El Centro de Estancia Temporal de Animales, CETA, acoge a los perros que sus dueños abandonan durante el verano. "Es la peor época del año", aseguró su presidenta Josefa Guedes. Las instalaciones, situadas en Marfú (Ingenio), sobreviven gracias a las donaciones y el esfuerzo de los 60 voluntarios que colaboran a diario. "Son el motor con el que salvamos la vida a estos animales", explicó Guedes.
El CETA tiene la política de sacrificio cero, y así ha sido durante los dos años que lleva en marcha. "Queríamos ser el ejemplo de que se puede hacer sin matarlos", detalló la presidenta. Guedes explica que los perros llegan de muchas maneras hasta el centro. "Hay una gran diferencia entre los perros callejeros y los domésticos", desvela, "los de la calle vienen encantados, pero los que han abandonado llegan con traumas psicológicos y alimentarios que son muy difícil de remediar".
Para Guedes el problema está en la leyes. "No protegen al animal", denuncia. La presidenta aboga por endurecer las sanciones. "Como mínimo deberían pagar una multa y trabajar en un centro como este para que se concienticen", manifestó Guedes, que además le gustaría que el dinero de las multas fuera destinado a centros de acogida.
Los perros que se adoptan en el centro se marchan para no volver. "Hemos dado en adopción unos 900 y tan solo ha regresado uno varios meses después", afirmó Guedes. El CETA entrega a los animales con chip, castrados y tras superar unas entrevistas para comprobar que los adoptantes son los adecuados. "Luego se les hace un seguimiento para ratificar esa adopción, sino se denuncia al nuevo dueño", aseguró.
A Guedes lo que más le preocupa son los problemas psicológicos que afectan a los perros después de ser abandonados. "Son animales sociales, si son de calle van en manadas, y si son domésticos siguen al dueño", expone, "necesitan a un líder, y cuando éste les abandona sufren secuelas que difícilmente superan", sentenció. Guedes, al igual que los muchos voluntarios que colaboran en el centro, trabajan a diario con los canes. "Hay algunos que solo se dejan tocar por mí o por su cuidador más cercano", explicó.
Su hija Sara López, de 25 años, colabora también en el centro. "En mi casa siempre hemos tenido perros que traían de la calle", desveló López. Ahora madre e hija realizan la labor a gran escala. "No lo haremos para siempre, pero por los perros lo que haga falta", explicó Guedes. "El perro es un animal que no nos merecemos, es el mejor amigo del hombre", añadió López. Por el momento ambas piden la colaboración ciudadana para que el abandono y maltrato de animales termine, y que se adopten perros del CETA de Ingenio.
