelle de Arguineguín. El control del aforo en los barcos artesanales, que abrió este año un conflicto entre la Guardia Civil y los pescadores, reduce a la mitad el número de embarcaciones que acompañan a la patrona durante la travesía.

De los 20 barcos artesanales que zarparon el año pasado en procesión junto a la Virgen del Carmen desde Playa de Mogán a Arguineguín, solo salieron a la mar en esta ocasión ocho embarcaciones. A los marineros de la Pequeña Venecia se unieron otras naves recreativas y dos pesqueros de Arguineguín, como muestra de "devoción a la patrona".

En el día grande de la Virgen, hace dos fines de semana, los marineros de Arguineguín decidieron abortar misión y no embarcar a la patrona en su tradicional recorrido hasta Mogán tras una disputa con la Guardia Civil por exceso de pasajeros en las embarcaciones que participaban en la procesión. Tras este percance que dejó "a todos" con mal sabor de boca en Las Marañuelas, algunos de los patrones de Arguineguín se plantearon si recibir a la Virgen "a mitad de camino" durante la procesión o esperarla como de costumbre a su llegada al muelle. Hasta la víspera de la travesía, no lo tuvieron claro. Finalmente, optaron por desplazarse hasta Playa de Mogán solo dos embarcaciones de Arguineguín y el resto venerar en tierra a la imagen que custodia la ermita de la plaza Pérez Galdós.

A su salida de la Pequeña Venecia, los marineros de la cofradía de Mogán lamentaban los "malentendidos" que empañaron la anterior procesión marítima en Arguineguín. "Es una pena que por unos pocos que no cumplen la ley, paguemos todos", aseguraba Antonio Medina mientras preparaba su falúa para la faena.

El control de la Guardia Civil de los barcos en general y de su aforo, en particular, ha provocado que muchas embarcaciones de Mogán que participaban en la travesía se quedaran ayer ancladas en el puerto. Al final "los que realmente sienten devoción por la Virgen salen a la procesión", explicó Ángel León, policía local y coordinador del plan de seguridad de las Fiestas del Carmen, tras una breve reunión con la patrulla de la Guardia Civil. "El resto", agregó, "tiene constancia de la normativa y no participa por otras cuestiones".

Desde hace algunos años, según comentaron varios marineros, la procesión del Carmen en Mogán ha pasado de ser un "acto religioso a un jolgorio" con música y bebida a bordo. Además de la ayuda que reciben los patrones del Ayuntamiento de Mogán para gasolina, hay barcos que cobran "hasta 50 euros por pasajero" en este recorrido. De ahí que "algunos" quieran "hacerse el agosto" y "meter a más gente en el barco" de lo que permite el Real Decreto 62/2008, que regula las condiciones de seguridad en eventos náuticos y regatas.

Al margen del "negocio" que supone para algunos la procesión, muchos vecinos de Playa de Mogán acompañan a la Virgen a su salida al mar por pura "admiración" y "tradición".

Sebastián Llovet, más conocido como Chanito, puede presumir de ser uno de los vecinos de Mogán con más procesiones a su espalda. Con 79 años recién cumplidos, Chanito es toda una autoridad en las fiestas. Ayuda a los curas en la eucarística de la plaza de Las Gañanías, carga el trono de la virgen y canta con un altavoz para todo el pueblo. Lo mismo le da una folía que una canción religiosa, lo cierto es que "siempre está preparado" para entonar alguna melodía.

Esta pasión por las fiestas de su pueblo le viene a Chanito, según relató durante la travesía marítima, "desde chiquillo". Su padre lo sacó de la escuela a la edad de los 7 años y le puso una caña de pescar en la mano para que aprendiera a ganarse la vida. Ya por aquel entonces comenzó a ir a la romería del Valle con cestos y jareas porque "las carrozas aún no se habían puesto de moda". Caminaba descalzo desde la playa hasta el pueblo de Mogán -ocho kilómetros de distancia- ya que si se ponía las "alpargatas" se le rompían por el camino.

Primer encuentro

En los últimos 30 años se ha dedicado también a preparar la carroza de Mogán en las fiestas del Pino. Una labor que motivó a que el Partido Popular presentara sin éxito hace apenas un mes en el salón de plenos una moción para que el centro sociocultural de Playa de Mogán llevara su nombre. "Mientras viva, seguiré acompañando a la virgen" en la iglesia y en el barco, asegura Chanito, ya recuperado tras la caída que le dejó hace dos años sin la romería del Pino.

A su llegada a tierra, la patrona de los marineros se encontró con su homóloga en Arguineguín. Entre aplausos, piropos y gritos de emoción, los pescadores acercaron con esmero cuidado ambos tronos en el muelle. El "beso" o reverencia de ambas imágenes logró "poner los pelos como escarpias" a la marea de devotos que aguardaba en el muelle a más de 30 grados de temperatura.

"Es un momento muy especial para nosotros", señaló emocionado Pedro Roque Ruano, marinero de Arguineguín, porque se trata de una muestra de agradecimiento a la Virgen que nos cuida de los peligros de la mar. "Y estoy seguro de que en cada faena, aunque no lo digan en voz alta, muchos pescadores se acuerdan de ella cuando la cosa se complica", agregó el pescador al llegar a Las Marañuelas.

Para sorpresa de muchos, este año ambas imágenes se dieron cita junto a un altar lleno de flores naturales, redes, anclas y "pulperas gallegas". María Trujillo, familia de Los Miranda, y Sergio Mariano decidieron de forma altruista decorar el pequeño santuario del muelle de Arguineguín y "animar" así el ambiente tras la procesión frustrada de hace dos semanas. Sergio, decorador de profesión, se encargó de engalanar a la pequeña imagen que atesora este rincón de la cofradía con ayuda de la floristería Las Pitas. Y María de rescatar los barcos en miniatura de su tío Ángel y esparcir caracolas, peces y estrellitas de mar con mucho gusto por todo el recinto. La obra, que reúne todas las papeletas para convertirse en una nueva tradición en el muelle, levantó pasiones entre turistas, devotos y vecinos. "Nos levantamos a las 7.00 horas y con cuatro cosas adornamos el recinto. Creo que es una forma de contribuir a una fiesta", añadió María, que por primera vez en la historia se ha quedado sin una de sus dos procesiones marítimas de la Virgen del Carmen.