El beneficiado Baltasar José Rodríguez Dénis y Quintana informaba a mitad del XVIII al Obispado, que según había recabado de la tradición oral, que la imagen de la Virgen había llegado siglos atrás flotando en un cajón a las costas del norte, y que a medida que los porteadores la alejaban de la hoy Santa María de Guía iba aumentando el peso, de tal forma y manera que se tuvo que hacer un alto en el límite del caserío.

La sorpresa es que ese milagro de los pesos se invertía, aligerándose cuando la talla deshacía lo andado, en una forma gravitacional de solicitar el patronazgo de un pueblo que ayer, cientos de años después, volvió a recordarle como reina de la ciudad de Guía.

La realidad es algo más prosaica, según pone al día el cronista oficial de la localidad, Pedro González Sosa, quién con legajos en la mano remite su origen a la imagen que se veneraba desde principios del siglo XVI en la "entonces pequeña iglesia de Guía bajo la advocación de Candelaria".

Procedente de Génova, pertenecía a "la familia de los Riberoles" que la donó a la parroquia para sustituir la primitiva talla colocada" por el fundador de la localidad norteña, Sancho de Vargas.

En cualquier caso, si fue varada o donada, el encanto de la historia no mengua a efectos de devoción, tal y como se palpaba ayer al mediodía tanto en el templo como en la Plaza Grande, con un pueblo en estado de revista esperando al solajero y en las pocas umbrías a que el enorme trono alongara por el portalón. Tras una misa de hora y media presidida por Antonio Perera Pérez, vicario y rector de la basílica del Pino de Teror, y una vez en el quicio del templo era recibida con un caidero de pétalos de colores que festoneaba el frontis neoclásico que diseñara el imaginero e hijo del municipio Luján Pérez cuando apenas contaba con 24 años de edad. Ahí, y después de una salva de desalantes voladores, arrancó la comitiva bajo la dirección de Javier Rodríguez Mendoza la banda de música Ciudad de Guía con Macarena tal y como habían informado los hermanos Alejandro y Rubén Tacoronte, ambos dos buenos trompetistas de la formación y mejores cicerones.

La bajada del pesadísimo trono por la escalera, que siempre provoca algún escalofrío y no pocos sustos, fue uno de los momentos para recordar del día grande de la patrona, justo en el quinto aniversario de su Coronación Canónica.

Tras la imagen que enfilaba la calle Luis Suárez Galván dejando a la izquierda el coqueto laurel de indias también desfilaban los representantes políticos, con el alcalde de Guía, Pedro Rodríguez, al frente, y que no fue el único Rodríguez del día, si se suma a Pablo Rodríguez, vicepresidente del Gobierno y al diputado Román Rodríguez. De otras genealogías, Francisco Candil, viceconsejero de Política Social o los consejeros del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Ruiz, Inés Miranda, Francisco Trujillo y Gilberto Díaz; así como los alcaldes de Gáldar, Teodoro Sosa; de Agaete, Juan Ramón Martín; de Tejeda, Francisco Perera; de La Aldea de San Nicolás, Tomás Pérez; y de Valleseco, Dámaso Arencibia. El recuento de asistentes continuaba con autoridades religiosas y militares y con los hijos adoptivos y predilectos engalanados con las medallas de la ciudad, y un público apostado por las calles de un recorrido en el que no faltaron pétalos en según que balcones con el acompañamiento de piezas como Costalero o Cristo de la Fe. Remataba el cuadro un cielo despejado con un justo punto de brisa que atemperó el agosto.

Fue terminar la procesión que las calles quedaron como si allí no hubiera pasado nada, para coger resuello y avituallamiento para lo que llegaría después, la batalla de flores que se celebró a partir de las siete de la tarde y que era preámbulo del espectáculo Sie7e décadas ofrecido por el cantante de la localidad, Braulio, y la Gran Canaria Big Band en el mismo entorno de la Plaza Grande como colofón al programa festivo de este 2017.

Y para hoy más porque toma el relevo la fiesta de San Roque, que es compatrono de la ciudad de Guía y para el que se dedica un buen número de actos desde hoy hasta este próximo sábado, según informa el Ayuntamiento guiense.

Así desde bien temprano, a las nueve y media de la mañana, ya habrá movimiento en la ciudad con la misa de peregrinos y la posterior bajada de San Roque desde su ermita hasta la iglesia principal, con procesión después de la eucaristía hacia su templo por las calles Luis Suárez Galván, Poeta Bento y plaza de San Roque.

Ya por la tarde, a partir de las cinco y media y también en la plaza de San Roque, comenzarán los juegos tradicionales infantiles a los que seguirá el último pasacalles de papagüevos, desfile que partirá a las ocho menos cuarto para subir desde la plaza hasta la calle Pedro González Sosa, llegar hasta el hospital de San Roque y regresar por el mismo recorrido.

Por la noche, a partir de las nueve y sobre el escenario montado en la citada plaza de San Roque se podrá disfrutar del espectáculo de danza a cargo del grupo de baile andaluz Rafael Fuentes, y tras ellos la velada festiva continuará con la actuación musical del grupo Mariachi Peleón.

Mañana jueves el programa empieza a las siete y media con un concierto de violín de Jany Marrero en la ermita, al que seguirá una conferencia del archivero municipal, Sergio Aguiar Castellano, sobre la historia de este barrio. Esa noche concluirá con el acto de homenaje, a las nueve, a la directiva y jugadores de la U.D. San Roque, ganadores de la Copa Luis Molowny en la temporada 1970-1971.

Los actos del viernes comenzarán también por la tarde, a las ocho menos cuarto, con una escala en Hi-Fi que dará paso a la puesta en escena de la obra La Ayudita a cargo del grupo de teatro Piedra de Molino. La noche se cerrará con el primer concurso de karaoke Fiestas de San Roque.