La imagen de San Nicolás de Tolentino fue trasladada desde La Aldea a Santa María de Guía el pasado mes de junio ante la necesidad de restaurar la "estropeada" escultura, del siglo XVIII y de autor anónimo, explicó el párroco José Miguel Rodríguez. De regreso, se decidió que pasara una noche en El Risco de Agaete, donde fue venerada por los devotos de esa localidad.

La idea inicial era que el domingo, 27 de agosto, la imagen recorriera la nueva carretera de El Risco a La Aldea en un coche al descubierto y que, acompañada por los vecinos, bendijera a su paso la nueva vía. Sin embargo, el fuerte viento a la salida de los túneles del Andén Verde, que arrancó hasta las macetas colocadas en la inauguración, desaconsejó el paseo al libre. Si los anclajes del trono no aguantaban el vendaval, se corría el riesgo de que el santo saliera despedido del vehículo.

"A un vecino llamado Juan Antonio", narró el párroco, "se le ocurrió llevar a San Nicolás en una guagua, como hace la inmensa mayoría de los aldeanos que tiene que ir y venir al norte de la Isla". Y así se hizo, con el patrón a resguardo de la ventolera. Al llegar a las cercanías de la iglesia, ya con el tiempo más calmado, la imagen se bajó de la guagua y se depositó en la parte de atrás de una furgoneta, donde también se exhibía un gran cartel con el lema ¡Y quiero Faneque ya!, alusivo a la reivindicación del segundo tramo de la carretera desde El Risco a Agaete. A mediodía, la imagen entró a la iglesia a hombros de los fieles.

La festividad de San Nicolás, identificada con El Charco y con otras tradiciones paganas de raíces aborígenes, como la Bajada de la Rama, combina sin dificultad lo lúdico y lo espiritual. "La parte religiosa se vive en relación con lo festivo, sin fanatismos, pero sí con mucha devoción", apuntó el cura.