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San Bartolomé de Tirajana La convivencia de turistas y residentes

Ni rastro de la 'turismofobia'

"Los negocios de la zona de Playa del Inglés estamos sobreviviendo gracias al turismo extranjero", apuntan los comerciantes

La turismofobia no se deja notar en Gran Canaria, concretamente en sus zonas más turísticas, como Playa del Inglés o Maspalomas. Los autóctonos de la Isla conviven pacíficamente con unos turistas que se sienten como en casa.

Gran Canaria es un destino habitual para holandeses, alemanes e ingleses, que tienen en el sur de la Isla su fuerte para disfrutar del sol y la playa, y el punto desde el que se trasladan para conocer el interior de la Isla. Un turismo que sustenta la zona y que da de comer a muchas familias canarias, y que, además, es fácilmente distinguible del turismo que proviene del interior de la Isla.

"Aquí la turismofobia no existe. No se ha notado nada, la gente continúa viniendo igual que antes y aquí nadie tiene nada en su contra", señalan los empleados del Café Mozart. Una de las cafeterías que se encuentra en la avenida de Playa del Inglés, en cuyas instalaciones y alrededores los turistas conviven en paz con los canarios.

Llama la atención el desconocimiento de algunos con respecto a que la turismofobia sea el tema del verano en toda España, y parte del extranjero, con los ataques que se han llevado a cabo en lugares como Barcelona contra las guaguas turísticas o las fachadas de hoteles que han sufrido el impacto de huevos y otros objetos.

El problema de la convivencia entre turistas y residentes sí que afecta a los que viven en los alrededores de las Canteras. Las ganancias del alquiler vacacional han generado que muchos dueños expulsen a sus inquilinos de toda la vida para dedicar la vivienda al alquiler y sacarle una rentabilidad económica mayor. Este hecho se traduce en un descontento de las comunidades de vecinos por los ruidos y trastornos que generan.

Los vecinos piden que se regule para evitar incidentes, sobre todo por la cantidad de personas que entran en las casa y que no cumplen con las normas vigentes. A esto se suma que todos aquellos que tradicionalmente han vivido de alquiler por la zona les sea casi imposible encontrar una vivienda disponible.

Mientras estos hechos se producen en el norte de la Isla, en el sur la fraternidad entre los locales y los visitantes es patente en la orilla de la playa. Los más pequeños se prestan sus instrumentos playeros mientras construyen castillos de arena. Aunque la moda de este verano son las colchonetas en forma de flamenco que se divisan desde la avenida, en la que se mezclan turistas extranjeros y nacionales ataviados con sus bolsos de playa y sus móviles, con los que captar los recuerdos para la posteridad.

Son los restaurantes y los negocios de la zona los que se encargan de distinguir los diferentes tipos de turismo. "El canario o viene con todo de su casa o no tiene un duro. Nosotros vivimos gracias al turismo extranjero", añaden los empleados del Café Mozart. Una afirmación que apoya Helena Weinmann, empleada de Fashion Point, "el negocio se mantiene gracias al turismo extranjero. Los nacionales y, concretamente, los canarios gastan y compran muy poco".

Un turismo que va en aumento cada año, aunque "su calidad es menor", apunta Helena Weinmann. Los países de procedencia son, sobre todo, Holanda y Alemania, "la mayoría del turismo proviene de esos países", y que, hasta el momento, continúan siendo bien acogidos, tanto por los empresarios, como por los vecinos. Es más, uno de los camareros del Pub Dragón es contundente: "Eso aquí nunca va a pasar". Arribó hace varios años a Canarias desde Alemania. "Ya llevo más tiempo aquí que allá y me siento como en casa. Sé como es la gente aquí y estoy seguro que eso no va a pasar".

Los empresarios y empleados de la zona tienen claro que la turismofobia no ha llegado hasta Canarias y que su foco de acción continúa centrado en Barcelona y las Islas Baleares, ante un turismo que consideran que les invade y que se focaliza en el alcohol y las fiestas descontroladas. Un fenómeno que tampoco es típico de las Islas, según los comerciantes de la zona, aunque su calidad haya disminuido, pese al repunte en cantidad que se está registrando.

"Este año hay más turistas que en los anteriores", apunta Alexis Perera de La Casita Canaria. Una de las razones puede situarse en la salida de la recesión económica que estaba sufriendo el país. "El motivo exacto no lo sabemos, pero estos meses de verano el turismo ha incrementado enormemente y notamos que estamos en temporada alta", apunta el servicio de La Casita Canaria.

Los holandeses son fieles en la zona y los que más ganancias dejan a los comerciantes, junto con los alemanes. "El turismo que procede de Holanda es el que más estamos teniendo este año, además de que suele consumir y gastar. Después tenemos a los alemanes que siempre son fieles, además son de los que suelen repetir todos los años", apunta Alexis Perera.

Fidelizar al visitante es lo que buscan los comerciantes de la zona, intentando ofrecer alternativas de ocio y un buen servicio.

Más allá de los vídeos que han circulado en la red de la carrera por las hamacas en un hotel del sur de la Isla, que corrió como la pólvora por las redes sociales, el turismo es bien recibido y ellos se sienten como en casa. "Intentamos venir cada año a la Isla porque nos gusta mucho. Levantarnos por la mañana y ver el sol, después poder venir a la playa. Es un lujo", señala una pareja de ingleses que visita Gran Canaria por quinta vez consecutiva. Junto a ellos otra pareja de ingleses que está aquí por primera vez, pero "no será la última". Ellos se van encantados con el trato y el clima que han encontrado.

Gran Canaria es una Isla de contrastes que satisface los gustos de todos los que la visitan. Desde el campo hasta la playa para poder elegir entre un día de senderismo o una tarde en la arena al calor del sol. El turismo en la Isla es bien recibido y bien tratado por parte de todos, aunque piden que se regularicen determinados aspectos.

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