Difícil tarea convertir el Mesón de la Montaña de Arucas en un negocio rentable. Un lugar donde la naturaleza ofrece una atalaya privilegiada sobre un territorio que hace unas pocas décadas mostraba un espectacular paisaje cubierto por las plataneras exclusivamente y que en algunas postales de la época se denominaba Bananaland. Hoy el abandono de muchas parcelas, la proliferación de construcciones (en lugares de gran impacto visual) y las grandes 'heridas' sobre el paisaje de carreteras han modificado la visión bucólica que se regía por las señales horarias del reloj de la Heredad de Aguas.

La localización de la vía de ascenso al pico es un poco complicada y el trayecto forma una espiral que al final nos regala varios obsequios dignos de disfrutar: una construcción de Manuel de la Peña integrada en el espacio y representativa de la arquitectura que marcó nuestra personalidad y reconocimiento en los sesenta; miradores hacia los distintos puntos cardinales de la isla y su horizonte norteño; y un restaurante con una completa oferta para todas las edades y gustos.

Ubicado en uno de los enclaves más llamativos y mejor situados del norte de Gran Canaria, el restaurante El Secreto de Arucas reúne unas condiciones atractivas para el visitante.

El establecimiento, construido por encargo de la Marquesa de Arucas, presenta una estructura amplia y moderna -a pesar de los más de 50 años transcurridos desde su construcción-, que es imperceptible desde la distancia por su acertado emplazamiento y diseño. En la actualidad, el mobiliario y la reforma de sus estancias, han recuperado el encanto inicial para que los usuarios puedan degustar una amplia y atractiva carta con productos frescos de huerta y del mar.

El origen volcánico de las Islas Canarias ha dado lugar a la presencia de numerosas atalayas con excelentes vistas panorámicas de las bellezas del paisaje de las Islas. En particular, en Gran Canaria existen varios ejemplos, especialmente en el norte de la Isla, con llamativos enclaves como el pico de Bandama, Montaña Cabreja (San Mateo), la montaña de Guía-Gáldar, la montaña de Firgas, El Helechal (Valsequillo) o el pico de Osorio (Teror), si bien la montaña de Arucas es una de las mejor situadas para contemplar la comarca norte e, incluso, poder disfrutar de las vistas del Teide o el conjunto volcánico de La Isleta. En la mayoría de estos picos, se han realizado miradores, restaurantes, hostales... Iniciativas que pretenden poner en valor los paisajes de la Isla.

La conquista de Gran Canaria a finales del siglo XV trajo consigo la implantación de la religión católica, con la colocación de sus templos y santuarios más destacados en aquellos lugares donde se rendía culto a los símbolos de las creencias de los antiguos canarios. Los hitos geológicos de la Isla no quedaron al margen de estos usos, con lo cual la propia montaña también cuenta con una cruz que domina toda la comarca. Esta cruz tiene una inscripción en latín: "El día último de 1900". Su uso, además de servir de 'antena' religiosa de todo el norte que se encendía durante la fiesta de San Juan y en navidades. Y no estuvo libre de las inclemencias del tiempo, ya que un temporal de viento la partió por su base, pero tras su rotura y la construcción del Mesón, fue rodada para ser instalada en otro punto de la montaña sobre una base rectangular de sillares de cantería azul propia de la zona de Arucas.

La cima se encuentra a unos 410 metros de altura, con lo que 'oficialmente' no tiene la consideración de 'montaña'. Pero popularmente se la conoce como tal, algo similar a lo que sucede con la iglesia de Arucas, cuya magnífica obra en cantería ha dado lugar a que muchos la denominen 'la catedral de Arucas' sin serlo.

La Isla de Gran Canaria tiene una trayectoria histórica vinculada al turismo. El propio nombre del Archipiélago como parte de la región macaronésica define a la perfección el atractivo que estas Islas han tenido para la cultura europea desde el surgimiento de la literatura clásica, con las obras de Homero ( La Odisea, La Iliada, 700 AdC), donde sitúa el paraíso para los dioses. Esa mitología también se recoge en la Biblia ( Génesis) en los siguientes términos: "Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento, y también el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Y Jehová Dios procedió a tomar al hombre y a establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara".

De ahí que a lo largo de los siglos la leyenda se viera incrementada con la convicción de que el jardín terrenal existía y estaba en la macaronesia, también conocida como las islas de los hombres felices, los campos Elíseos o el jardín de las Hespérides? Y así lo retrató Hieronimus Bosch, 'el Bosco', en su tríptico del Jardín de las delicias, donde Adán y Eva vivían felices junto a un drago, el árbol de la vida. Los artistas canarios crearon el movimiento indigenista, en el que el color, las figuras humanas y la flora giran en torno a un paisaje de tierras volcánicas y geografías accidentadas con sus cuevas como símbolo de identidad y de la íntima relación del pueblo grancanario con la tierra.

El arquitecto José Luis Gago Vaquero, en su obra Manuel de la Peña Suárez, estructuralismo y experimentación en la arquitectura de los 60 (Centro Atlántico de Arte Moderno, 2007), describe el Mesón de la Montaña de Arucas (1963) como una actuación del modelo de implantaciones "con el que el Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria organizaba rutas por el interior de la Isla, en Arucas y sobre el vértice de la montaña en la que se asienta la villa, Manuel de la Peña va a proyectar un mesón que complementa y rentabiliza el mirador sobre el valle de plataneras".

"Sobre la meseta elíptica que dejó la boca del volcán, de aproximadamente 150 x 100 metros. De la Peña dispone una retícula cuadrada de cuatro metros de lado, sobre cuyas aristas levantó pilares y cruzó vigas... forman una estructura muy curiosa... una inesperada construcción inversa que parece tener la cimentación aérea". Y añade "El cerramiento, en cuanto no correspondía a áreas de servicio, era totalmente acristalado y permitía una visión panorámica de los jardines y del paisaje de las cumbres y el océano".

Tras unos 65 años de historia, este establecimiento ha sido gestionado por diversas empresas que marcaron su impronta en el inmueble y en el entorno, tras lo cual se produjo el cierre de la actividad en verano de 2012, reabierto en 2014 con una imagen renovada que rescataba el proyecto inicial del prestigioso arquitecto Manuel de la Peña, un regreso a sus orígenes que incluyen la consideración a los nuevos gustos gastronómicos y de ocio de los clientes.