Beatriz Mejías comenzó a sentir interés en el mundo de la política con el movimiento 15-M, en 2011. Empezó a cuestionar, aún en la intimidad, la toma de decisiones del Ayuntamiento de Agüimes en temas sociales. Pero no fue hasta 2013, cuando se prohibieron los perros por el paseo de Arinaga, cuando decidió introducirse en el círculo de Podemos en su municipio. "Cuando no puedes cambiar las cosas desde fuera hay que tomar medidas desde dentro", explica Mejías.

Nacida en Santa Lucía en 1976, su vida siempre estuvo guiada por la fe cristiana evangelista de su familia. "Debido a mi educación mi vida fue guiada hacia ciertos cauces", detalla. Se casó a los 18 años y realizó "todo lo que se suponía que tenía que hace una mujer", explica en el curriculo de la página oficial del Ayuntamiento, donde habla de su vida privada y también cuenta que amuebló su casa, se sacó el carné y compró un coche. A los 26 años se divorció. "No me sentía plena después de hacer todo lo que debía hacerme feliz", explicó Mejías.

Tras ello, decidió investigar sobre terapias alternativas y se formó en reiki, quiromasaje, naturopatía, flores de Bach y cursos de constelaciones familiares, habilidades que también consta en su CV. "Tenía que encontrar una paz interior y con mi pasado para poder seguir adelante", relata. Mientras realizaba estos cursos y buscaba su sitio en el mundo, Mejías no tenía ni idea de política ni que acabaría en ella. "El punto de inflexión fue cuando en 2013 prohibieron pasear a los perros por el paseo de Arinaga", rememoró, "y el colmo fue que no daban alternativas ni se les consultó". Mejías asegura que entiende la política de otra forma. "El Ayuntamiento está para ayudar a la sociedad, no para ponerle impedimentos", aclara. En 2015 entró en política, tras obtener cerca de 800 votos. "Utilizo lo que he aprendido en el pasado en política", expone. "Intento es dar voz a los problemas de los vecinos cuando nadie responde por ellos", asegura. En la actualidad, trata de que Agüimes tome acciones en el caso de los 90 podencos hacinados en Vargas. "Paso a paso", sentenció Mejías.