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Agüimes

A margullar al muelle de Arinaga

Los bañistas huyen del calor a lo largo del litoral de Agüimes, desde la bahía hasta la Punta del Negro

La alerta por calor se acerca. Pasado el ecuador de agosto los jóvenes exprimen los días de verano que les quedan. Jorge Romero acudió con sus amigos del instituto a saltar desde el muelle, un punto caliente de la playa de Arinaga. "Hay que aprovechar ahora que hay profundidad", detalla el joven antes de intentar un mortal. Ayer a mediodía la marea estaba alta, con lo cual se minimizaban los riesgos para los saltarines. "Lo hemos hecho toda la vida y seguiremos haciéndolo", reveló su amigo y compañero de saltos Ayoze Pérez.

Porque para saltar no hay tope de edad, pero sí hay diferencias. Romero y Pérez rondan los quince años y tienen que esperar su turno entre los más pequeños y algún que otro adulto que también se zambulle desde las alturas del muelle. Cuanto más edad tiene el saltador menos acrobacias efectúa. Los menores llegan a saltar hasta cuatro veces por minuto, mientras que un adolescente se lanza dos o tres veces cada vez que se baña. El adulto parece tener una sola oportunidad. Un brinco de entrada al agua sin adornos y ya. "Cuando sea mayor seguiré saltando mil veces", aseguró uno de los pequeños.

Cuesta encontrar un sitio en el muelle durante jornadas como la de ayer. El calor y el buen estado del agua invitaba a sus residentes a pasar el día en la playa. "Aquí no hay microalgas ni cosas de esas", aseguró Pepe Brito, que observaba desde la sombra como sus nietos se bañaban. "Yo les echo el ojo desde aquí por si pasa cualquier cosa", explicó el abuelo, guardián y protector de los menores. Las olas rompen por encima del paseo cuando la marea está alta, cosa que aprovechaban los nietos de Brito para empaparse. "Con el viento que hace alguna que otra gota llega hasta mí", desveló Brito, que estaba sentado en uno de los bancos del paseo.

Pilar Sánchez también aprovecho para traer a sus hijos a la playa. Gerardo, Gonzalo y Gabriel iban todos conjuntados a chapotear en la orilla, momento que su madre aprovecha para tomar el sol y leer el periódico. "Hoy hace mucho viento, pero el día invita a pasarlo en la playa", comentó Sánchez. La vecina de Agüimes aseguró que Arinaga tiene de las mejores aguas de Gran Canaria. "Siempre se está renovando por las corrientes y está muy limpia".

Al otro lado del muelle, en Zoco Negro, Paco López trajo a sus nietos Daniel y Adrián a disfrutar de una mañana de pesca en familia. "Hasta el momento hemos capturado una vieja", detalló López, que enseñaba las diferentes maneras de preparar la caña a los pequeños. "Ellos ya saben, les encanta pescar", afirmó. La felicidad de los menores llega cuando muerden el anzuelo y luchan para sacar al pez del agua. "Es una pena porque hace años sí que había mucho más pescado", reveló López, que acudía a las costas de Agüimes a pescar desde que era joven. "Es una bonita tradición que enseñar a la juventud", declaró.

Porque la playa de Arinaga es una zona tradicional de los vecinos de Agüimes, que pueden reconocerse en el paseo y hasta bajo el agua. "Últimamente se empiezan a escuchar más idiomas en la zona del paseo", reveló Sánchez. Arinaga no es un lugar desconocido para los visitantes, pero nunca ha sido un punto turístico de la Isla. Pero con la introducción del alquiler vacacional por internet, son numerosos los vecinos que optan por esta opción. "Da más dinero y esta zona se promociona como un lugar tranquilo", explico Rosa Cabrera. Porque cada vez llegan a Canarias más visitantes que quieren vivir una experiencia lejos del turismo de masas o los hoteles todo incluido. "Ya se ven turistas con coches de alquiler que vienen a comer o a pasar el día en la playa de aquí", destacó Cabrera.

Arinaga sigue siendo un lugar por descubrir para muchos de sus visitantes. "Los extranjeros que más se ven por aquí son los rusos y los italianos", detalló Sánchez. "Cada vez hay más turismo procedente de Rusia", explicó. Los vecinos destacan que la costa de Arinaga nunca ha sido un lugar frecuentado por turistas. "Casi que reconocer que canarios no son de Agüimes", decía Cabrera. La calidad de sus aguas y la diversidad de zonas en la costa han atraído a tanto turistas como grancanarios. "Es una playa que está muy bien", confesó Francisco García, que vino con sus amigos en coche desde Telde.

La localidad ha crecido en valor durante los últimos años, aunque el concejal de Economía y Turismo del Ayuntamiento de Agüimes lo achaca a una variedad de factores: "No tiene que ver directamente el alquiler vacacional", asegura. Esa revalorización está incluida en parte por la llegada de nuevos vecinos estacionales de larga estancia que no son necesariamente los mismos que siempre habían escogido esta zona como retiro veraniego.

Y no es para menos, la playa de Arinaga luce este verano la primera bandera azul que recibe el municipio de Agüimes y también la comarca del Sureste, un distintivo de calidad que perseguía la Concejalía de Playas del Ayuntamiento hace varios años. "La noticia de la bandera azul ha hecho que muchos grancanarios se animen a venir a Arinaga", explica Cabrera, "otro factor clave ha sido la carretera paralela al polígono, porque todos se perdían ahí", añadió.

Los vecinos aseguran que ha incrementado el número de visitantes, pero no por ello se ha convertido en un problema. "Aquí hay sitio para todos", declaró López, "cuando era joven no había nadie en esta playa, solo los cuatro gatos que veraneábamos aquí", sentenció. Ayer fue un día en el todos los rincones del litoral de Arinaga habían bañistas. Desde la playa, pasando por el muelle y Zoco Negro, hasta Punta del Negro. La piscina natural era el único espacio en el que no cabía una toalla. "Hemos tenido que venir pronto para tener un hueco", desveló Cabrera, que acudió, sombrilla en mano, junto a toda su familia. García, por su parte, tuvo que esperar a encontrar su sitio. "Llegamos un poco tarde, pero juntamos todas las cosas en una esquina y nos fuimos a bañar", detalló, "y cuando uno se marchó y pues le cogimos el sitio", añadió. Arinaga sigue creciendo, pero también acogiendo a locales y visitantes durante los días de más calor.

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